148. Sentimiento mutuo

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Noah

Estoy sentado en una de las sillas del comedor, termino de comer el postre y Heinz me sonríe.

—¿Estaba rico?

—Sí... —digo tímido.

Levanta los platos de la mesa, los lleva a la cocina, segundo después regresa y me ofrece su mano. La cual agarro sin desconfianza y me hace seguirlo. Al llegar al cuarto cierra la puerta, yo solo me quedo callado mirando sus acciones, aunque parece que no le molesta.

—Ahora regreso —me da un beso en la frente, luego veo como se dirige al baño.

Reacciono, ¡Oh cielos ya estoy aquí y mis nervios quieren hacerme correr!

No seas cobarde.

Camino por la habitación mirando seguidas veces, que la puerta del cuarto no se abra. Llego a la mesita de luz y observo un adorno para distraerme. No dura mucho, ya que no había notado la presencia de los otros objetos.

¡Hay un preservativo! No lo toques... Concéntrate en otra cosa.

—¿Qué es esto? —levanto un frasquito y leo la etiqueta —"lubricante..." —me sonrojo aunque no sé para que se usa eso.

Oigo la puerta del baño, entonces rápidamente dejo el objeto y retrocedo, volviendo al lugar donde estaba parado antes. Heinz me sonríe.

—¿Investigando?

—¿Eh? Yo no... Hice nada —siento como si el corazón se me fuera a salir de la boca por culpa de estos malditos políticos nervios —eh... Mm... Yo... —balbuceo cuando se me acerca y me sobresalto cuando su mano toca mi chaqueta —¿Qué? —digo cuando se ríe.

Levanta los dedos.

—Una hojita —me muestra.

—¡Oh! —me sorprendo, lo que me distrae, en lo que aprovecha para besarme. Entonces reacciono y le correspondo. Se separa a unos centímetros, dejándome suspirar —Heinz...

—No tengas miedo Noah, no quiero a hacerte daño, jamás se me cruzaría por la cabeza —acaricia mi mejilla y vuelve a besarme —solo quiero demostrarte mi afecto.

Eso sería lindo si no estuviéramos en un contexto pervertido. Cuando la conciencia arruina el momento.

Une sus labios otra vez con los míos y noto como comienza a desabotonar la chaqueta, que luego termina en el suelo. Me agarra de la cintura y me guía hasta la cama. Mi espalda choca con el colchón cuando me inclina hacia atrás subiéndose sobre mí.

Más besos se aproximan a mi rostro mientras nuevas caricias pasan bajo mi remera. Mis ojos se abren en grande y me sonrojo cuando se quita la suya. Ya había olvidado ese sexy torso, que una vez había visto en aquel jardín al que me llevó.

—¿Todo en orden? —pregunta tranquilo sonriente.

Me sobresalto.

—Sí... Sí...

—Genial, porque ahora me voy a deshacer de algo que me está molestando.

¿Eh? ¿De qué habla?

Se acerca a mi cuello y lo mordisquea. Entonces me acuerdo de la marca de Tyrone, que vergüenza. Termina chuponeando un largo rato allí y cuando se siente satisfecho, cambia su acción a quitarme la remera. Luego sin previo aviso me saca las zapatillas y el pantalón.

¡Estoy apunto de quedar completamente desnudo, sálvese quién pueda!

De repente me gira y no sé lo que ocurre. Eso me pasa por no ver animes yaoi. Me sobresalto nuevamente cuando besa mi espalda con delicados besos que me hacen derretir.

—Noah, eres adorable... —expresa en un susurro que se nota acalorado y siento como su mano avanza desde mi cintura hasta mi ropa interior.

De repente, cuando se introduce en mí, muchas sensaciones se producen. Entre el movimiento de la cama y las emociones que Heinz puede crearme, siento que desvarío. Me agarro fuerte de las sábanas y me centro en la más importante, nuestro sentimiento mutuo.

Los gemelos ChannyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora