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NARRA GRACE: 

No he encontrado el momento adecuado para abrirme hacia Raymond. Desde aquella última discusión me ha estado evitando a toda costa y es lo que suele hacer cuando he hecho algo mal; detesto eso. 

En cuanto a Christopher... Bueno, no volvimos a retomar aquel tema de irme con él. Sin embargo se han generado muchas nuevas preguntas en mi cabeza. 

¿Qué pasaría si no accediera a irme con él? ¿Que sucedería si le digo que no puedo ser su esposa después de todo? 

Sé que Christopher me dijo que me esperaría, que me daría el verano para pensar en una respuesta y que fuera cual fuera mi decisión nada cambiaría, pero me preocupo por él, no quiero ni imaginar las repercusiones que Christopher tendría si me rehúso a ser su esposa, pero tampoco me casaré por un motivo como ese. 

Deseo conocer al rubio. Hasta ahora he sentido por él tantas cosas, mas algo me indica, tal vez mi instinto, que me oculta muchos secretos más, secretos que probablemente no se siente seguro de compartírmelos aún. 

[...]

NARRA OWEN:

Nos encontrábamos las tres en la cafetería The Garden. Y cuando digo las tres, me refiero a Grace, Amy y yo.

Mi querida amiga, quiso invitar a ésta tercer persona a tomar un café con nosotras. ¿El motivo? ¡Ni idea! Posiblemente se sienta culpable por como la trató la primera vez que se conocieron. Y lo admito, fue algo... ruda.

Amy quiso ir de compras primero. Actuaba algo... extraño. Nos traía de un lado para el otro. Compraba miles y miles de cosas, sobre todo ropa, zapatos y accesorios para el cabello y joyería.

—¡Dios mío! ¡Qué grande es éste lugar! —exclamó ésta, emocionada, al momento de entrar a The Garden. Parecía que nunca había salido de casa.

Grace rió, tímidamente.

—Lo sé, es muy agradable. Además, sirven el mejor café —replicó mi amiga, tomando asiento en nuestra mesa de siempre, al mismo tiempo en que una persona venía hacia nosotras a dejar las cartillas del menú.

Después de unos minutos entre risas, una mesera vino a tomarnos la orden.

—¡Me encantaría probar un poco de lo que los humanos denominan como "café"! —le indicó a la joven.

No pude evitar reír ante la cara que puso la mesera. Amy me comenzaba a caer bien. Era una persona muy dulce, atenta y amable, aquellas con las que es fácil relacionarse y sentir confianza de inmediato.

Una vez que la joven terminó de tomar nuestra orden, se retiró, dejándonos nuevamente solas a nosotras tres.

—¡Estoy exhausta! ¡Dios, la gente es tan amable y todo es hermoso! —chilló, entusiasmada —. ¡El mundo de los humanos es tan interesante! —gritó, ganándose miradas raras de clientes del café.

Grace y yo reímos, haciendo que Amy nos siguiera también, soltando una estruendosa risa. 

—Nunca habías... ya sabes, ¿estado junto a otros humanos? —preguntó Grace.

Amy se tornó seria de un momento a otro. 

—No. Creo que unas cuentas veces, cuando era pequeña, pero no soy capaz de recordarlo. Mis padres son muy estrictos, creen que los humanos no son las mejores criaturas con las cuáles relacionarse —se encogió de hombros —. Además, yo...

La campanilla de la puerta tintineó, indicando que un cliente había entrado al café. 

Desvié mi mirada por un segundo, como acto reflejo y al ver a la persona que había entrado me quedé pasmada en mi lugar.

S U M E R G I D A Donde viven las historias. Descúbrelo ahora