130. Comienzan los torneos

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Heinz

Noah está enfadado y con todo el valor que consigue, se levanta de su asiento irritado y con los ojos humedecidos. No es para menos, Bruno se ha aferrado a mí desde que volvió, además de que mi pequeño rubio ya sabe toda la verdad.

Le dije que confiaba en él, así que mientras mi hermano estuvo desaparecido, fui contándole poco a poco la "cosas" que me fueron sucediendo durante todo este tiempo. Hasta mis secretos más oscuros.

Y hablando de secretos...

—Ya no confías en mí, ¿Por qué te comportas así de nuevo? —le aclaro a Bruno recordando que cuando se fue, ni siquiera me dejó alguna señal para que lo encontrará y lo salvará como siempre lo hace con sus juegos macabros, porque es evidente que se hirió. Levanto su muñeca y frunzo el ceño —eres incorregible... —opino al ver una lastimadura en su piel.

Deja de prestarle atención a Noah, y levanta la cabeza para mirarme. Posa un dedo en su boca, ese gesto tan fastidioso.

—Si Heinz se porta mal, yo lo castigo...

Frunzo el ceño.

—El que se porta mal eres tú.

Hace cara de angustia, se aleja, corre hasta el pelirrojo, agarrándose de su brazo y mirándolo como un niño pequeño, me señala.

—Yo me porto bien, díselo Emma.

El chico se ríe y le da dos palmaditas en la cabeza.

—Claro que sí, mientras no pienses en enterrar gente.

—¡No, no, no enterraré gente! —expresa como si fuera un nenito pequeño con los ojos bien abiertos con cara de inocente.

—No lo soporto... —farfulla Noah y se sienta poniéndose angustiado.

María le sonríe.

—No te preocupes ¿Quieres? —le da dos palmaditas en el hombro y le ofrece jugo.

Él lo toma y vuelve su ánimo.

—Gracias...

De repente hay un estruendo, todos nos sobresaltamos, veo como la mesa con todo lo que tenía cae al suelo y miro al causante.

Adiós, paz.

—¡Tyrone! ¡¿Pero qué te pasa?! —grita Lía furiosa cuando ve como su comida ha terminado en el suelo —¡¿Por qué pateaste la mesa?! —corre hasta él y lo agarra de la ropa —¡¡Maldito gato!! —grita muy irritada.

Le golpea la mano y se levanta de su asiento abruptamente, entonces ella retrocede, por su parte él mira a sus amigos.

—¡¡Dan, Gregor, nos vamos!! —ordena, se gira en dirección a la salida y ambos lo siguen.

—¡¡Maldito perro faldero!! —se queja Lía de su novio el cual obedece a su amigo.

—Lo siento... —se disculpa el castaño e igual retrocede y se dirige a la puerta.

—¡Genial, nos vemos mañana! —expresa el pelirrojo alegre.

Tyrone se da vuelta a mirarlo, lo observa con notable odio y entrecierra los ojos.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Es que mañana comienzan los torneos... —Bruno apoya su dedo en su boca y responde por él —nuestras escuelas están inscriptas.

¿Qué?

Me sorprendo y miro a Dan.

—O sea qué... ¿No me mentiste?

El castaño se ríe.

—Nunca dije lo contrario, sólo use una excusa válida, para que Tyrone los viera.

Los gemelos ChannyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora