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NARRADOR OMNISCIENTE:

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NARRADOR OMNISCIENTE:

—Ahora dime, ¿quién demonios te ha ayudado a borrarle los recuerdos a mi prometida? —un brillo perverso se hizo notar en la mirada del rubio.     

Raymond permaneció por unos segundos atónito ante la figura tan imponente del chico frente a él. Sin embargo, cuando salió de aquel trancé comenzó a removerse violentamente, tratando de librarse de su agarre.

—¡Suéltame! —bramó el pelirrojo, con furia corriendo por cada fibra de su ser. 

—¡Contesta! —insistió, zarandeándolo en el aire. 

A Ray se le dificultaba cada vez más el respirar, y el rubio pudo notarlo puesto que los movimientos del primo de Grace empezaban a ser más ansiosos y torpes, todo por poder respirar. 

Christopher soltó toscamente a Ray, dejándolo caer al suelo, donde una vez allí tosió hasta poder recuperar el aliento. 

—Eres un maldito, ¡hijo de puta! —vociferó el chico, con una de las palmas de sus manos en el suelo y la otra sobre su cuello, hincado. 

El rubio rió amargamente en respuesta.

Sólo porque eres el primo de Grace es que no te he hecho el más mínimo daño del que deseo hacerte ahora mismo —caminó un par de pasos lejos de Raymond, tratando de calmarse —. Dime de una jodida vez quién demonios te ha ayudo a hacerlo para que pueda largarme a visitarlo antes de que te parta tu rostro. 

Ray ladeó una sonrisa, aún derrumbado sobre el suelo.

—¿Cómo supiste que fui yo? ¿Cómo supiste que estaba involucrado en lo de Grace? 

Si bien, Ray pensaba que pudo haber sido diferente, algo como que lo hipnotizaron a él también y no tenía nada que ver con ésto. 

—Fui a visitarla ésta tarde. Grace... —negó con la cabeza, recordando, tratando de ahuyentar aquellas imágenes —, ella... no pudo reconocerme. La hice subirse al carro y gritó tu nombre en busca de auxilio —soltó una risa, carente de humor —. Tú anteriormente le llamaste con el motivo de que su abuela estaba enferma, y los únicos en casa eran ustedes dos. No hay que ser demasiado inteligente para darse cuenta de que algo sucedió desde ese punto. Además, nunca me caíste bien. 

—Eres un dolor en el culo. 

El rubio sonrió. 

—Dime quién jodidos te ha ayudado, no lo volveré a repetir. 

—¿O qué? No puedes lastimarme, soy el primo de Grace, ella te odiaría si se llegase a enterar de lo que me has hecho.

Una fina línea recta formaron los labios de Christopher. Éste se acercó al pelirrojo y se agachó junto a él, quedando a su altura. 

—Grace no me recuerda —la mirada que le dirigía al pelirrojo estaba tan cargada de indiferencia. Christopher observaba a Raymond como si fuese el ser más insignificante del planeta —. Por lo tanto, no sabe quién soy. No tengo que tocarte para hacerte daño, no pienso mancharme las manos con tu jodida sangre. ¿Qué pensaría tu familia si al día siguiente aparece en el titular de los periódicos "Chico se suicida, aventándose desde el último piso del gran White Pearl Hotel"? ¿O qué pensarían de ésta? "Se encuentra cuerpo sin vida de un chico flotando boca abajo sobre las costas de Santa Monica" —Christopher rió, observando el rostro afligido y a la vez furioso de Raymond.

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