Los gemelos Channy

125. El creador del juego

Noah

Heinz está desesperado, no hemos encontrado a Bruno, ya han pasado las horas. Estoy muy preocupado, por la angustia que veo en sus ojos y la herida que tiene en su nariz. Ha dejado de sangrar, pero aún así está hinchada.

—Vamos a la enfermería, y de paso le avisamos a un profesor —le ofrezco.

—¿Será tarde ya? ¿Se habrá ido del colegio? —se agarra del cabello —¿Qué voy a hacer? —camina de un lado a otro.

—Heinz, ¿Me estás escuchando? —lo miro preocupado —llama a tu casa —doy otra opción.

Se detiene y me mira.

—¿Y si lo hago y es para peor?

—Si no lo intentas, no lo sabrás —opino.

—Deja de lloriquear, Eglesfield —me sobresalto al oír la voz de Tyrone.

Me giro a verlo.

—No te das cuenta que es un tema delicado... —aclaro nervioso.

—Delicado es que haya caído en la misma trampa de unos gemelos por segunda vez —bufa —esto es patético...

—¿Qué quieres Tyrone? —expresa Heinz irritado —no tengo ganas de ver tu rostro.

Sonríe.

—Digo lo mismo, —lo señala —pero con más énfasis después de cómo te deje la cara, ahora sí que no te puedo confundir con Copito —se ríe.

Su ánimo ha vuelto...

Hace unas horas estaba llorando y ahora vuelve hacer el mismo demonio de antes.

—¿Por qué estás tan feliz? —se da cuenta Heinz también.

—Porque todo el mundo se ha olvidado quién es el malo de esta película —mueve los dedos —yo soy el creador del juego y yo soy quién lo termino.

De eso no tengo duda pero... ¿En qué está pensando y por qué? La montaña seguro ya se me escapó hace tiempo, así que sólo queda averiguar el qué está pasando y creo que muy pronto lo voy a saber.