El sábado me levanto tarde teniendo en cuenta que con Ambar, después de la nochecita que tuvimos, nos fuimos a comer unas hamburguesas con papas fritas así que lo primero que aparece en mi mente (después del dolor de cabeza producto de las cervezas que tome) es que las ensaladas van a estar en mi menú del día.
El día pasa bastante lento ya que llueve a cántaros y no puedo salir a caminar por lo cual estoy bastante aburrida. Odio la lluvia porque te imposibilita de hacer miles de cosas y aquellas personas que dicen que para algo está el paraguas yo les contesto que ese artefacto no sirve para nada. Nunca voy a entender como con tantos adelantos tecnológicos no existe algo mejor que un paraguas porque, aparte, siempre te terminas mojando igual ya que el viento no hace que las gotas caigan en línea recta y ni hablemos de cuando se te da vuelta en plena tormenta, me ha pasado y no es divertido, puedo asegurarlo. Y no solo odio la lluvia sino que el invierno también, me molesta profundamente tener que ponerme miles de prendas para intentar no congelarme y después cada vez que llego a un lugar tener que sacarme todo, es un verdadero incordio. Y acá estaba yo, en mi casa, aburrida y sin chances de salir no solo por la lluvia sino por el frio que hacia afuera así que hice lo único que me restaba, le mande un mensaje de texto a Ambar, por lo cual, demás está decir que mi situación era desesperante para que yo recurriese a la tecnología.
-"Hola nena, ¿cómo estás? ¿Estás haciendo algo en este momento? ¡Estoy aburrida como un hongo!".
Diez minutos más tarde me suena el celular haciéndome saber que mi amiga me había respondido.
-"¡Isa! En verdad tenes que estar aburrida para escribirme o ¿es que te estás modernizando? ¡No me digas que estas pensando en abrirte una cuenta en Facebook porque me muero! Jaja. Estoy por salir con el chico que conocí ayer, me invito a tomar algo".
A veces pensaba en cómo me gustaría ser un poco más parecida a mi amiga, ella salía siempre que podía con un chico mientras que yo no me sentía cómoda saliendo por el simple hecho de hacer algo. Dos veces me deje convencer por Ambar para ir en una cita con alguien que no me llamaba la atención y terminaron ambas siendo un desastre. Sé que quizás no dejo entrar a cualquiera en mi vida pero tengo la esperanza de que haya una persona en el mundo por quien valga la pena interesarme, y, justo en ese momento se me aparece en la mente ese extraño de ojos azules. Admito que es muy hermoso y, a pesar de su arrogancia y egocentrismo, hay algo en él que me atrae, disfruto mucho molestarlo y pelearlo, me entretiene y eso es algo nuevo para mí, y mientras pienso en este hombre misterioso y desconocido quiero abofetearme mentalmente, ¿qué estoy haciendo? Él es de lo más irritante que existe, jamás podría interesarme por una persona así y sin embargo no lograba sacarlo de mi mente, no entiendo cómo puedo estar pensando en un hombre al que vi dos veces y en ambas ocasiones lo único que hizo fue sacarme de quicio.
Después de unos diez minutos meditando esto llegue a dos conclusiones, primero que me gusta pelearlo porque no puedo permitir que este espécimen vague por la tierra pensando que es un adonis al cual todas las mujeres le debemos admiración, no señor, yo no iba a permitir que doblegase a mi feminista tan fácilmente y segundo que estoy teniendo demasiado tiempo libre y lo estoy malgastando. Unos veinte minutos después recordé que Ambar me había enviado un mensaje así que decidí responderle.
-"Bueno, mucha suerte en tu cita, cualquier cosa si necesitas irte antes mandame un mensaje".
-"¡Vos siempre tan positiva! Tengo un buen presentimiento de este chico, si empezamos a salir capaz tiene algún amigo lindo".
Se caía de maduro cuales eran las intenciones de mi amiga con ese mensaje. Nunca más iba a dejar que Ambar me organice una cita con alguien que no conozco.
-"¿Vos pensas verdaderamente que te dejaría emparejarme con un desconocido, por tercera vez?".
Dos minutos después recibo se respuesta.
"Dicen que la tercera es la vencida! Jaja".
