Soulmate [CERRADO] [Personaje x Lectora]

Rengoku Kyojuro x Híbrida!Lectora [KNY]

Advertencia: contiene spoiler del manga.

[Puedes usar las habilidades/poderes de tu alma gemela solo cuando este/a se encuentre en peligro de muerte]

Observo sus manos impregnadas de un carmín potente, las gotas de sangre goteando de las mismas, hundiéndose en la tierra fresca. Las garras negruzcas relucían bajo la luz de la luna con un reflejo plateado, algunos hilos de sangre deslizándose alrededor de ellas.

Esta es su primera comida en días, había sucumbido a su instinto animal por completo apenas vio el ciervo correr en la oscuridad del bosque. A pesar de que su visión no era la indicada para cazar en esos momentos, su lengua bífida fue de gran ayuda para localizar al animal. Fue cuestión de darle un solo mordisco para que pronto el veneno de su saliva hiciera el resto, hasta que cayera muerto por envenenamiento.

Desgarro más trozos de carne que hundió en su boca colmada de dientes filosos, dejando que simplemente se deslice hasta su estómago, sin masticar. Esta única comida le serviría como para una semana entera o más, por eso engulliría hasta los huesos.

En su cuello hay una soga a medio deshacer con un papel gastado, varios datos escritos allí.

(T/n) Varanus

Híbrida de Dragón de Komodo.

20 años

Todavía no se acostumbraba a la idea de que ahora tenía que mantenerse viva por su cuenta, sin esperar a que alguien le lance comida a través de una puerta pequeña, o a los constantes movimientos del calabozo donde la mantuvieron encerrada casi toda su vida. El incendio en la parte superior de la residencia fue lo más parecido a un milagro, tanto ella como otros tantos híbridos e hibridas lograron escapar. Se distribuyeron por diferentes zonas una vez obtuvieron su libertad, a pesar de que lo normal es que se mantuvieran en grupo.

No los culpaba, esa sensación de liberación fue abrumadora para muchos, emocionante.

Incluso aun ahora, su sangre ardía con la misma intensidad que cuando escapo.

Continúo comiendo, asegurándose de no dejar ni un solo trozo de carne en los huesos. Era de medianoche, y su instinto le decía que vaya a su refugio improvisado (un hoyo bajo las raíces de un árbol que le brindaría una temperatura adecuada a su piel) dado que podía saborear olores extraños, que no pertenecían a un humano ni animal.

Su compañero de celda, un híbrido de serpiente, había hablado una vez, de forma muy elocuente, sobre los «demonios». Seres de apariencia humana, que en realidad no lo eran y que usaban habilidades extrañas con su sangre. (T/n) creyó que estaba mintiendo, dado eran muy raras las posibilidades de un híbrido que conozca del mundo exterior, pero supo que no mentía cuando su cuidador se unió a la conversación.

—Son seres despreciables —dijo con odio—. Matan por diversión, asesinan y arruinan familias enteras. Aquellos que viven en la alta sociedad tratan de fingir que desconocen su existencia, dado que están rodeados de comodidades —una vena salto en su cuello—. Recuerden esto siempre; si conocen a uno, corran. Ustedes tienen más oportunidades de sobrevivir que un humano común.

Su compañero siseo por lo bajo, y ella solo agacho la mirada.

El recuerdo era reciente, y lejano al mismo tiempo.