232. En mi cuello

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Lía

Mi espalda está contra la pared, las manos de Gregor en mi cintura mientras me agarro de su chaqueta y me besa.

—Nos va a ver alguien, estúpido.

—Y que vean —vuelve a unir sus labios con los míos.

—Hay que ir a clases...

Se ríe.

—¿Desde cuando eres tan aplicada? —me besa otra vez.

—¡¿Te burlas de mí?!

—Siempre —su mano desciende.

—¡¿Dónde estás tocando?! —me sonrojo.

—Hace mucho que me tienes en abstinencia y cuando perdiste la memoria, no podía darte ni un beso, mínimo déjame tocar tu colita —se ríe.

—¡No! —le grito avergonzada.

—Ay que mala —me vuelve a besar.

—¡¿Tienes una adicción con mi boca o qué te pasa?! —agito la mano —¡¡No puedo respirar!!

—Puedes respirar con la nariz —regresa nuevamente a unir nuestros labios.

—No te burles de mí... ¡Y no me muerdas el cuello, perro! —chuponea allí y yo chillo —¡Imbécil! —lo golpeo.

Se aleja pero luego se relame los labios satisfecho.

—He dejado mi marca.

—¡¿Cómo te atreves?! —me toco el cuello —¡Pervertido!

—Tranquila, no soy un hombro lobo, no te convertirás en perro —se ríe —pensé que me golpearías antes, duramos bastante.

Levanto el puño.

—Ven aquí, a ver si te quieres seguir burlando.

—Vale, vale, me rindo —levanta las manos sonriente —ya me voy a clases —retrocede.

—¡No te vayas! —grito cuando se empieza a ir —¡¿Cómo tapo el chupón?! —aumento la voz pero ya se me fue, así que me tiro de los pelos —¡Maldito perro faldero del gato! ¡Ag!

Camino furiosa dirigiendome a mi aula y me detengo cuando Linzy me bloquea el pasó.

—¿Y tú qué quieres?

—¿La mentirosita quiere jugar conmigo? —sonríe ocultando algo detrás, a lo cual le resto importancia.

Me había olvidado por completo de esta loca, después de todo me tiro por las escaleras cuando la rechace. Parece que descubrió que ya recuerdo, que peligro.

—No tengo por qué darte explicaciones —la esquivo.

Me agarra del brazo y me sobresalto, cuando siento un pinchazo en el cuello. Apoyo mi mano allí y respiro con agitación, me giro aturdida a mirarla. Tiene una jeringa vacía en su mano, me acaba de inyectar algo, no sé el qué, pero me siento mareada y mi vista comienza a borronearse. Entonces en un segundo todo se vuelve oscuro, pierdo la conciencia.

Los gemelos ChannyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora