Capitulo 29

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Después de tanto caminar ya se estaba haciendo de noche pero Cole insistía con ir al mar. Yo no quería desilusionarlo, después de todo él estaba haciendo de mi vida un cuento de hadas así que me calce la malla enteriza y salí del baño.

-Me queres explicar ¿qué es eso y por qué lo tenes puesto? Cumpliste 26 Isabella no 86.

-Esta es la malla que traje- contesto un poco enojada y frustrada.

-Bueno, ahora mismo vamos a comprarte una bikini.

-Es que no quiero una bikini- le explico un poco más irritada.

-¿Por qué te empeñas en esconderte cuando deberías dejar que todo el mundo te vea? No te entiendo, me paso todo el tiempo pensando en cosas que te demuestren lo que vales, lo importante que sos, lo enamorado que estoy de vos y siempre terminas escondiéndote o no dejándome entrar en tu vida. Es bastante frustrante.

Me quedo callada y tengo ganas de llorar porque tiene toda la razón del mundo y cuando estaba por decirle que me perdonara siguió hablando y se lo notaba no enojado sino decepcionado.

-No hace falta que vayamos a la playa, me voy a caminar un poco por la Bahía, no tardo más de diez minutos así vamos a cenar- dice y sale por la puerta.

Me pongo a llorar, no puedo haber cagado todo. Tiene razón en todo lo que me dijo, siempre está intentando demostrarme todo lo que siente y haciéndome saber que valgo más de lo que yo pienso y se lo frustrado que esta, lo he visto en Ambar mas de una vez cuando me dice las mismas cosas. El problema es que no es fácil decir todo lo que me paso, hablar de mi pasado, no quiero que después de que confiese todo me tenga lastima, que me vea como algo roto, no quiero que me mire de la misma forma que lo hizo Noah, pero me doy cuenta que él no es mi ex, que puedo confiar en Cole. Estoy muerta de miedo pero decidí salir a buscarlo y contarle todo, lo cual no va a ser nada fácil, pero estoy segura que después de decírselo me voy a sentir mejor. No quiero terminar mi cumpleaños de esta forma y más importante, no quiero estar así con él, no quiero que se sienta frustrado porque todo lo que hace significa más que nada en el mundo para mí.

No espero ni un minuto más, me cambio, me calzo mi short y una remera corta, dejando que se me vea parte de mi panza y el ombligo. Me miro en el espejo, respiro profundo y me digo a mi misma que este hombre me ama y no me va a ver diferente después de que hablemos y salgo de la habitación.

Me dirijo a la Bahía con la esperanza de encontrarlo antes de que emprenda la vuelta al hotel y de repente lo vi. Estaba con la mirada perdida y tenía el ceño fruncido, verdaderamente se notaba que se sentía frustrado. Me pare detrás de él y lo abrace. Estuvimos un rato así hasta que se da vuelta y me mira.

-Veo que te cambiaste- comenta mientras me toca la parte de la espalda que esta descubierta y cuando se aleja un poco para verme mejor se fija en mi cicatriz. Se acerca a mí preguntándome con los ojos si puede, yo lo dejo y me levanta un poco la remera. Mi cicatriz se extiende por toda mi panza y, debido al tipo de cicatrización que tengo no es finita sino que es grande y es súper visible. Él suelta mi remera y yo estoy petrificada en mi lugar. Lo que hace a continuación me toma por sorpresa ya que me toma la cara entre sus manos.

-Eso no te hace menos hermosa sino todo lo contrario. No sé exactamente que te paso, aunque reconozco que me gustaría que me cuentes para entenderte mejor, pero sea lo que sea que te haya pasado estoy seguro que se necesito coraje y valentía para sobrellevarlo. Creo que esa cicatriz te hace aun más hermosa por eso, porque a pesar de haber pasado por una mala situación sos una persona alegre que tiene un brillo propio tan intenso que lograste alumbrar mi propia oscuridad. Te amo Isabella, no me cambia en nada esto.

Bueno, no era la reacción que estaba esperando, o en realidad es lo esperaba en una parte oculta de mi ser pero tenía miedo que no fuese a ocurrir. Sinceramente podría en este momento besarlo y dejar todo como esta pero quiero contarle todo, necesito decirle lo que me paso porque no tiene ningún sentido estar con él si tengo que esconder algo tan grande.

-En un rato voy a pasar a besarte por un largo tiempo pero, en este momento quiero contarte mi historia.

Él me sonríe, me da la mano y nos sentamos.

-Bueno, antes que nada quiero que sepas que esto es muy difícil para mí porque no lo hablo con nadie, literalmente, salvo con mi psicóloga y tuve que contárselo a Noah, mi ex, pero eso no salió muy bien que digamos ya que después me veía como algo roto pero bueno... a lo que voy es que estoy nerviosa pero quiero contarte mi historia para que nunca vuelvas a pensar que no aprecio todo lo que haces por mí. Ya sabes que mi papa falleció, yo tenía 10 años, era chica y no sabía muy bien cómo superar la perdida y estaba muy triste, lloraba todos los días. Mi papa y yo éramos muy unidos, él era mi héroe, mi modelo a seguir, mi compañero en buenas y malas. Soy consciente que, por lo general, los hijos tienen más relación con sus madres pero no era mi caso, mi madre y yo nunca nos llevamos bien. Desde chica nunca quiso compartir tiempo conmigo, me crio mi papa así que, naturalmente, cuando él se fue al cielo quede devastada. Mi madre no me soportaba, me gritaba todo el tiempo, me culpaba de todo lo malo en su vida por ende se volcó a la bebida y salía casi todas las noches dejándome sola.

A medida que le iba contando me apretaba la mano, tenia bronca, estaba enojado pero ahora que había empezado no podía parar, tenía que terminar.

-En fin, dos años más tarde se caso con un hombre, se llama José y me caía bien. Era mayor que ella, un hombre muy maduro que tenía su propia empresa de papelería y a mí me encantaba ir a verlo trabajar. Nos llevábamos muy bien, de hecho muchas veces pensé que le había visto a mi madre, pero al poco tiempo se separaron ya que ella solo salía de joda y a veces ni volvía a casa. Cuando cumplí los dieciséis años se volvió a casar con Jonathan. El era muchísimo más joven que ella, tenía 27 años en ese momento así que imaginate, estaba súper orgullosa de haberse conseguido un jovencito. Era un hombre copado, no era muy grande así que compartíamos algunos gustos más que nada musicales. Una noche, yo estaba viendo el mapa que teníamos con papa porque lo extrañaba muchísimo cuando él entro. Al principio no pensé nada malo, no era la primera vez que entraba a mi cuarto para hablar o decirme algo. Se sentó en mi cama y me dijo que estaba preocupado por mi mama así que doble el mapa, lo deje a un lado y le preste atención. No sé qué fue lo que me hizo sentir incomoda porque no estaba haciendo nada fuera de lo normal pero la intención de la gente muchas veces se nota y la suya no era buena. De repente me puso la mano en la rodilla y empezó a subirla diciéndome que era una chica muy linda. Al principio estaba en shock y pensaba que esto no podía estar pasándome a mí así que cuando salí del trance le pegue una cachetada y salí corriendo de mi casa.

Cole estaba que echaba humo, tenía la cara transformada por la rabia que sentía y me interrumpió.

-Maldito hijo de mil puta, que cagón, si pudiese matarlo lo haría, ojala me lo cruzase para explicarle bien lo que es ser un hombre, asco me da y furia me produce saber que tuviste que pasar por eso vos sola Isa, te prometo que jamás en la vida nadie te va a hacer daño y menos tocarte un pelo.

Deje pasar el comentario de que me había llamado Isa porque el ambiente no estaba para hacer bromas, tenía que terminar de hablar y sacarlo todo afuera.

-Cole,eso no es todo- le explico y hago una pausa porque sé que tengo que terminar loque empecé.e-Q0-

Hasta EncontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora