Los gemelos Channy

21. Cicatrices qué paralizan

Lía

El chico desnudo ignora mi grito y agarra la venda con sangre, poniéndosela nuevamente en su mano.

—Se... se va infectar... —le digo intentando no mirarlo.

—Callate Noah, estoy de mal humor...

¿Y se puede saber cuándo está del bueno?

Se gira al armario y mis ojos se abren en grande al ver su espalda. Tiene cicatrices, como de... ¿Latigazos?

—No comprendo... —se me escapa de la boca y me mira.

Observo otra vez la cicatriz que tiene, pero bajo su ojo, es obvio que si las comparas, tienen la misma forma. Aunque es más pequeña a diferencia de las demás.

Frunce el ceño.

—¿Qué me ves?

—¿Quién... ¿Quién te hizo eso?

—¡¿Qué te importa?! —me grita y sigue buscando en el armario —maldito calzón... —se queja —¡Si alguien se robó mi ropa interior, lo mataré! —grita.

Ruedo los ojos.

—Tú siempre matas a todo el mundo...

Se gira y me mira irritado. Puedo notar que aún está afectado por el alcohol, incluso aunque se haya duchado.

—Te violaré, si no te callas —amenaza.

¡¿Qué?! ¡¿Acaba de decir que va a violarme?!

Chillo y retrocedo cuando se acerca, pasa su mano por mi costado, pero para mi sorpresa sólo agarra su pantalón, el cual estaba sobre su cama. Sonríe estando cerca de mi rostro.

—No seas cobarde, nenaza ¿Por qué iba a hacer algo tan asqueroso? —se ríe —¡Estúpido! —grita en mi oído y me caigo sobre la cama —que bobo... —se burla mientras se pone el pantalón sin su calzón.

Definitivamente sigue borracho, ni siquiera cuida sus partes.

Se tira boca abajo sobre el colchón y me sobresalto. Termina abrazándome y grito.

—¡¿Qué te pasa?! —chillo —¡¡Loco y bipolar!! —lo agredo y forcejeo intentando zafarme.

Parece semi dormido, tiene los ojos cerrados y se aferra a mi cuerpo, mientras estoy completamente sonrojada.

—¡¡Sueltame, loco!! —insisto.

—Noah... —susurra dormido —me gustas mucho...

¿Qué acabo de oír? Quedo paralizada... Tyrone es... ¡¿Gay?! Bueno eso... Explicaría muchas cosas.

Eso no es lo importante ahora. No logro zafarme, incluso aunque forcejeo con todas mis fuerzas. Lo único que me queda es gritar.

—¡Saquenme de aquí!