Capitulo 16

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Una vez afuera del local Cole me mira expectante y yo saco un pañuelo rojo de mi cartera y le señalo los ojos.

-Agachate un poco que tengo que cubrirte los ojos y no llego.

Él es varios centímetros más alto que yo, calculo que debe estar rodeando el 1.84 y ni siquiera con mis botas con taco lo alcanzo. Me mira y aparece su sonrisa traviesa.

-Isabella si vamos a jugar algún tipo de juego sexual o tenes planeada alguna perversión me gustaría ser el único que lo disfrute, no que lo hagas en mitad de la calle.

Por supuesto que me pongo colorada pero pienso retrucarle su comentario y para eso me acerco más a él.

-Créeme Cole cuando te digo que si estuviese planeando hacerte al menos una de las cosas que me imagino cada vez que pienso en vos no estaríamos parados en la calle ahora- le susurro mirándolo a los ojos.

Cuando me alejo un poco me doy cuenta que está sorprendido ante mi comentario. ¡Perfecto! Es a lo que estaba apuntando, a ver, soy un poco tímida y para nada lanzada pero a veces una mujer tiene que salir de su zona de confort, ¿no?

-Dale, agachate que tenemos que caminar doce cuadras y vamos a llegar más tarde al trabajo de lo que tenía planeado- le explico.

No había apartado su mirada de mí desde que le hice ese comentario.

-La verdad que cuando creo que estoy empezando a conocerte y sé que vas a decir o hacer vos me sorprendes haciendo lo opuesto. Sos un misterio constante para mí y eso me gusta- asegura con la voz un poco ronca mientras se agacha para que le vende los ojos.

Una vez hecho esto, lo tomo del brazo y lo ayudo para empezar a caminar. Mi plan es recorrer doce cuadras hasta Godoy Cruz y Paraguay donde está el primer graffiti que vi y me encanto y desde ese entonces que empecé a prestar atención cada vez que veía uno. No sé si va a pensar que es una estupidez pero bueno, esta soy yo, esta es la clase de cosas que se me ocurren o me gusta hacer así que veremos qué pasa una vez que lleguemos. Mientras caminamos, él con los ojos tapados, noto que ante una bocina u otro ruido o mismo cuando pasa alguien cerca se tensiona y, aunque me intrigaba saber porque lo hacía no tenía planeado decir nada hasta que Cole rompe el silencio.

-Deberías saber cuánto confió en vos que estoy dejando que me lleves vendado vaya uno a saber a dónde.

-No seas tan gallina che, ya casi llegamos al descampado donde pienso torturarte para después dejarte ahí tirado- digo y se ríe pero en ese momento decido agregar. -Gracias por confiar en mi igual, me di cuenta que pareces un poco tenso desde que te vende los ojos.

Al principio no dice nada y yo tampoco lo obligo a que me responda pero después escucho como suspira y empieza a hablar.

-Es que aunque no lo creas soy un Marine, estuve en la Guerra de Afganistán. Cuando sucedió la tragedia del 11 de Septiembre en NYC yo estaba en Barcelona. Mientras veía por la televisión lo que estaba sucediendo no podía creerlo y en cuanto pude volé a Estados Unidos y me enliste. No sé si lo sabías pero yo nací allá, en Key West, es la isla más al sur del estado de Florida y bueno, cuando llegue me uní a mi pelotón y partimos. De mas esta decir que lo que pase y vi allá no fue nada agradable. Después de mi primer viaje me dieron de baja, estaba muy traumatizado, había perdido muchos amigos y no estaba preparado mentalmente para la brutalidad que se viven en tiempos de guerra ni para quitarle la vida a gente por mas mala que sea, aunque me estuviesen atacando ellos a mí. Así que desde ese momento no me gusta no ver que es lo que pasa a mí alrededor porque no puedo controlar la situación, así que tenes que saber que confió mucho en vos ya que te cedí el control.

Cuando termino de hablar mi mente estaba aun procesando lo que había dicho. En ese momento me pare y pensé en lo doloroso que debió ser para él vivir lo que vivió. Odio las guerras, no solo porque muchos de los ataques involucran a gente inocente sino también por las secuelas que deja en aquellos que participan en ella. Decidí que le iba a sacar la venda, no había razón por la cual tenía que hacerlo pasar un mal momento pero en cuanto quise hacerlo él me agarro por los brazos.

-No, no te preocupes, está bien, confió en vos, aparte según mis cálculos no puede faltar mucho más para que lleguemos a destino y acabes conmigo, salvo que el plan en verdad sea llegar tardísimo al trabajo y que nuestra jefa se encargue de ambos.

Sonrió y decido respetar su decisión. Cole todavía me tenía agarrada por los brazos lo cual me daba una sensación de satisfacción, como si estar en contacto con él me diese seguridad, pero no era momento de enfocarme en mí o lo que yo sentía, quería tratar de reconfortarlo.

-Quiero que sepas que no me puedo imaginar por lo que pasaste pero creo que es extremadamente valiente lo que hiciste por tu país, decidiste arriesgar tu vida para mantener a millones a salvo, gente que ni conocías pero tu instinto fue defenderlos. No se tu familia y sé que quizás no valga mucho viniendo de mi porque no nos conocemos, pero estoy orgullosa de vos Cole y si algún día queres hablar de esto sabes que podes contar conmigo.

Acto seguido, antes de que pudiese pensar en lo que estaba haciendo me acerque y lo bese en la mejilla. Se sorprendió, al igual que yo, de lo que había hecho pero sonrió como un nene con juguete nuevo lo cual me hizo sonrojar. En ese momento lo volví a tomar por el brazo para recorrer las tres cuadras que nos faltaban y agradecí que tuviese los ojos vendados todavía.

Caminamos lo que nos faltaban hablando de tonterías, después de su confesión no creo que pudiese tocar ningún tema importante. Todavía me había quedado pensando en lo que debe haber vivido y me di cuenta de que su arrogancia era lo mismo que mi sarcasmo, un muro, una pantalla que no permitía que nadie nos viese como en realidad somos, pero yo lo estaba viendo a él así que, me pregunte, ¿cuánto tiempo iba a tardar él en verme a mí? Y eso me dio pánico.

Hasta EncontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora