Los gemelos Channy

167. La chiquitita y la zorra

Lía

Camino tres pasos, me detengo. Doy otros dos, freno nuevamente. Hago un último paso y termino por girarme.

Levanto mi bate, ya que estoy disfrazada de beisbolista y la señalo con este mismo.

—¡Ya deja de seguirme, Linzy!

La rubia disfrazada de porrista, hace una gran sonrisa.

—¿No crees que combinamos? Es el destino —se toca los cachetes con los pompones, completamente sonrojada.

Mi cara se pone pálida.

—No ¿Quieres que se me revuelva el estómago? —levanto el puño —¡¡No me molestes más!! —exclamo con mucha rabia ya harta de su insistencia.

Hace puchero.

—Que mala... —luego sonríe —¡Pero me encanta! —se emociona —¡¿Cómo es que en ese cuerpito tan chiquitito hay tanta energía?! —mueve las porras muy feliz.

—¡¿Chiquitito?! —exclamo desconcertada —¡¡No opines de mi cuerpo y déjame en paz!!

—No puedo —se relame los labios —estoy muy interesada en ti.

Ay me dió un escalofrío.

—Pues búscate una lesbiana, porque yo no lo soy —me giro —adiós.

—Un pajarito me dijo que besaste a una tal... ¿María puede ser?

Me detengo y me doy vuelta a mirarla poniéndome más irritada, levanto los dedos.

—¡Me lavé los dientes más de tres veces ese día!

—Uy ¿Y no te gustó ni un poqui? —se pone los pompones cubriéndose la nariz, parpadea varias veces haciéndose la coqueta.

—¡Ni muerta! —grito otra vez.

Baja sus manos y se acerca meneando las caderas. Yo me quedo quieta mirándola con molestia, entrecierro los ojos y ella continúa sonriente.

—¿Nada de nada? —insiste acercándose a mi rostro pero no retrocedo.

—Nada en absoluto —expresa seriamente.

—Cien por cien hetero ¿eh? —ríe —No me importa, eso nunca me ha detenido.

¿Qué quiere decir? ¿Debería salir corriendo o pegarle un puñetazo?

Opto por las dos cuando intenta sobarme la cola otra vez. Así que le pego una patada para luego girarme y alejarme de ella lo más rápido posible.

Lamentablemente se levanta de manera veloz y me detiene agarrándome del brazo. Tira de este y me abraza por detrás. Se acerca a mi oído.

—Lía Channy, como me excita cuando me golpeas.

Vomitare...

—¡Sueltame! —forcejeo.

—¡Tan chiquitita! —me apretuja.

—¡Te mataré!

—Que amenaza tan tierna —susurra en mi oído haciendo una risilla emocionada.

Le piso el pie, logro separarme un poco, pero vuelve a agarrar mi brazo y tironeo de este.

—¡Déjame, zorra!

—Ay no tenías un apodo más lindo para mí —hace puchero.

—¡Zorra, zorra, zorra! —le grito repetidas veces —¡Muérete, zorra! —tironeo para soltarme.

—Chiquitita, no seas mala, te compre un montón de ropitas para ti. Deberías ser más agradecida, yo te estoy dando todo mi amor.

—¡Tu amor no me interesa!

Frunce el ceño.

—Deberías, porque no quieres conocerme enojada —presiona mi brazo que de repente comienza a doler.

Maldita sea... Ya sabía yo que iba a sacar sus garras en algún momento. Lo malo es que aún no logro soltarme.

De repente, somos alejadas y Linzy cae al suelo, visualizo a un pirata. Me sorprendo. Quedo aturdida. ¿Tyrone?

—¡Alejate de ella, lesbiana retrógrada! —le grita él.

Linzy se levanta del suelo irritada.

—Maldito gay cavernícola ¿Qué haces molestando?

—Largate, si no quieres que te golpeé hasta que quedes moribunda —la amenaza y ella retrocede. Así que él sonríe —sabés que lo haré.

—¡Le diré a Addy! —sale corriendo.

—¡Puf! Estúpida, como si eso fuera a funcionar —murmura para sí mismo.

—Me salvaste... —digo y se gira a mirarme —otra vez —quedo pensativa recordando y subo mi vista sonriendo —parece que Dan tenía razón, no eres tan malo —bufo —gracias.

—Deja de soñar despierta chica bruta, sólo te ayude porque eres la novia de Gregor y si me disculpas, me estoy yendo —se gira comenzando a caminar.

Frunzo el ceño.

—Pero estás disfrazado y la fiesta está por comenzar.

Se detiene y me mira, sonríe.

—Tienes razón, no soy tan malo, no le arruinaré la fiesta a Copito, por eso me voy.

Se da la vuelta y veo como se retira. Quedo tildada y suspiro. A veces las emociones humanas pueden ser tan complicadas. Me giro y voy en dirección al gimnasio.