260. "Despedida"

1.5K 227 20
                                    

Adelaine

Oigo mis pasos en eco en el largo pasillo que dirige a las visitas del nuevo psiquiátrico. El señor Bleiker ha conseguido que me dejen verla, a pesar de que en el primer mes no se permiten las visitas. Abro la puerta y veo que levanta la vista, mientras se mantiene sentada, pero me sonríe.

—Que pálida te ves, Addy. Deberías comer más.

—Linzy... —me acerco hasta ella y me siento en frente de su silla —¿Cómo estás? —digo en un tono bajo.

—Muy bien —ríe —la que se ve mal eres tú, no yo baby —chaquea los dedos —aunque a está ropa le falta glamour —señala su bata —puf, puf, feo, feo —parpadea varias veces y luego apoya el brazo en la mesa —come on, venga, habla ¿A que debo el honor?

—Yo sólo... —bajo la vista.

—¿A vengarte? ¿A verme sufrir? Lo siento, eso no pasará, porque yo no tengo consciencia, Addy. Así que...

—¿Por qué lo hiciste? —presiono mis manos.

—¿Mamá y papá o Jonah?

—Tan... ¿Tanto me odias? —levanto la vista a mirarla con mis ojos llorosos y ella sigue sonriendo —yo... yo sacrificaría mi vida por ti ¿Qué hice mal?

—Addy, no llores, yo si te quiero, sino no estaríamos hablando aquí y ahora, sino tú también hubieras desaparecido, eres parte de mí ¿cómo podría odiarte? —aclara pero sigo sin comprenderla.

—Entonces ¿por qué?

—Es... complicado —expresa sin sonreír —A veces hacemos cosas que son necesarias, y en ese momento, eso para mí era lo necesario. Ellos obstáculos en nuestro camino, simplemente eso.

—¿Obstáculos? No tiene sentido lo que dices.

—Hablas con una loca, Addy —se da dos golpecitos con su dedo en la cabeza —. Nada tiene lógica para ustedes los supuestos racionales —se ríe —para mí sí.

Me levanto de mi asiento.

—No se ni para que vine —me giro.

—Viniste a que te dé una solución con tu problema con el señor Bleiker —detengo mis pasos dando un sobresalto —¿o me equivoco?

—Yo... vine a... despedirme —no la miro —no podré venirte a visitar, el tratamiento lo requiere —mi excusa es pésima.

Se ríe.

—¿Quieres que sea tu dama de honor? —se burla y me giro a mirarla furiosa —Si preguntás como lo sé, el señor Bleiker me lo contó, oigo campanas de boda, ding dong —mueve el dedo feliz —Que lindos sacrificios haces por mí, aunque yo no te los pedí —se muerde el dedo —¡Mira sangre! ¿Quieres una solución? —Me observa con malicia.

—Sí... —expreso nerviosa.

—El único que puede ayudarte a anular tu trato absurdo es el mismísimo Tyrone, lástima que él jamás desobedecería a su papi —ladea la cabeza y habla en un tono de canto —. Piensa Adelaine, piénsalo bien, o vas a caer, o vas a caer —repite y se ríe —soy toda una artista de canciones macabras —aplaude —¿Qué harás? Dime, quiero todos los detalles —expresa con malicia —muchos detalles.

Los gemelos ChannyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora