Soulmate [CERRADO] [Personaje x Lectora]

Deidad!Touka Kirishima x Lector [Tokyo Ghoul]

[Au basado en el dorama "Hwayugi" o "A Korean Odyssey"]

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Se hizo lo más pequeña posible, los oídos tapados, murmurando cosas para que aquel espíritu desaparezca. Siempre los ignoraba, hacía de cuenta que no podía verlos. Pero los espíritus son insistentes, apenas se daban cuenta que efectivamente sí puede,  la seguían durante todo el camino o a donde sea que ella fuera. 

Con diez años, debía soportar esto casi todos los días. 

Los pasos del espíritu cesaron, y se atrevió a elevar un poco la cabeza. Para ir a su casa, tomaba un corto camino por el bosque. Y normalmente nunca le sucedia nada cuando iba por ese atajo, pero esta vez, fue la excepción. Tuvo que correr, desviarse del camino y esconderse detrás de unos arbustos, sosteniendo con fuerzas el paraguas que lleva a todos lados. Aquel que le regaló su abuela, y supuestamente la protegía.

—¿Donde estas? Solo quiero jugar contigo..–la voz de aquella fantasma suena un poco opaca y vacía. Oírla le provoca escalofríos. 

Sus ojos buscaron una alternativa de escondite y desde su lugar, le pareció ver una casa. Bastante grande, a decir verdad. Ahora tiene dos opciones; quedarse donde está o salir corriendo en esa dirección y meterse en casa ajena. 

En el momento que una mano fría y algo pegajosa se aferró a su muñeca, supo enseguida a donde debía ir. Grito y golpeo al espíritu con su paraguas, la cara de la mujer está deformada y tiene una sonrisa tétrica. Pedazos de piel cuelgan de su rostro, así mismo ríe con lentitud, disfrutando lo mucho que la está asustando. 

(T/n) metió la mano dentro de su bolsillo y lanzó un puñado de sal, haciendo así que la mujer la suelte con un quejido agudo. 

Una vez liberada, comenzó a correr. Sabiendo que aquella acción solo hizo enfurecer aún más al espíritu. 

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Llegó a la puerta de la casa, que ahora que está cerca, emana un suave olor a velas aromáticas y madera. Su mano temblorosa se aferró a la manija de la puerta y jalo con todas sus fuerzas, por suerte está abierta. Detrás suyo un grito digno de una película de terror la hizo ingresar a la casa entre tropezones y quejidos. 

Se apoyó contra la puerta, ahora pensando mejor que esta no fue la mejor opción al fin y al cabo. Porque el espíritu iba a esperar por ella hasta que salga de nuevo. 

—Oi, ¿quien rayos eres tu? 

Pegó un saltó al ver a una mujer, cabello violáceo oscuro y ojos de la misma tonalidad. Está vestida con un kimono negro, lleno de flores de diferentes colores, pero las que más resaltaban eran las rojas. La señalo con lo que parece ser un..¿baculo? y una mueca de enojo se formó en sus labios.