Tatsuma Sakamoto x Lectora [Gintama]

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[Tienes las primeras palabras dichas por tu alma gemela escritas en tu muñeca] [AU Cazadores de Monstruos]


No supo cuántas veces había visto la misma situación en un mismo mes; alguien cayendo, un sollozo ahogado y una plegaria a medio terminar. Y estaba segura que lo seguiría viendo por un largo tiempo si no hacían algo al respecto. Su reino, al igual que muchos otros, quedo reducido (debido a la guerra) a un número mínimo de habitantes. La guerra no solo se llevó a familiares, sino que también sus guarniciones de comida.

Robaron todo, no dejaron nada.

Al cabo de unas semanas, solo quedaban hogares a punto de caer y una pobreza incontrolable. El hambre estaba en todos lados, la desesperación era tanta, que más de una vez se vieron obligados a atacar a algún mercader que transitara por el camino del bosque. El dinero robado era usado para comida y las pertenencias se vendían a los reinos cercanos (a menos que hubiera algo de utilidad para los habitantes que quedaban).

(T/n) podía aguantar días sin comer, era una costumbre ya. Pero tanto su madre como su hermano no. Ellos necesitaban todo alimento necesario, y ella se iba a asegurar de proveérselo.

Su padre, un ex guerrero, reunió a aquellos que estuvieran dispuestos a pelear para reconstruir su pueblo. Tenían un par de armas recolectadas de los antiguos robos (espadas, navajas, lanzas, etc.), y a medida que daba su discurso, (T/n) notaba a la pequeña comunidad alzarse con esperanza.

Convivir con guerras y con monstruos le enseñaron varias cosas; no se puede confiar en nadie. O te mata uno de los tuyos o un monstruo.

Aprendieron, practicaron. Cerca del pueblo destruido quedaban unas montañas donde vivían unos monstruos alados. Sabía de buena fuente que pagaban una cantidad incontable de dinero por un saco lleno de sus plumas; ¿Qué darían por dos alas ilesas?

La primera vez fue difícil, demasiado. No tenían armaduras, ni todos los materiales necesarios para una trampa, pero con el tiempo experimentaron y fracasaron. Esos monstruos tenían forma humana, pero se percibía desde lejos que no lo eran. No solo por las alas, sino que también por esa aura que los rodea.

(T/n) cometió la primera cacería a la edad de dieciocho, con una lanza oxidada y lágrimas en los ojos. Obtuvo su primera paga ese mismo día; una bolsa con cien monedas de oro. Se enteró que las alas de aves de caza valían más que los silvestres.

—En realidad, cada ala vale cien monedas de oro —explico el comprador, analizando las mismas sobre su mostrador—. Si es que están en perfecto estado.

—¿A qué se refiere? —cuestiono, interesada en aprender.

El comprador señalo las plumas manchadas con sangre.

—La sangre es difícil de quitar, los buenos compradores quieren las que estén más limpias —señalo varias que evidentemente estaban bañadas en carmín—. Eres del pueblo vecino, ¿no?

Asintió, ¿la delato su figura esquelética o la desesperación en sus ojos?

—Tendré cuidado la próxima vez.



Llegar a casa con varias bolsas con alimentos fue algo que jamás imagino, pero fue posible. Aún tenía sangre seca bajo las uñas, la hoja de la lanza tenía ligeras salpicaduras que no se quitaron con facilidad...

Sin embargo, no se arrepentía de nada. La felicidad en el rostro de todos la lleno por completo, la hizo olvidarse del asesinato cometido horas antes. Ver a su hermano comiendo de manera adecuada era suficiente.

Soulmate [CERRADO] [Personaje x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora