Capitulo 27

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El viaje en moto es alucinante, primero porque estoy pegada a Cole y agarrada de su cintura. Podría jurar que cuando subí y me acomode para agarrarlo soltó un gruñido, tendría que preguntarle cuando llegáramos pero disfrutar del paisaje fue una experiencia única. En un momento estábamos sobre un puente de poca altura y lo único que se veía hacia un lado y al otro era océano, una inmensidad de color azul tan cristalino que me entraron ganas de reír y llorar al mismo tiempo. Pocas veces vi algo tan espectacular como esto.

Una vez que arribamos a Key West ya era de noche así que todo estaba iluminado únicamente por las farolas en las calles y me puse muy feliz al ver que lo que había idealizado se quedaba corto en comparación con la realidad, todo en esta isla tenía vida. Se veía como la cultura estadounidense se mezclaba con la latina. Había muchos restos y pubs donde la música sonaba y te invitaba a que bailes a su ritmo. Ni hablemos cuando pasamos cerca de la Bahía, mi primer impulso fue bajarme de la moto andando y correr hasta allá pero pensándolo mejor decidí que no sería una muy buena idea. Antes de venir había estado viendo en Internet todos los lugares para poder visitar, aunque Cole seguro ya los conocía todos, había nacido acá, pero esperaba poder encontrar algo nuevo para que fuese nuestro. Cuando Cole detuvo la moto estábamos frente al Sheraton Suites Key West, de mas esta decir que no necesitaba el nombre de Sheraton para uno darse cuenta de que era lujoso. Nos despedimos de Anthony agradeciéndole y prometiendo que antes de irnos lo íbamos a volver a ver. Cuando entramos al hotel era hermoso y su ambiente era cálido, hasta casi podría decirse romántico. Nos acompañaron a la habitación que era una suite de una cama con un balcón que daba al océano. Por supuesto que lo primero que hice fue salir y disfrutar de la vista. Parecía una imagen sacada de una película o esas que se ven en las postales, no podía creer que estaba tan cerca del agua y mientras pensaba en estas cosas sentí como mi novio me agarro de la cintura y se apoyo contra mí.

-¿Te gusta?- me pregunta.

Me di vuelta para verle la cara.

-Cole, es lo más maravilloso del mundo, aunque no sé cómo vamos a pagarlo, este viaje, este hotel, la habitación son las cosas más lindas que me han pasado en mi vida. No tenes una idea de lo extasiada que me siento de estar acá con vos. Sos un hombre maravilloso y una de las pocas personas que conozco que tiene un corazón tan grande- le digo y lo beso.

-Me alegra de que te guste y vos no tenes que preocuparte por nada, lo único que quiero es que disfrutemos y que trabajemos, por supuesto- contesta riéndose y acto seguido bosteza.

En ese momento me doy cuenta de que se lo ve cansado, y como para no estarlo, bajamos del avión y estuvo manejando todo el trayecto hasta acá, así que reprimo mis ansias de salir a caminar y explorar mientras me dirijo a la cama.

-¿Qué estás haciendo?

-Estoy abriendo la cama, me imagine que íbamos a dormir tapados por las sabanas- bromeo y le saco la lengua.

-Pero ¿no queres ir a recorrer la ciudad? Te conozco y sé que debes estar demasiado entusiasmada como para irte a dormir.

-Tenes razón pero vos estas cansado, se te nota y, aunque sé que serias capaz de salir solo para que yo este contenta lo cual me hace quererte aun mas, quiero que descanses porque te puedo asegurar que estos días no te voy a dar tregua, vamos a recorrer todo desde la A hasta la Z.

Cole se queda quieto en su lugar, mirándome muy serio.

-¿Me queres?- pregunta con muchísimo asombro.

Y una vez que hizo la pregunta quiero golpearme varias veces, no me di cuenta cuando estaba hablando de lo que decía. Por supuesto que lo quiero, lo hago desde hace varios días. Desde que lo conocí hasta ahora me fui, de a poco, enamorando de él. Mi cerebro que era tremendamente racional no entendía como había podido suceder en tan poco tiempo pero mi corazón sabia de lo que estaba hablando.

-Por supuesto que te quiero Cole- susurre y no me dejo agregar nada más porque corrió hasta mí, me tumbo en la cama y me beso con pasión.

Estuvimos un largo rato así hasta que me agradeció que hoy no saliéramos y nos fuéramos a dormir y me prometió que estos días me iba a dar un tour privado por toda la isla.

Cuando nos acomodamos, él abrazándome y apagamos la luz cerré los ojos pero no podía dormirme, estaba demasiado exaltada. Al cabo de veinte minutos siento la voz de Cole.

-Isabella ¿estás dormida?- pregunta bajito en forma cautelosa.

-No, ¿paso algo?- pregunto dando la vuelta inmediatamente.

-Solo quería decirte feliz cumpleaños señorita pequeña y sarcástica- dice y me besa.

-¡Gracias! Me encanta el nombre con el que me bautizaste, es muy original de tu parte- comento y me rio. -Hablando en serio muchas gracias por este viaje, por este regalo, es mucho más de lo que me hubiese podido imaginar o desear y no tenes idea de lo que significa para mí.

-No tengo idea de lo que hablas, yo solo vine para ver a mi mama. Igualmente este viaje no es tu regalo de cumpleaños, sino este- me explica y agarra del cajón de la mesita de luz una cajita alargada de color azul.

Cuando me la da noto enseguida que la caja es muy suave, casi aterciopelada y me genera mucha intriga saber que hay adentro. Cuando la abro veo que se trata de una pulsera de oro y tiene una placa con un grabado "Hasta encontrarte" con una flor en cada extremo idénticas a la que me había dibujado y atrás la fecha en que nos conocimos, cuando me tiro el café. Mi corazón estallo de puro amor y, en ese momento, me di cuenta que estaba totalmente enamorada de él. Lo mire a los ojos y estaba sonriéndome y no pude evitar empezar a llorar mientras él me ponía la pulsera en la mano.

-Esto es para que te acuerdes que no importa donde estemos siempre voy a luchar por vos.

No sabía que decir, en realidad si sabía, quería decirle que lo amaba, que jamás había sentido algo así por alguien. Que se había convertido en una persona esencial para mí en muy poco tiempo y que sin él sentía que no podía respirar. Que lo único que quiero es que estemos juntos y hacerlo feliz, porque, a pesar de que tuvo una vida dura su corazón era puro y enorme. Que ninguna mujer en el mundo es más afortunada que yo. Todo eso quería decirle pero me lo guarde, tenia muchísimo miedo, no solo por la respuesta que él podía darme sino por lo rápido que estaba sucediendo todo, así que en vez de decir algo lo bese con fervor a lo cual me abrazo y entrelazamos nuestros cuerpos hasta el punto que no se podía distinguir donde empezaba él y donde terminaba yo, éramos uno. Cuando me miro a los ojos su azul nunca fue tan intenso como ahora. Me sentía feliz entre sus brazos y eso significaba muchísimo para mí. Después de una media hora de caricias, besos y charla decidimos que lo mejor era descansar un rato para aprovechar el día de mañana así que apagamos las luces y nos acomodamos para dormirnos y justo en ese momento escuche la voz de Cole.

-Yo no solo te quiero sino que te amo Isabella- me dijo muy suave al oído y eso fue lo último que recuerdo antes de quedarme dormida en sus brazos.

Hasta EncontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora