Los gemelos Channy

177. Preguntale a Bruno

Heinz

La tal Linzy se sienta en el lugar de Adelaine, saca una lima de uñas de su escote y sube sus piernas sobre la mesa.

—¿Saben? Addy no me incluyo en la idea de la cena, estoy muy enfadada —hace puchero —eso no se hace, ya le llegará el karma —apoya la pincita en su boca y se queda pensativa —vinimos aquí para decir algún secreto ¿verdad?

—Ese es el punto de esta reunión —expresa Gregor enfadado —no tiene sentido todo esto —rueda los ojos y luego mira a Lía —deberíamos irnos.

—Ciertamente yo no voy a decir nada pero... —vuelve a limar sus uñas —¿Por qué no le preguntan a Bruno? Estará encantado de responder —se ríe.

La miro desconcertado.

—¿Qué tiene que ver Bruno?

—Él ya no hace esas cosas —lo defiende Noah, lo que me hace sonreír.

—Mm yo no confiaría tanto...

—¡Cállate, zorra! —le grita Lía.

Ella frunce el ceño.

—Definitivamente no me gusta ese apodo, menos cuando no aceptaste mis presentes.

—No tiene sentido esta conversación —me levanto de mi asiento —vámonos Noah.

Él asiente, entonces Gregor y Lía nos siguen también. Linzy le tira unos besitos al aire a mi cuñada y esta hace cara de horror, acelerando el pasó, así que empuja a su novio para que vayan más rápido.

Al alejarnos, vamos caminando por la vereda a unos metros de ellos. Así que cada pareja tiene su espacio, en la bonita noche estrellada.

—Me da miedo que esa chica este molestando a mi hermana —confiesa Noah mientras avanzamos en el camino agarrados de la mano —yo no soy como ella, pero me encantaría defenderla como lo ha hecho conmigo —expresa esperanzado.

—Lo haces, le das todo tu apoyo —lo aliento.

—Sí, pero yo quiero hacer más —hace puchero y pone cara triste.

—No te preocupes, ya veremos como lo arreglamos.

Sonríe y se pone feliz.

—¡Sí! —grita alegre y lo robo un beso —¡Eso es trampa! —expresa sonrojado.

—Tal vez, pero a que te gustó.

Levanta el dedo despacio y de manera tímida.

—Un poquito...

—¿Cómo es posible que haya tanta ternura en un solo chico?

—Siempre dices lo mismo y me confundo —exclama intentando comprender.

Lo rodeo con mi brazo y lo acerco hasta mí mientras seguimos caminando.

—Déjame, yo me entiendo.

Me río y él lo hace también. Delante vemos que Gregor lo susurra algo al oído a Lía y ella se sonroja, pero luego lo golpea. Aunque después, ambos se ríen también.

Que bueno ver muchas sonrisas.