Soulmate [CERRADO] [Personaje x Lectora]

Levi Ackerman x Híbrida!Lectora [SNK] [2]

Le pareció oír el sonido lejano de unas voces, leves murmullos y pasos, mezclándose con el aroma familiar de la tierra húmeda. Al abrir sus ojos, con una arruga formándose en su entrecejo, Levi logro divisar el cabello rubio de Farlan sobresalir de entre las sabanas de la cama contraria, y de golpe recordó donde estaba.

La guerra había empezado no hace mucho, dos meses quizás. Los híbridos eran los principales soldados, haciendo uso de sus habilidades físicas a un nivel casi exagerado. También eran los primeros en morir.

Levi sentía asco de llamarse a sí mismo un general, pero desde su puesto hacia todo lo posible para que ninguna vida fuera en vano y de alguna forma, la gran mayoría pudiera regresar a salvo. No siempre funcionaba, las peleas entre híbridos solían ser sangrientas y poco piadosas, sus instintos animales parecían multiplicarse al encontrarse en una zona minada de enemigos, sobre todo al saber que la vida de ellos pendía de un hilo muy delgado. Farlan e Isabel regresaban con heridas abiertas, o uno que otro hueso roto, pero incluso así de rotos, buscaban todas las opciones posibles para poder seguir ayudando.

Cada vez que pensaba en ello, Levi podía saborear la bilis que recorría su garganta, un profundo odio instalado en su pecho que se direccionaba hacia los altos mandos y en general, a la raza humana. Tras incorporarse en su cama, se sorprendió de ver que el híbrido de Coyote aún dormía.

—Oi, Farlan, debemos hacer el patrullaje habitual, despierta —lo llamo con voz cansada, pronto colocándose las botas que aún tenían algo de lodo pegado.

No recibió una respuesta, así que, con un suspiro, Levi se dirigió a la cama listo para sacudirlo. Antes de siquiera tocarlo, algo pegajoso se encajó sobre la suela de su bota, impidiendo que pudiera moverse a gusto. Frente a él, la escena cambio rápidamente al campo de batalla, rodeado de cuerpos moribundos y de sangre. Farlan estaba extendido sobre la tierra, repleto de heridas sangrantes y la mirada perdida en la nada misma, muerto.

Cuando pudo moverse, retrocediendo dos pasos de manera involuntaria, la cabeza de Isabel rodo por un costado, sus ojos verdes opacados y el rastro de lágrimas secas dibujadas en sus mejillas, una de sus orejas zorrunas cortada.

Levi comenzó a recordar lo sucedido en la guerra, aquello que había guardado en lo más profundo de su cabeza para poder seguir viviendo.

La caja de Pandora se abrió, y no fue capaz de esquivar su contenido.

Su primera reacción al despertar fue hundir la mano debajo de la almohada, pronto notando la frialdad de la navaja acariciar sus dedos temblorosos. No era extraño que cada tanto sufra de una que otra pesadilla, por eso trataba de no dormir seguido. Sin embargo, esta vez fue diferente, porque los rostros de aquellas personas que trataba de olvidar, aparecieron de la peor forma posible; sin vida, como la última vez que los vio. Levi se preguntó si esto tenía que ver con la llegada de (T/n), que, al ser híbrida, igual que sus compañeros, hizo que cierto botón saltase dentro de su cabeza y los recuerdos afloren de golpe.

La mano libre la paso por su rostro, notando la sudoración, haciendo una mueca de asco. Mientras se dirigía al baño, pudo oír el casi imperceptible movimiento de tazas y bolsas, que seguro provenía de la cocina.

—¿Qué rayos está haciendo esa mapache? —susurro por lo bajo, dejando que el agua fría despeje su mente nublada.

Al bajar por las escaleras, el sonido se volvía más fuerte, y como supuso, estaba en la cocina (ya que la luz está encendida). Levi se apoyó en el marco de la puerta, con los brazos cruzados y unas claras ojeras bajo sus ojos plateados, observando la escena frente suyo. (T/n) está casi metida dentro de la heladera, la larga cola albina sacudiéndose con clara alegría ante la presencia de la comida.