Los gemelos Channy

43. Un verdadero acosador

Lía

Me detengo en la puerta del cine y le mando un mensaje a Gregor. Pensar que tuve que darle el número, que fastidio. Espero que no sea un problema en el futuro, ya que es el celular de Noah.

Recibo un mensaje.

"Te estoy viendo, que linda estás hoy"

Me titila el ojo cuando lo leo. Ese maldito perro dónde está. Miro para todos lados.

—Me encanta cuando me haces caso —oigo en mi oreja y rápido me aparto. Al girarme veo su maldita sonrisa —la chica ruda está a la defensiva, va a llover.

—¡Callate, perro! —le grito y frunce el ceño cuando lo llamo de esa manera —ay ¿Te dolió? —me burlo —pobre...

Sonríe.

—Sigue participando... Aunque te convendría mantenerme alegre —advierte.

—¡Ya me puse falda! —levanto los puños —¡¿Qué más quieres?! —grito.

—Por ahora, sólo ver la película —levanta las entradas.

Maldito imbécil...

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Al terminar la película, me compro más palomitas. Esto está delicioso.

—Te volverás gorda —opina.

Lo apunto con el dedo.

—¡Corro todos los días, imbécil! —lanzo los pochoclos al tacho luego de que termino.

—Lo sé... —dice tranquilo.

Levanto una ceja.

—¿Lo sabés?

—Sé más de lo que crees —saca un cigarro cuando salimos del edificio.

—¡No fumes! —me quejo.

—Cierto —lo guarda —sino cuando te bese tendrás olor a tabaco —se ríe.

—Intenta eso y te rompo la cara de un puñetazo —amenazo.

—Vale, seré bueno —se pasa la mano por el  pelo —pero sólo hasta qué tú quieras —me guiña el ojo.

—¡Sigue soñando y ya dime qué quisiste decir con qué sabés más de lo que creo! —me dió curiosidad y ya que no tengo nada que hacer, mejor averiguo —¡Habla! —grito levantando las manos eufórica.

—¿Debería? —se ríe.

—¡¿Qué sabes tú de mí, acosador?! —vuelvo a gritar.

—Chica ruda qué le gusta correr y dar golpes —comienza a contar y me quedo mirándolo —deporte favorito, el béisbol. No te guardas nada al momento de hablar —cuenta con los dedos —tu comida favorita son las papas ¡Ah! Y eres una fanatica de las estampitas, en especial las de deportes —se ríe —tambien eres algo despistada, porque lo pierdes todo... Por si te preguntas por qué lo sé. Agarre una, una vez del suelo. Iba a devolvertela, pero nunca hablas con nadie aparte de tus amigas.

Quedo tildada un segundo y lo miro desconcertada. Intento ocultar mi asombro.

—Eso no es nada... —camino rápido y me sigue, pero me paralizo cuando dice lo siguiente.

—Eres la chica que llora en el baño cuando descubre que sus amigas hablan mal de ella a sus espaldas ¿O me equivoco?

No sé qué me pone peor, recordar el pasado o qué él lo sepa. Perro, monstruo y ahora un verdadero acosador.