84. Pensando sucio

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Lía

Tyrone declara que le pertenezco por segunda vez, si escucho esta frase por tercera lo mataré. No le tengo miedo. Aunque aquí me sigue pareciendo más extraña la actitud de Heinz.

¿"Deseaba verte"? ¿Qué clase de declaración es esa?

Y con el tono que lo ha dicho da escalofríos.

Todo se mantiene en silencio, mientras el demonio lo mira raro, por esa acotación tan extraña. No también haría ese gesto si me dijeran eso.

—¿Perdiste un tornillo imbécil? —le dice Tyrone y Heinz se ríe.

—Solo disfrutaba del panorama, muy intenso e interesante —me mira mientras sigue sosteniendo mi mano —¿No te parece?

—Tyrone tiene razón, tú perdiste algún tornillo, ¿te tomaste algo? —entrecierro los ojos.

—Muchas cosas —sonríe ampliamente —aunque estoy interesado en saber de otras.

Sus palabras son confusas...

De repente Tyrone se acerca y me separa de él.

—¡Te he dicho que no toques lo que es mío! —se vuelve a quejar.

Se me cruza por la cabeza sobre lo que Noah me dijo de Tyrone queriendo tener sexo conmigo y decido retroceder.

—¡No soy tuya! —grito y salgo corriendo.

—¡Regresa aquí! —me sigue, por lo tanto perdemos a Heinz de vista.

¡¿Cómo es que termine otra vez escapando de Tyrone?! ¡¿No se suponía que yo era la fuerte?!

No planeo seguir destruyendo mi propio orgullo, me detengo y me giro apuntandolo con el dedo, preparada para dar mi grito de guerra.

—¡Deja de perseguirme o te haré pagar! —amenazo.

Se detiene y sonríe de lado, se cruza de brazos demostrando confianza.

—¡Huy! Que miedo tengo...

—¡¿Por qué me estás siguiendo?! —presiono mis puños.

—Uno, no tengo nada que hacer. Dos, te estaba buscando y tres —me agarra del brazo y me empuja contra la pared —tú y yo tenemos un trato —exclama cerca de mi rostro.

Frunzo el ceño.

—Ese trato caduco —forcejeo.

Se queda mirandome fijo.

—Te cortaste las extensiones que te mande a hacer —me agarra del corto cabello que tengo —pude haberte conseguido una peluca, lo arruinaste —presiona sus dientes y me tironea del pelo —maldita estúpida chica bruta, te dije que necesito a una mujer no a un hombre —se queja —. Así no seré capaz de engañar a mis padres.

—¡Ay! —cierro un ojo adolorida y me preparo para golpearlo —¡Basta! —le pego un puñetazo logrando apartarlo, para luego frotarme la cabeza —que agresión... —bufo —eso me dolió...

Se ríe.

—¡Puf! Débil... —se burla y presiono mis puños —¿Qué? Es la verdad... ¿Te crees tan fuerte? No aguantarías ni un minuto conmigo...

—¡¿Qué estás diciendo?! —me sonrojo y me abrazo a mi misma —¡¡No digas cosas pervertidas!! —le recrimino y levanto los puños —¡¡No tiene nada que ver una cosa con la otra!! —aumento lo voz.

—Todo tiene que ver con todo —se relame los labios —estoy seguro de que Noah te lo dijo... Por eso estás pensando sucio.

—¡No estoy pensando sucio!

—Tú empezaste...

—¡No es cierto! —agito mis manos —¡¡Loco, loco deja de decir cosas raras!! —salgo corriendo —¡¡Ah!!

Mejor pierdo mi orgullo, me escapo de esta locura ¡Adiós!

Los gemelos ChannyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora