Soulmate [CERRADO] [Personaje x Lectora]

Claude Faustus x Lector [Kuroshitsuji]

Sus pies tocaron tierra con suavidad, al mismo tiempo que dejaba el cuerpo de un hombre sobre ella. Lo hizo con lentitud, temiendo de poder lastimarlo aún más. Claude había muerto hace ya varios minutos, pero todavía tenía algo pendiente antes de irse de nuevo al infierno. 

Apoyo una de sus manos sobre le pecho del hombre, justo a la altura del corazón, y tras aplicar un poco de fuerza junto con una especie de luz, hizo que este comenzara a latir de nuevo. 

Claude tomo una gran bocanada de aire, sus pulmones llenandose, esta respirando.

Está vivo. 

A pesar de tener puesto sus anteojos, tenía la vista ligeramente borrosa. Claramente confundido ante la situación, intentó incorporarse, olvidando enseguida la herida que anteriormente le generó Sebastián en el vientre. Sin embargo la acción no pudo ser completada, debido a que la joven —al fin logró fijar la mirada— delante suyo, colocó un pie sobre su pecho, obligándolo a que se quede allí tendido en el frío suelo. 

El tacón del zapato le dolía, pero guardó silencio. 

Las alas blancas estaban extendidas, como cuando un águila intenta lucir intimidante enfrente de una presa.  Llevaba ropas comunes, no un vestido anticuado o elegante como suelen utilizarse. Casi la confunde con un hombre de no ser por las claras curvas de su cuerpo. En su rostro, una máscara tapaba sus facciones, y no sabía si tenía una sonrisa cínica o mirada indiferente. 

—¿Por qué un Ángel me trajo de la muerte? —su voz salió rasposa. 

El ser alado ladeo la cabeza, aplicando más fuerza sobre su pecho. —Aún no puedes morir. No sin antes recordar el porque eres un demonio. 

Claude ajustó sus gafas. —¿Quieres que recuerde mi pecado? 

—Exactamente. Y para ello te necesito vivo. 

Al demonio poco le importaba ya, no pudo obtener el alma de Ciel Phantomhive. ¿Qué más daba recordar su vida anterior? La razón del porque es un demonio. La razón por la que su alma no podrá descansar nunca. 

La vio acercar una de sus manos, finas y pulcras. Apoyo la misma sobre su frente, está tibia y emite calidez. 

Y con esa extraña atmósfera de tranquilidad, su mente fue ocupada por recuerdos. 

De su antigua vida.

—¿Claude? ¿Me estas escuchando? 

El mencionado parpadeo.

—Si, te escucho, (T/n). 

Se encontraban en un cafe, con finas tazas de porcelana en sus mesas, té humeante. Y un par de platos con aperitivos. (T/n) llevaba un elegante vestido, con el cabello atado y una sonrisa relajada en sus labios. Claude no sabe qué aspecto tiene en ese momento, pero tampoco el da mucha importancia. 

De alguna manera, quiere mantener sus ojos dorados en la chica enfrente suyo. 

—No, no lo haces. —la ve suspirar.— Pero lo diré de nuevo. Mis padres..quieren que me case. —acuna la taza de té caliente entre sus manos, buscando confort en ello. —Dicen que cuanto más me tarde, mas dificil sera. Solo tengo veinticuatro. Quiero disfrutar de mi vida un poco más, antes de dedicarme a criar a mis futuros hijos y hacer la cena para mi esposo que llegará cansado del trabajo. 

Claude toma un sorbo del té, está demasiado caliente y le falta azúcar. —¿Qué harás al respecto? 

—¿Huir? Fugarme de casa quizá. —dice, un claro chiste. —¿Tu que harías?