Soulmate [CERRADO] [Personaje x Lectora]

Shiro!Kaneki Ken x Lector [2] [Tokyo Ghoul]

Pequeños pitidos se oían en la blanca habitación del hospital. (T/N) parpadeo, completamente perdida. La luz le dio de lleno en los ojos y los cierro apenas, acostumbrándose poco a poco. La mascara de oxigeno le impedía moverse mucho, al igual que la intravenosa. Su hombro y parte del cuello se sentía rígido. Tenía gasas y mucha cinta, y cada vez que se movía un poco, un pequeño tirón le hacía detenerse. Seguramente puntos, y no sabía con exactitud cuantos, pero uf que dolían. 

La persona que sostenía su mano con tanta fuerza era su madre, lo supo al ver esos ojos (c/d/o) llenos de lágrimas. 

—Hija..—la voz se le quebró antes de poder seguir. Y (T/N) recordó lo mucho que odia ver a su madre llorar. Le dio una pequeña sonrisa.

Está viva.

Y todo, gracias a él.

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Pasó una semana en el hospital y seguramente una más. Tendría de por vida la marca de esa dentadura en su cuello, la marca que demostraba que estuvo peligrosamente cerca de la muerte. Cuando le preguntaban cómo es que logró sobrevivir, solo se encogió de hombros, fingiendo no saber nada al respecto. 

Si llegaban a enterarse que la persona que la rescato es un Ghoul y además, su Soulmate..

Ni quería imaginarse. 

Observo las flores rojas al lado de su cama, sobre una pequeña mesa. Cada vez que le preguntaba a la enfermera de quien era, esta negaba con la cabeza, desconociendo de donde procedían. 

—Realmente no se quien las trae, (T/A)-chan. Hmm, ¿quizás tengas algún admirador aquí? 

Soltó una risa nerviosa. «Por supuesto que no.»

Recordó un par de ojos grises y cabello blanco como la nieve. El corazón se le agitó como una mariposa y apretó las sabanas con suavidad. No volvió a saber nada de su salvador, su héroe. Quería volver a verlo, una vez más. Por lo menos, saber su nombre, lo que sea. 

—Tu madre dejo esto para ti. —la enfermera dejó un libro sobre sus piernas y la mirada se le iluminó. Su novela favorita. —Si necesitas algo, llámame. 

—Hai~ Gracias. 

Apenas salió de su habitación, dejó que el suspiro que contenía escapara. Miró su muñeca derecha, donde la frase de su soulmate resaltaba en una letra prolija y muy hermosa. Apoyó su frente sobre la misma, cerrando sus ojos. 

«Quiero verlo..»

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Abrió sus ojos con lentitud, notando la oscuridad de su habitación. Se quedó dormida mientras leía. La ventana estaba ligeramente abierta, dejando que un viento helado entrará. Así que con algo de pereza, se levanto de la cama. Inmediatamente, sintió un mareo. Estaba segura que iba a darse de lleno contra el suelo y quizás se le iban a abrir los puntos, porque así es la vida con ella. 

Sin embargo, su rostro cayó sobre algo duro y a la vez suave. Bastante cómodo. 

—¿Estas bien? 

Los bellos de la nuca se le erizaron, y apoyando sus manos sobre los brazos de aquel chico, levantó la mirada. 

Sus ojos le recordaban a la distante luna. 

No tenía la máscara y podía apreciar su rostro en toda su gloria. Dios, ¿por que es tan bello? 

—Has regresado. —su voz salió ronca. Los nervios le estaban ganando.