247. Apuesta arriesgada

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Tyrone

Bruno patalea mientras está sobre mi hombro e intenta buscar su tenedor, pero yo ya me precipité a este y se lo quité a tiempo.

—Bájame ¡Tramposo! —grita.

—Lo haré cuando estés seguro.

—Ya no voy a ir a ningún lado, así que bájame —insiste más sereno y deja de patalear.

—No te creo nada, un mentiroso experto como tú, esta vez no me engañará —sonrío —solo debo hacer oídos sordos a tus súplicas, sean válidas o no —exclamo con confianza.

—Un profesor te oirá —expresa en un tono sombrío.

—¿Intentas todas tus técnicas? —me río —primero niño caprichoso, luego te haces el bueno y ahora todo lo contrario. Creo que no te está funcionando, Copito.

—Tú te lo buscaste —presiona la herida de mi espalda.

—¡Ag! Eso es trampa —lo bajo de mi hombro por el dolor, aunque no se espera que solo sea hasta mi cintura —hola —sonrío cuando mi cara está en frente de la suya.

Él sigue con el ceño fruncido, pero sus mejillas se han sonrojado.

—Bájame por completo o te arrepentirás de no haberlo hecho.

—No, yo estoy muy cómodo —con una mano sostengo una de sus piernas para que no se pueda bajar y con la otra su su cintura así no se suelta.

—Entonces gritaré —toma aire.

—No seas caprichoso —empujo su espalda contra la pared para liberar una de mis manos y taparle la boca —. Me costo evitar al profesor —le aclaro aunque lo sabe, por esa razón me muerde —¡Ay! Que agresión —muevo la mano y me río.

—Si crees que no voy a luchar estás equivocado.

—Lo sé, lo sé —repito sonriente —pero yo no te he hecho nada.

—¡Clara que sí, no me estás dejando ir! ¡¿Esa te parece poc...

—No grites más —Le tapo la boca otra vez —. Auch —me muerde de nuevo —Copito, deja de hacer eso, me dejarás marca.

—No hasta se me ocurra otra idea —se relame los labios.

Me acerco a su rostro.

—Y si sólo me seduces, creo que con esa táctica te iría muy bién —me muerdo el labio inferior.

—No, gracias. Me parece un acto innecesario.

—¿Innecesario? —rozo sus labios —. Vamos Copito, hace cuanto que tú necesitas de ese tipo de actos.

—Cállate —mueve la cara mi boca se queda tocando su mejilla —pervertido —se queja.

—Aquí entre nos ¿Quién de los dos tiene más fantasías? Anda Copito, ambos sabemos que tú me ganas —susurro en su oído —más ahora que antes. Ya sabés, por tú abstinencia —le mordisqueo la oreja.

—¿Tú qué sabes? Pude haber estado de fiesta y no te enteraste —me empuja la cara —¡Aparta!

Aprisiono sus manos y entrecierro los ojos.

—No te creo.

—No importa —forcejea.

—Olvidemos eso —me vuelvo a acercar a su rostro —hace ya tiempo que no nos besamos ¿cuando fue la última vez? ¿cuando te hiciste pasar por Heinz y sentí tu perfume? Ese hechizante perfume —repito —¿No creés que respeto demasiado tu espacio, Copito? Si hubiera sido otro, sería muy diferente. Ya te hubiera obligado y sin embargo, seguimos aquí, hablando.

—Tus palabras no me afectan.

—Entonces muerdeme y me aparto, no te molestaré más —hago una apuesta arriesgada y lo beso rápidamente.

Los gemelos ChannyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora