Los gemelos Channy

184. Mi dios griego

Noah

Corro en dirección a la enfermería, cuando el profesor me avisa que mi hermana se cayó por las escaleras.

—¡Lía! —grito cuando abro la puerta.

—¡Me rompes el tímpano! —se enoja ella y sonrío.

Me le acerco y la abrazo mientras está recostada en una camilla.

—Pensé que te habían llevado al hospital —le aclaro y lloro —me preocupe mucho.

—No fue necesario, así que deja de llorar y tráeme comida.

—Esa es mi Lía —me río y luego me refriego el ojito —¿Pero cómo te caíste? Tú eres toda una atleta —levanto los puños con intensidad.

—Eh... —se rasca la cabeza en el lugar donde tiene una gasa —no me acuerdo...

—Lía —entra Gregor a la enfermería muy preocupado, se acerca hasta nosotros —¿Cómo estás?

Mi hermana me mira a mí y lo señala confundida.

—¿Y este quién es? —se observa un momento y se toca el pelo —Y ahora que me doy cuenta ¿por qué tengo el cabello tan corto? Está bien que no sea femenina, pero tampoco exageremos —entrecierra los ojos —¡¿Me lo cortaste cuando dormía?! —me acusa y me sobresalto.

—¿Qué dices Lía...? —expreso nervioso.

Gregor se le acerca acerca desconcertado y ella intenta retroceder.

—¡¿Me lo estás haciendo a propósito?! ¡¿Es una broma acaso?! ¡Entre Adelaine y yo no hay nada, Lía!

Ella frunce el ceño.

—Disculpa, pero estás sobrepasando mi espacio personal, te golpearé si no te alejas —lo amenaza.

Él se aparta.

—Iré a... hablar con el doctor.

—¿Qué le pasa? —mi hermana me pregunta —¿Perdió algún tornillo?

—Alguien me llamó —visualizo a Dan antes de que Gregor pueda salir de la enfermería.

Giro la vista y veo que Lía se cubre la cabeza con la manta.

—¿Qué haces? —la miro confundido.

—¿Por qué mi dios griego está aquí? Que vergüenza... Y yo toda desarreglada.

—¡Noah! —me llama Gregor —tú ve a buscar al doctor para que nos explique, yo me quedaré aquí —lo mira molesto a Dan y este sonríe.

—¿Qué puedo decir? —expresa el castaño alegre —Sí, lo sé, soy hermoso —pasa su mano por su cabello —tanto como un dios griego.

—¿Ya se fue? —pregunta Lía —Quiero desaparecer ¡Maldita sea! —se queja.

Oh Dios, esta es la Lía de antes que nos intercambiaramos el año pasado. Puedo notarlo, que problemón es este.