No le contesto mas porque sino vamos a empezar a discutir sobre mi vida personal y no estoy de humor. Me pongo a pensar cuál sería mi tipo de hombre, aquel que me haga suspirar y nuevamente mi querido cerebro me juega una mala pasada haciéndome recordar una cara y unos ojos con los que quería mantener distancia. Decido distraer mi mente y ponerme a leer el libro de Florencia Bonelli que empecé esta semana, se llama Nacida bajo el signo de acuario. Me encanto desde el momento que leí el título porque habla de cómo los signos tienen cierta influencia en nuestra personalidad que es justamente lo que pienso yo así que sentí que estaba haciendo algo productivo, aunque lamentablemente la lectura no hizo que Cole se fuera de mi mente ni por un segundo. No sé porque sentía que me estaba metiendo en un problema, tenía la sensación de que no iba a ser fácil librarme de él, y, muy dentro de mí no estaba segura de querer hacerlo tampoco.
Cuando oscureció decidí que esta noche iba a ser como la mayoría, lo cual implicaba estar tranquila en la cama mirando Netfix y lo estaba logrando hasta que me llega un mensaje de texto. Lo primero que pasa por mi mente es que es extremadamente raro que alguien me escriba ya que todo el mundo sabe que odio los mensajes pero me fijo igualmente ya que quizás podría ser mi amiga. De más esta decir que cuando veo el nombre de Noah en la pantalla de mi celular me sorprendo.
-"Hola preciosa, ¿a dónde vas hoy? Avisame así te invito el trago que te debo".
Podría hacerme la interesante y decirle que todavía no sé que voy a hacer o alguna otra excusa que suelen utilizar las mujeres para dejar a un hombre colgado esperando una respuesta concreta pero se me da pésimo mentir así que soy sincera.
-"Hola, ¿cómo estás? Hoy a ningún lado, mi plan es mirar Netflix hasta quedarme dormida, muy interesante ¿no te parece? Jaja.
Pasaron unos 15 minutos hasta que me llega el siguiente texto.
-"Que te parece si salís de tu casa y nos juntamos, definitivamente soy más interesante que mirar la tele, asumo que estarás de acuerdo conmigo".
La verdad que sus comentarios no me estaban cayendo muy bien y admito que, no se cual de los dos planes me resultaba más interesante, pero de lo que sí estaba segura era que no me sentía motivada a salir con este día solo para verlo.
-"La verdad Noah que hoy prefiero tener una noche casera y tranquila, este cuerpo no aguanta dos noches seguidas de fiesta jaja".
Trate de ser lo más simpática que pude ya que no estaba en mí ser mala o descortés, salvo que la situación lo ameritase.
Su nuevo mensaje llego veinte minutos después y para ser honesta habría sido mejor que nunca lo hubiese mandado ya que cuando lo leí monte en cólera.
-"Dale, no te hagas desear que nunca te salió muy bien".
Y con esa frase tan simple hizo añicos mi buen humor, ¿cómo se atreve a menospreciarme de esa forma? De seguro si le pregunto mañana me va a dar la excusa que estaba en ebrio y no sabía lo que hacía o decía pero no es justificativo incluso si fuese verdad. Y en mi momento de furia me salió la mejor respuesta que le di en años.
-"Creo que estas equivocado, no es que nunca me salió bien es que vos nunca me deseaste lo suficiente, pero es historia antigua. Que te diviertas. Besito".
A los diez minutos el celular volvió a sonar y jure para mis adentros que iba a bloquear a Noah por imbécil pero cuando me fijo veo que era un número que no conocía.
-"Creo que mi sueño de ayer no le hizo honor a tu belleza, aunque cuando te paraste como dominatriz con ese conjuntito rojo...".
Nolo puedo creer, ¡es él!
Hola Lectoras y Lectores!
Espero les haya gustado el capitulo, si es así no olviden votar!
Besos
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Hasta Encontrarte
RomanceEs increíble como dos personas pueden conocerse en un segundo y cambiar sus vidas para siempre... Isabella Lusino es una mujer simple, un poco tímida y extremadamente sarcástica. Cole Waylen es un hombre de mundo, seductor nato y un tanto arrogante...