Final

2K 126 95
                                    


El sábado, luego de casi una semana sin hacer nada salvo llorar y auto compadecerme me quede dormida no sé cuando, deseando despertarme y que mi vida fuese diferente.

-Una mujercita tan linda como vos no debería estar llorando- me susurra alguien.

Enseguida levanté la cabeza al escuchar aquella voz y lo vi, parado cerca mío.

-¿Papa sos vos?- pregunte sin dar crédito a lo que mis ojos estaban viendo.

-Por supuesto mi chiquita que soy yo, ¿quién mas vendría a visitarte?- me dice con una sonrisa en sus labios.

De inmediato me levanto, corro hasta él y lo abrazo. Se siente tan real. No tengo idea de que es lo que me estaba pasando, ¿estaría alucinando? ¿Habría enfermado?

-Nada de eso te sucede Isa, solo quería venir a ver como estabas, parece ser que necesitas ayuda- contesto a mis preguntas que solo había formulado en mi cabeza.

-Te necesito, eso es lo que pasa.

-Puede que me extrañes pero no me necesitas hija, vos podes conquistar cualquier meta que te propongas en la vida y, al margen, ese no es el motivo de tus lágrimas- me responde con toda la dulzura del mundo.

-Papa, tengo el corazón roto, está en mil pedazos y no sé cómo recuperarme de esto. Nunca pensé que sentiría un dolor tan grande después de perderte, pero ahora... toda esta angustia, es demasiado para mí.

-Hija vos sos una luchadora, no podes olvidarte de eso. Aparte no me parece un mal chico, a decir verdad me cae bien.

Lo miro sorprendida ante su respuesta.

-No me mires así Isa, es un gran hombre con un buen corazón que te ama más que a su propia vida, y si, cometió un error pero eso no quita todos los momentos maravillosos que pasaron juntos y no elimina todo el amor que sentís por él.

-Papa quiso estar conmigo porque soy igual a su ex novia.

-Quizás sus motivos en un principio no fueron muy nobles pero al conocerte se dio cuenta que vos sos única y se enamoro. Isa cuantas veces hacemos algo por las razones equivocadas y terminamos dándonos cuenta que en realidad lo hacemos porque queremos y nos hace bien.

Me quede pensando un minuto en lo que acababa de decir mi papa, puede que tenga razón...

-Sí que la tengo mi chiquita.

-Y ¿qué se supone que tengo que hacer ahora?- le pregunto porque necesitaba que me guiara por el camino correcto.

-Yo no puedo decirte eso Isabella Lusino, tenes que averiguarlo vos sola pero lo que si te puedo asegurar es que no quiero verte llorar más, me parte el alma cada lágrima tuya.

-¿Vos podes verme?- le pregunto sorprendida.

-¡Por supuesto! Una persona que ama tanto a otra no se va así como así, puede que no esté al lado tuyo pero siempre voy a estar con vos y verte crecer es el privilegio de mi vida hija. Ningún padre puede estar más orgulloso que yo.

Sus palabras me llenaban de felicidad en uno de los momentos más difíciles de mi vida.

-Te amo papa.

-Yo también y acordarte, cuando algo vale la pena no está mal darle una segunda oportunidad- me dice abrazándome y dándome un beso en la frente.

En ese momento me desperté e iba a empezar a llorar porque no quería que fuese un sueño, necesitaba a mi papa más que al aire que respiro. Él era un buen hombre que la vida me arrebato demasiado pronto. Iba a llorar pero me contuve, así que me levante y fui a abrir la ventana del cuarto para que se respirara un poco de aire puro. Mi papa me había visitado en un sueño, no lo podía creer. Creo que si se lo contase a alguien me tildaría de loca o inestable dada la situación sentimental por la que estaba pasando y cuando pensé en eso recordé lo que me dijo, de como a veces las personas comenzamos a recorrer un camino con una intención o propósito y, luego el mismo recorrido nos cambia y lo que creíamos ya no importa, no sirve, nuestro objetivo cambio.

No sé cuánto tiempo habré estado contemplando la nada, simplemente sumida en mis propios pensamientos pero, de repente, me di cuenta que en la pared del edificio que está en frente hay algo dibujado, algo que antes no estaba. Se trataba del rostro de un hombre, de ojos azules que estaba rodeado por una oscuridad intensa y estaba estirando su mano hacia una luz tan blanca que parecía casi celestial y en ese momento la vi. La luz provenía de una muchacha que estaba rodeada por la misma y ella era verdaderamente hermosa. Tenía pelo castaño y unos ojos verdes muy bonitos. Me quede mirando el graffiti, observando la desesperación del hombre por alcanzarla y fue ahí donde me di cuenta. Ese hombre era Cole, podía ver perfectamente su rostro y la muchacha era yo. En la parte de arriba del dibujo estaba escrito Hasta Encontrarte y recordé la pulsera que me había regalado que estaba guardada en el cajón. Fui a buscarla, la saque y la lleve hasta la ventana mientras miraba el graffiti y me preguntaba cómo había hecho para pintarlo en esa pared, porque convengamos que no tenía un acceso directo y, mientras me perdía en ese pensamiento entendí que todavía me importaba. Lo amaba, lo seguía queriendo y deseando quizás más ahora que en todo el tiempo que pasamos juntos pero a su vez el miedo a equivocarme y el sentimiento de traición crecían dentro de mí a pasos agigantados. No estaba muy segura de que pensar o sentir ya, estaba demasiado confundida y la voz de mi papa resonó en mi mente: "cuando algo vale la pena no está mal darle una segunda oportunidad". Si tan solo fuera tan simple pero no era así, enamorarse y entregarse a alguien era una de las cosas más complicadas del mundo porque tu vida, tus sentimientos ya no te pertenecen, no son tuyos sino del otro y por eso es tan riesgoso el amor, porque una persona es capaz de destruirte o llenarte de felicidad en un segundo y uno no tiene control sobre ese resultado sino no estaría acá llorando como una maricona.

En un momento me pregunte si me arrepentía de haberlo conocido dado todo esto que había pasado y la respuesta me sorprendió porque no, no me arrepentía. A pesar de todo el dolor que sentía Cole me había enseñado muchas cosas y habíamos pasado juntos los mejores momentos de mi vida y por más loco que suene le estaba agradecida por eso.

Ese sueño había cambiado mi despertar, el graffiti mi mañana y el hombre que lo hizo mi vida. No sabía que iba a pasar entre nosotros, lo amaba más que a nada en el mundo pero me sentía tan traicionada que no tenía idea si algún día podría perdonarlo. Es más, no sé si podría verlo de nuevo o serle indiferente. No estaba segura de poder mantener una distancia con él o si no se me partiría el corazón con tan solo verlo, pero asumo que mañana cuando vaya a trabajar, tome el ascensor y la puerta se abra en nuestro piso iba a averiguarlo.


Bueno, llegamos al final del libro! 

Desde ya muchísimas gracias a todos los lectores y lectoras que me acompañaron a lo largo de los capítulos!

Gracias por sus votos y por sus palabras de aliento!

Besos

Hasta EncontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora