144. "Dueño de mis celos"

2.5K 296 112
                                    

Tyrone

Copito me engañó, lloró adrede para que me enojara con Dan y yo como estúpido caí.

¿Cómo se atreve?

Reacciona, se supone que el enojado es él, no tú. Se suponía que tenía que arreglar las cosas con Bruno, ese era el plan pero... ¡Igual me enerva! Necesita una lección.

¿Dónde se metió?

Lo busco, pero no lo encuentro. Seguramente ya se ha ido a su casa o quizás regresado a su escuela. Esto no quedará así.

Rato más tarde, ya está oscureciendo, al salir de la escuela, visualizo a la Nenaza. Noah camina bastante despacio, da pasitos pequeños con la cabeza hacia abajo y sus mejillas están ruborizadas.

—¿En que piensas Nenaza? —me acerco por detrás, acercando mi cabeza a un costado de la suya.

Se sobresalta, chilla y apresura el paso. Cuando se gira para mirarme, su rostro está pálido del miedo.

—¡Dejame en paz! —me recrimina.

Sonrío.

—Huy, que miedo tengo.

Me ignora y he intenta aumentar el paso otra vez.

—¿Te das cuenta que tengo piernas más largas que tú?

—¿Por qué me estás siguiendo...? —pregunta nervioso.

—Porque no tengo nada que hacer, además perdí a Copito de vista y me da vagancia buscarlo, siendo que seguro está bien lejos.

—Vive en frente de tu casa —me recuerda.

—Lo sé, pero no creo que esté ahí —hago una pausa pensativo y luego continuo la conversación —dime Nenaza, ¿Qué pasa si no me arreglo con Copito? ¿te quedarás vestido de mujer para siempre? —me muerdo el labio inferior.

En todo caso, hasta que termine el secundario.

—No... No me hables... —sigue caminando y yo avanzo más rápido para ir a su costado, así que se sobresalta —¿Qué...? ¿Qué quieres...? —vuelve a atreverse a preguntar nervioso.

—Tú sigue caminando —digo en seco y continuamos el paso.

Media cuadra antes de llegar a su casa, me detengo y dejo que se vaya su jardín, a dónde se supone que se cambia el uniforme. Me quedaría a ver pero tengo otro asunto que atender. Visualizo cuando entra a su casa y avanzo hasta allí. Me detengo en el jardín y sonrío.

—Como lo supuse, estás aquí.

Bruno sale detrás del árbol con su celular en su mano y luego de guardarlo, me mira molesto.

—¿No se supone que estabas buscando a Dan?

—Sí, se supone, pero en tiempo pasado —me río.

—¿Qué quieres? —intenta esquivarme pero lo agarro del brazo —yo ya me voy —se suelta.

—Yo creo que tú sabes lo que quiero —insisto y lo agarro de la cintura, me acerco a su rostro —a ti.

—Ve a otro con ese cuento, porque yo no me lo creo —me empuja la cara molestándose.

Sonrío y detengo su mano.

—¿Celoso?

—Antes me tiro debajo de un tren —luego sonríe y ladea la cabeza —y creo que sabes que lo haría —afirma su frase para darle énfasis.

Lo miro con preocupación.

—Copito...

Frunzo el ceño.

—No soy un copito —forcejea.

Mi mano baja por su cintura hasta su pantalón, entonces se sonroja. Sonrío cuando me doy cuenta que he acertado y agarro el prendedor de su bolsillo. Lo levanto y lo muevo entre mis dedos.

—¿Y entonces por qué sigues teniendo esto?

—¡Dámelo! —evita la pregunta e intenta quitamelo pero sin ningún resultado —¡Devuélvemelo! —estira la mano aunque no alcanza.

—No me respondiste la pregunta —le aclaro y se queda quieto.

Entrecierra los ojos y me mira con odio, su actitud de niño pequeño ha desaparecido. Entonces sonríe con malicia.

—Para recordarme, lo mucho que te detesto —contesta sin titubear, lo que me provoca fruncir el ceño.

—Eso es mentira, ¿Sabes por qué tienes esto? —miro el prendedor y luego arrimo a Bruno más a mi cuerpo, mientras vuelvo a guardar el pequeño objeto en su bolsillo. Sonrío cuando tengo una reacción favorable, al él sonrojarse nuevamente —tienes esto porque no puedes controlar tus emociones —agarro su rostro y me acerco al suyo —esas, que sientes por mí.

—¿Quieres que vomité? Alejate.

Me acerco a su oído haciendo lo contrario a lo que pidió.

—No, sólo quiero hacerte gritar de placer como lo hacia antes —se queda quieto y no se mueve —¿Copito? —de repente siento un dolor en mi pierna y me separo, descubro que tiene un cubierto —¿Un tenedor? —levanto una ceja.

—Emma tenía razón —expresa emocionado como niño pequeño —¡Esto sirve! —se gira para huir pero no lo dejo —¡Sueltame! —intenta pincharme otra vez pero como está de espaldas hacia mí, aprovecho para quitarle el cubierto —¡No!

—¿Qué tienes con ese idiota? —cuestiono irritado.

—¡¿Qué te importa?!

—Porque tú eres mío y de nadie más...

—No te adueñes de las personas sin su permiso —se gira a mirarme cuando sigue intentando zafarse —además, sé perfectamente que se lo dices a todo el mundo.

Sonrío.

—Cierto, pero que lo hayas mencionado demuestra lo celoso que estás —me acerco a su rostro —dejame que te explique algo —me pongo serio rozando sus labios —las chicas son un pasatiempo, Noah una cuenta pendiente y tú mi Copito, eres el único dueño de mi corazón.

Los gemelos ChannyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora