Capitulo 11

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Todos están sentados aplaudiendo mientras que yo me paro y lo miro. Esta hermoso, más que hermoso, esta para comérselo todo y no parar nunca. Lleva puesta una camisa de color crema que resalta su tono de piel además de sus ojos y unos jeans ajustados que hace que cualquier mujer fantasee con lo bien equipado que puede estar. Dios mío, no puedo creer que él se vaya a encargar de la sección de turismo. Suerte que hoy decidí venir vestida decentemente, no me hubiese querido imaginar si venía como la vagabunda que aparece por acá los lunes a la mañana. Estoy ensimismada en mis pensamientos hasta que la voz de Cinthia me baja a tierra.

-Isabella, ¿qué estás haciendo?

Cuando la escuche no entendí muy bien a qué se refería hasta que me di cuenta que todos habían dejado de aplaudir y que seguían sentados en sus lugares. Mire a Ambar que tenía su vista fija en mí haciéndome señas de que me siente y ahí es cuando caigo en cuenta, soy la única que esta parada y mirándolo como si fuera un dios al cual estoy adorando. Por favor, me quiero matar hasta que de repente Cole abre la boca.

-Bueno, veo que mis encantos funcionan ya sea que hable o que no- dice en tono gracioso y todos se echan a reír en la sala.

En ese momento me pongo colorada como un tomate y me siento rápidamente fulminándolo con la mirada. Me había dejado en ridículo, en frente de todos mis colegas, en mi trabajo. No lo puedo creer. Que hombre, no ni siquiera merece esa categoría, que nenito tan egocéntrico y maleducado que era. Después de mi papelón y su comentario ruin y despreciable se hablaron un par de temas a los cuales no preste atención y cuando se termino la reunión salí como un rayo de ahí adentro. Por suerte Ambar se dio cuenta que no estaba de humor porque no tenía ninguna intención de pararme a hablar con nadie. Rápidamente llegue a mi escritorio y me centre en mi trabajo sin dejar de maldecir a ese idiota por el papelón que acababa de hacerme pasar. Diez minutos después lo veo parado al lado mío pero yo mantengo los ojos en la computadora sin siquiera dignarme a mirarlo.

-Bueno, esta sí que fue una mañana interesante y por cierto, estas muy linda, ellos jeans te hacen un culo tremendo.

Levante la vista para ver como sonreía con arrogancia.

-Vos estás loco y sos una mala persona- le digo totalmente irritada y de repente me mira serio. -¡No tenes idea o más bien si la tenes pero no te importa el papelón que me acabas de hacer pasar! ¿Esto es otro de tus juegos para vos? Porque para mí no lo es, es mi trabajo- digo casi en un grito pero logro controlarme.

Me sigue mirando completamente serio y me da la sensación que es la primera vez que lo dejo sin palabras. Al cabo de dos minutos de estarnos mirándonos y sin que ninguno diga nada resoplo, pongo los ojos en blanco y miro de nuevo la computadora pero él sigue ahí, al lado de mi escritorio. De repente y sin que me dé tiempo de nada, gira mi silla, se agacha y quedamos a pocos centímetros el uno del otro. La intensidad de esos ojos azules hacen que todo el cuerpo me tiemble, o quizás es porque me está agarrando las manos, no sabría decirlo con exactitud pero a pesar de esto no me deja moverme ni deja de mirarme.

-Te pido disculpas Isabella si pensas que te hice pasar un mal momento, pero en cuanto te paraste y me miraste note como todos te estaban observando, algunos pensando ya en decir algo para hacerte quedar mal y otros devorándote el cuerpo con la mirada así que, decidí que para no hacerte quedar peor ante un comentario mal intencionado de alguno o terminar yo en la cárcel por cagar a trompadas a uno de esos imbéciles que te miraban fijo el culo lo mejor era hacer un comentario gracioso y listo.

No esperaba semejante confesión y admito que mi bronca disminuyo bastante pero yo no necesitaba que él me saliese a rescatar como si fuese una dama en apuros.

-Mira Cole, agradezco en parte el gesto pero no necesito que me ayudes o salves, te dije mil veces que no soy como todas que te hacen ojitos para que les des un poco de atención.

-Me importa una mierda lo que hagan, piensen o digan las demás, solo me importas vos.

Y lo dijo tan serio que no sabía que decir. De algo estaba segura, no estaba jugando, no estaba siendo arrogante o diciéndolo solo para hacerme cabrear sino que lo estaba pensando en serio y eso me aterraba así que decidí romper el contacto visual lo que hizo que me soltara las manos y se alejara un poco de mi.

-Bueno, si te importa lo que pienso deberías saber que en este momento solo hay un pensamiento que invade mi mente- digo mientras me mira serio, expectante- Sos un cabrón- agrego y le saco la lengua. Empezó a reírse y ahí estaba ese hoyuelo que tanto extrañe estos días que no lo vi.

-Entonces, ¿vas a ir después del trabajo a ver el graffiti? Podemos ir juntos si queres.

Decidí hacerme la interesante ya que seguía un poco enojada por lo que había hecho.

-¿Después de tu comentario triunfal? Estás loco si pensas eso, aparte, me había olvidado que tengo que ir a casa a separar las medias blancas de las de color y como sabrás eso es un trabajo que requiere tiempo y concentración.

En su cara aparece una sonrisa traviesa y eso hace que me dé un poco de miedo lo próximo que va a salir de su boca.

-Por supuesto que te entiendo, cuando vienen las chicas a casa a ordenar se pasan horas también, pero deberías considerar las consecuencias de no jugar Isabella, porque acordarte que este es mi juego y son mis reglas- anuncia mientras se da media vuelta y se va dejándome pensando que quizás no estaba lista para jugar este juego o quizás, simplemente, no estaba preparada para él.

Hasta EncontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora