Soulmate [CERRADO] [Personaje x Lectora]

Tokugawa Shou x Lector [Cheer Danshi]

Cada vez que te miras en el espejo, en vez de ver tu reflejo, puedes ver el de tu alma gemela. Cuando se encuentren, dejarán de hacerlo. 

Delante del espejo, lo único que veía desde toda su vida, es a un chico de cabello castaño claro y ojos marrón rojizo. El suave sonido del viento la distrajo un poco y parpadeó unos segundos. ¿Cuánto tiempo llevaba así? Observando, analizando, recordando. 

La figura de su alma gemela cambio tanto durante los últimos años. Crecio mucho mas, se ve mas musculoso, mas maduro. 

Apoyó una mano sobre el frío material y entrecerró su mirada. 

¿Como se vería ella ante sus ojos? ¿La admiraba tanto como ella a él? 

Con un suspiro, se alejó del reflejo y busco algo de ropa que ponerse. Una de sus amigas cercanas es porrista desde hace unos años y hoy haría una presentación con su grupo. Evidentemente, la invito a que ella fuera a verla. No se perdería para nada su presentación, ya que adoraba ver todas las acrobacias que lograban hacer. 

Aunque admitía que algunas le daban un poco de miedo, temía que alguna de ellas pudiera caer. 

—¿Que debería ponerme? Hace frío fuera pero dentro del gimnasio hará calor.. —con un suspiro lleno de pereza. Tomo lo primero que encontró, en este caso terminó siendo un suéter rojo y unos jeans negros. 

Busco su saco de invierno junto con una bufanda y por supuesto, un calzado ideal. 

—¡Mamá! Me voy a ver la presentación de Ame-chan. —termino de colocarse su bufanda y de colocarse las botas negras. Su madre apareció unos minutos después, con una sonrisa amable en sus labios. 

—Ve bien abrigada, hace mucho frío hoy. Me sorprende que aún así hagan la presentación. —acercándose a su hija, la ayudó a colocarse mejor dicha prenda. —Listo, eres un desastre incluso para colocarte una simple bufanda. 

(T/N) rio por lo bajo y abrió la puerta de entrada, odiando la acción al instante que el viento frío mezclado con pequeños copos de nieve le golpeó en el rostro. 

—¡Buena suerte! 

Farfullando palabrotas por lo bajo, maldiciendo el frío, comenzo su caminata hasta la estación de tren más cercana. 

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Ya una vez dentro del tren, se pegó a la ventana más cercana, mirando un poco el rostro de su alma gemela. Paso sus ojos (c/d/o) a sus manos unidas, donde sostenía con firmeza su celular. Por más que se tomaba selfies, lo único que podía ver es el rostro de su compañero de por vida. Es un poco..frustrante. No saber cómo es tu aspecto. 

 Recordó la primera vez que comenzo a ver el rostro de su pareja, fue una vez en verano, cuando se estaba probando un bikini. Para ese entonces, tenía unos catorce o trece años. Su grito de sorpresa fue tanto, que hasta la cajera fue a ver. Ver a un chico delante tuyo con un bikini puesto.. no es una de las mejores vistas...¿creo? 

Desde entonces, se permitió a sí misma recordar cada detalle del rostro de aquel chico con aire misterioso pero ojos juguetones. Tenía una pizca de determinación que ella no podía descifrar al principio. 

Y allí fue cuando se olvido de sí misma, de cómo se veía antes, y se concentró en los ojos rojizos de su alma gemela. 

Las veces que se sentía sola, triste o cansada, solía sentarse delante del espejo, y aquellos sentimientos desaparecen apenas ver ese rostro tan familiar pero a la vez desconocido.