Soulmate [CERRADO] [Personaje x Lectora]

Mikasa Ackerman x Lector [SNK]

[En sueños, ven recuerdos de su vida pasada. Pueden ser los momentos más hermosos, como los más atemorizantes de todos. Y para calmar las pesadillas, tu alma gemela será de gran ayuda]

[AU: Época moderna]

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Mikasa se aferró al borde de la mesada, con un sudor frío bajando por su frente. Inspiró aire un par de veces, hasta poder calmar el miedo latente que recorre su cuerpo. Hoy fue una de esas mañanas, donde en vez de tener un sueño cálido con sus amigos y alma gemela, tuvo la peor pesadilla de todas. 

Sabe perfectamente que en su vida pasada era un soldado, peleaba contra gigantes por muy loco que sonara. A veces juraba sentir la sangre de esos seres en su piel, haciéndola sentir asco. Podía oír el ruido de cuando pasaba el filo de la espada por sus nucas, y como su cuerpo se sentía libre en el aire gracias al equipo de maniobras. 

Pero también recordaba cómo murió (T/n) delante de ella, sin que pudiera hacer nada para evitarlo. 

La única forma de parar con estos recuerdos es si se mantenía al lado de ella, cosa que no puede porque su alma gemela está de viaje visitando a su familia. Mikasa no pudo ir por temas de trabajo, y eso la hacía enojar. A cambio, debía lidiar por su cuenta con todos estos sentimientos de por así decirlo, su vida anterior. 

Comenzó a preparar café, sintiendo el peso de las emociones sobre su nuca y hombros. Lleva una camisa blanca a medio abotonar y unos leggins negros. El piso de madera del departamento está cálido gracias a la calefacción, así que con solo un par de medias estaría bien. 

Es una fría mañana de invierno, la ciudad está cubierta de blanco y uno que otro adorno navideño resalta con colores chillones; amarillo, verde, rojo. 

Observó un rato por la ventana, extrañando profundamente a (T/n). Acuno la taza entre sus manos, el calor expandiéndose por su piel. Dio un sorbo pequeño, odiando enseguida su decisión. 

—Esta amargo —murmuró por lo bajo, con los hermosos ojos negros pegados al contenido de la misma. 

El gato que (T/n) adoptó meses atrás subió a la mesada, con su espeso pelaje gris y ojos esmeraldas que atravesaron los suyos. Rasco debajo de su mentón, enseguida recibiendo varios ronroneos, agradecido profundamente por las caricias. 

Posó sus ojos sobre el calendario que está colgado en la heladera gracias a un iman magnetico, hay un día en específico marcado en rojo. 

Hoy se cumplen cinco años desde que están juntas. 

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Había una época en la que creía que Eren era su alma gemela. De niños, dormían juntos cuando ella tenía pesadillas, y estas desaparecian por varios días. Creyó esto durante años, incluso ahora con sus diecisiete años, lo sigue pensando. Pero ahora que está en la universidad, lejos de Eren, de su familia y amigos, comenzo a considerarlo. 

El ojos esmeraldas es como su hermano, toda su vida lo será. Sería demasiada coincidencia que fueran almas gemelas. Además de que, en los sueños, es cierto que el siempre se encuentra allí, pero siempre hay una persona en específico que se mantenía a su lado y la obligaba a abrir los ojos, o la tranquilizaba.