Capitulo 1

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Hoy es un día como cualquier otro, no tiene nada de anormal. El cielo está despejado y el sol brilla en su máximo esplendor, como dije antes, es un día más en el que estoy caminando rapidísimo porque me quede dormida y, como de costumbre, estoy llegando tarde al trabajo pero no puedo empezar el día sin mi café. Sería una tortura escuchar a mi jefa tan temprano sin cafeína en mi sistema, así que decido priorizar mi salud mental y en vez de ir directo al trabajo doblo en la esquina y me dirijo a Jaciro, una pequeña cafetería que encontré hace un año cuando empecé a trabajar en la editorial. Cuando llego está abarrotado de gente pero por suerte veo a Ale y me dirijo con mucho disimulo hasta él.

-Hola Ale, por fin volviste, ¿cómo estás? ¿Cómo fueron las vacaciones?

-¡Isa!- se acerca dándome un abrazo por encima del mostrador -¿Cómo estás? ¿Mi viaje? Como era de esperarse, una mierda, imaginate estar dos semana viajando con tus viejos, tu hermana y la amiga viendo solamente antigüedades que a nadie le importan salvo a los personajes excéntricos que conforman mi familia- y haciendo caras graciosas me prepara mi café con leche con doble shot de dulce de leche.

Me encanta hablar con Ale, es una de las pocas personas que conozco que todavía le gusta hablar cara a cara con alguien. Hoy en día todo el mundo manda mensajes o mails abreviando cada palabra y uno tiene que estar adivinando que quieren decir o aun peor, la nueva moda de publicar fotos con letra de canciones lo cual no tiene ningún tipo de sentido y uno se pasa el día pensando que es lo que quieren decir y si tiene algún significado. También están las conversaciones a través de Skype o Facetime pero, en mi opinión, no son lo mismo que sentarse con una persona y poder disfrutar de una buena conversación. Mientras estoy divagando acerca de las comunicaciones modernas no me doy cuenta que Ale ya terminó mi café y que me lo está entregando.

-Va por mi cuenta- dice mientras me lo da con esa sonrisa torcida que tanto me gusta de él.

-Gracias Ale, te debo una- grito mientras salgo caminando apurada del local para poder llegar lo menos tarde posible al trabajo.

Mientras camino las pocas cuadras que me separan de mi destino me pongo a pensar en mi ex, si ya lo sé, estoy cayendo en el típico cliché de pensar en un hombre que me rompió el corazón hace varios meses atrás pero que ante el menor signo de vida que da yo estoy alerta. Por ejemplo, ayer a la noche me di cuenta que posteo una foto de un lugar al que siempre quisimos ir, de hecho teníamos el viaje planeado y todo hasta que tres días antes me dejara, y puso "me gustaría verte" y yo me pase toda la noche pensando si se refería a mi o a la cascada que cae en la pequeña laguna. A veces no puedo creer como puedo seguir pensando en ese idiota y mientras mi furia conmigo misma crece sigo caminando hasta que sucede algo inesperado... alguien se choca conmigo haciendo que todo mi café se vuelque en mi camisa blanca.

-¡La próxima vez mira por dónde vas!- le digo a quien sea que me choco mientras observo mi camisa empapada.

Cuando levanto la vista con intención de seguir mi camino veo al hombre más hermoso que haya visto en mi vida. Sus rasgos son preciosos, bien definidos lo cual hace que se acentúe su masculinidad. Tiene el pelo corto de color castaño y una barba candado del mismo color. Lleva puesta una remera con la que se nota que su cuerpo esta trabajado, a pesar de que esta no es ajustada, y esa idea hace que me ruborice un poco, pero lo que más me llama la atención son sus ojos, son de color azul tan intenso que me siento hipnotizada por ellos. Veo que él también se me queda mirando, más que nada porque debe estar pensando que me lo estoy comiendo con la mirada, pero no puedo evitarlo hasta que abre la boca y logro salir de mi trance.

-¿No se te ocurrió un insulto mejor que ese? Si queres puedo enseñarte un par- exclama guiñándome un ojo.

Me quedo en mi lugar, estupefacta, no solo por su acento, definitivamente es extranjero, sino más bien porque no esperaba esa respuesta sino algo amable ya que él se choco conmigo ¿O fui yo con él? No importa, no viene al caso, sino que lo importante es que sigo parada delante de este hombre como una idiota, con toda la camisa mojada, sin mi café y llegando más tarde al trabajo de lo previsto. Mi furia no tarda en aparecer, ya que según Ambar, tengo una mecha corta y lo fulmino con la mirada.

-Te agradezco el ofrecimiento pero solo utilizo insultos cuando me chocan hombres no nenes que no tienen nada mejor que hacerme perder el tiempo un viernes por la mañana.

-Tenes toda la razón, imagino que un hombre maduro y respetable no estaría pensando que ese corpiño blanco de encaje te queda demasiado bien para usarlo un viernes por la mañana, deberías probar ponértelo a la noche para salir, serias toda una sensación- se ríe y esto hace que yo quiera sonreír también.

Su sonrisa es definitivamente cautivante y ese hoyuelo en el lado derecho de su boca es demasiado irresistible. A medida que estos pensamientos se abren paso por mi mente me doy cuenta de que este tipo no solo se está burlando de mí sino que encima me está mirando.

-Pero que detalle de tu parte andar dando consejos por ahí, sabes que, voy a tomarlo- me acerco un poco más y le digo en un susurro - pero a los bares me gusta llevar el conjunto rojo, ese nunca falla.

Una vez que las palabras salieron de mi boca me lo quede mirando desafiante esperando que simplemente dejara el tema y siguiera su camino.

-En ese caso decime cuales son los bares que frecuentas porque me encantaría verlo. Yo más que nada para ayudarte y darte una opinión desde el punto de vista masculino, es más, podríamos seleccionar tus mejores conjuntos de ropa interior y hacer un top 5.

Me molestaba la arrogancia con la que hablaba. Era muy atractivo pero no por eso iba a empezar a babearme o a besar el suelo por el que caminaba, así que estaba decidida a no dejar que se quede con la última palabra.

-Cuál sería la gracia de que yo te lo diga, ¡averigualo!- le susurro y en ese momento me mira, no con su sonrisa compradora sino con asombro y algo más que no pude distinguir ya que en ese momento empecé a caminar los pocos pasos que me faltaban para entrar en la editorial.



Hola Lectoras y Lectores!

Muchas gracias por darle a Hasta Encontrarte una oportunidad! Espero que les guste leerlo tanto como a mi me gusto escribirlo!!

Besos

Hasta EncontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora