Capitulo 15

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Eran las seis de la mañana y yo ya estaba despierta, no me podía volver a dormir, igual ni que hubiese pegado un ojo en toda la noche. Me puse a pensar en las mujeres que debían querer la atención de Cole, lo más probable es que lo sorprendieran con mensajes picantes, fotos eróticas o directamente se le aparecieran desnudas en la puerta de su casa. Evidentemente que ese no era mi plan y me empecé a poner muy nerviosa preguntándome si al final, cuando llegáramos al destino que tenía en mente, no iba a pensar que era una nenita tonta. Tome conciencia de que me interesaba que él tuviese una buena impresión mía no la de una mojigata o con falta de imaginación. No tuve muchas relaciones en mi vida, solo dos, mi novio de primaria con el cual cortamos una semana después de haber empezado a salir y Noah así que, en el arte del coqueteo, era relativamente nueva. En fin, cuando el despertador sonó a las siete decidí que era mejor empezar a prepararme. Opte por ponerme un jean blanco que hacía mucho que lo tenía guardado sin usar, una musculosa color crema y arriba un sweater color azul que me quedaba relativamente ajustado así que se marcaban las curvas de mi cuerpo. No tenía la menor idea de qué hacer con mi pelo así que me lo planche y lo deje suelto y por último pase a maquillarme como lo venía haciendo los últimos días, delineador en los ojos, rímel en las pestañas y brillo en los labios. Nunca necesite aplicarme ni base ni ningún polvo en la cara porque, gracias a los genes de mi papa, tenía un cutis perfecto. Al recordar a mi papa me puse un poco nostálgica y pensé que Cole seguramente le hubiera gustado si lo hubiese podido conocer. Él siempre me decía que tenía que rodearme de gente que me hiciera reír, que me impulsaran a salir de mi caparazón, que me desafiaran y el "Señor arrogante y presumido" está reuniendo todas esas cualidades por el momento.

Quince minutos después salgo de casa y me dirijo al café. Con cada paso que doy me voy poniendo más nerviosa pero cuando doblo en la esquina y lo veo esperando apoyado en uno de los ventanales de Jaciro me olvido de todo, inclusive de donde estoy parada. Tiene puesto un jean oscuro con una camisa de color salmón y un pullover oscuro encima, pero lo más lindo es el gorro que tiene en la cabeza, lo hace ver adorable ahí parado, y de repente él mira hacia donde estoy y sonríe. No existe mejor manera de empezar el día que ver ese hoyuelo en su boca y cuando esos ojos azules miran fijo a los míos verdes siento que esta viéndome el alma así que decido romper el contacto visual y caminar hacia donde está parado.

-Buenos días Cole, ¿cómo estás?- digo dándole un abrazo.

Pasaron dos cosas cuando lo abrace, primero creo que no se lo esperaba y segundo sentí como si no quisiera soltarme.

-Hola Isabella, ¿cómo estás? No me digas que elegiste el color blanco el día de hoy en honor a nuestro primer encuentro.

Me quedo mirándolo confundida ante el comentario hasta que me acuerdo, mi corpiño era blanco el día que me tiro encima el café en la calle.

-La verdad que no, es que como me dijiste que tengo un buen culo me di cuenta que el blanco me lo resalta mas, ¿no te parece?- le pregunto mientras entro rápidamente al café para que no vea que me empiezo a poner colorada ante mi propio comentario.

Una vez dentro me doy cuenta que no hay gente así que directamente vamos al mostrador a pedir. Cole se queda atrás mío eligiendo que va a tomar cuando yo me acerco a Ale para saludarlo.

-Hola Ale, ¿cómo estás? ¿No tenes frio que siempre estas de remera corta?

Él se da cuenta que soy yo y abre la boca haciéndose el sorprendido.

-Isa, ¿qué estás haciendo a esta hora acá y tan bien vestida? No me digas que te estás haciendo la linda por la calle para que alguno te diga un piropo.

-No lo necesita, para eso me tiene a mí- exclama Cole desde atrás mío.

Cuando mi amigo mira quién es el extraño que hablo se queda petrificado y encima Cole decide regalarle una sonrisa y yo creo que Ale se desmaya o se hace pis encima, una de las dos opciones seguro.

-Ale, él es Cole, un compañero nuevo de trabajo- le digo a mi amigo y luego me volteo hacia el "Señor presumido y arrogante".- Cole, él es Ale mi amigo que hace los mejores cafés de toda la ciudad.

En ese momento Cole se acerca al mostrador y extiende la mano

-Encantado de conocerte- le dice mientras se estrechan la mano.

Mi amigo esta embelesado por este hombre que está al lado mío así que antes de que siga adorándolo con esa cara de boludo que está poniendo decido no dejar que siga haciendo semejante papelón.

-Ale, me preparas mi café de siempre y, ¿vos qué queres?- le digo a mi acompañante

-¿Qué me recomendas?- me pregunta.

Me quedo pensando un segundo para luego hablarle a mi amigo.

-Preparale el Machiato con canela y chocolate rallado.

Sin decir una palabra y con la vista fija en Cole todavía, va hacia la máquina para prepararnos el pedido.

-Creo que le caigo bien, aunque si uno se pone a pensar, ¿cómo podría caerle mal a alguien?

Empiezo a reírme en voz alta lo cual hace que él sonría.

-Por supuesto, imaginate que nadie en el mundo podría pensar que sos un egocéntrico sin límites, es más, yo creo que tendríamos que comenzar una nueva religión en tu honor solo para que seas adorado por el planeta entero.

Ahora fue el turno de Cole en reírse y pienso para mis adentros que es un sonido hermoso su risa y el siguiente pensamiento que cruza mi cabeza es, ¿desde cuándo me volví tan cursi? Mientras estaba en mi mundo pensando en cómo las mujeres a veces podemos volvernos unas románticas empedernidas me doy cuenta de que Cole está en la caja hablando con Ale y pagando los cafés. Mierda, ese no era el plan.

-¡Para Ale, no le cobres a él que me tocaba invitarlo a mí!

Ale me mira confundido ante lo que acabo de decir.

-¿Te toca invitarlo a vos? ¿O sea que Cole ya te invito? Uffff amiga, vos y yo nos debemos una charla parece pero es tarde, ya pase su tarjeta.

-Tenes que estar más atenta la próxima vez Isabella - contesta Cole y sonríe.

Dios mío, creo que, al final, la que se va a desmayar o a hacer pis encima voy a ser yo.

Hasta EncontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora