Los gemelos Channy

98. Estoy viendo doble

Noah

Me mantengo en mi pupitre y miro a Heinz repetidas veces. Estoy indeciso, quiero levantarme y hablarle pero... ¿Seguirá enojado? Quiero arreglar el malentendido, pero me ha evitado la primera hora, no deseo verlo enfadado.

Ya me acobarde... Tan decidido que estaba ayer y ahora esto.

Me sobresalto cuando se acerca y me entrega un papel.

—¿Eh? ¿Qué es? —me sonrojo.

—El trabajo práctico —exclama arisco sin mirarme, privándome de sus bellos ojos azules.

Suspiro.

—Ya está... Ya paso tanto tiempo... —mis ojos se humedecen —se olvidará todo como este papel... —se me escapan las lágrimas y me refriego los ojos —no me odies...

Cuando lo miro, visualizo que me está observando, así que me levanto de mi asiento, dejo el papel y agarro sus manos.

—Déjalo ya... —se aparta.

—Heinz yo... Yo sólo te quiero a ti...

—¡Lía! —Zana nos interrumpe y me mira con molestia.

—¡Lo siento! —grito avergonzado por mi actitud y salgo corriendo del aula.

Mientras voy por los pasillos me sorprendo al visualizar a Heinz, así que me detengo.

Miro hacia atrás ¿es posible dar toda la vuelta y tan rápido? ¿me estaré volviendo loco?

Él sonríe.

—Te oí, estoy harto de ti.

—¿Eh? —lo miro confundido —¿De qué hablas? No comprendo... —me agarra del brazo y me empuja contra la pared del otro pasillo —¡Ay!

Borra su sonrisa, se acerca a mi rostro y su mirada me causa demasiado miedo.

—Te haré pagar tu desfachatez.

Mis ojos se abren en grande cuando saca una pequeña navaja.

—¿Heinz?

Él no puede ser, ¿quién es esta persona? Un loco... ¿Por qué?

Debe ser una pesadilla...

Cierro los ojos cuando pasa el cuchillo levemente por mi mejilla. Desciende hasta mi cuello y continúa hasta mi clavícula.

—Heinz... —lanzo un jadeo cuando baja hasta la parte baja de mi estómago —¿Qué estás haciendo...?

—Estoy decidiendo —presiona el arma afilada sobre la ropa y hago un chillido.

Tengo miedo, no sé qué ocurre, que acabe esta pesadilla. Una lágrima se escapa por mi ojo.

—¡¡Heinz Eglesfield!! —oigo a Tyrone y nunca antes me había alegrado de oír esa voz —¡¿Qué mierda crees que estás haciendo?! —abro los ojos y veo que lo empuja —¡¡Te mataré!! —presiona los dientes irradiando ira.

Heinz se ríe de manera psicótica y se levanta del suelo con una sonrisa que da miedo.

—Y luego irás a un reformatorio... —afirma como si fuera un hecho asegurado.

Mi vista se gira un segundo y la pesadilla se vuelve más extraña. Al final del pasillo veo a un Heinz, con el rostro pálido, que observa la escena. Es raro, pero creo que estoy viendo doble.