Soulmate [CERRADO] [Personaje x Lectora]

Yato x Lector [Noragami]

[Tu alma gemela tiene una maldición y tú serás la única que podrá librarlo de ello]

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Un bostezo escapó de sus labios, al mismo tiempo que una pequeña capa de humo. Hace frío, el clima está húmedo porque recientemente llovió. Cada paso que da sobre la tierra mojada deja una huella perfecta de su bota. Actualmente está yendo a su trabajo; limpiar un viejo templo de un antigua deidad. 

¿Como consiguio un trabajo allí? 

Fue pura casualidad, (T/n) buscaba un sitio que quedará mínimamente cerca de su hogar y hacer un poco de dinero para cuando iniciara la universidad. El transporte, comida, materiales y libros, gastaría bastante en todo aquello. Por eso, lo mejor es que comience a ahorrar desde ahora. Encontró el anuncio pegado en un café, y tras hablar con el supuesto dueño del templo, este accedió a enseñarle el lugar y explicarle lo que debería hacer. 

El dinero tampoco es que sea la gran cosa, pero nuevamente, queda cerca de su hogar. Si conseguía un lugar el doble de lejos gastaría más en boleto que en otra cosa. 

A su alrededor, hay puros árboles. El viento que corre es fresco, puro, muy diferente al de la ciudad, cargado de humo de los transportes y lleno de ruido. Es una zona completamente tranquila, perfecta para pasar el día en un picnic. Aunque claro, con este clima, lo hace ver ligeramente tenebroso. 

Hay una capa fina de neblina, casi a la altura de sus tobillos. 

Sorbió su nariz y pronto divisó las mil escaleras que llevan hacia arriba, justo donde se encuentra el templo. Que por cierto, parecía que en cualquier momento podría caerse en pedazos. Aparentemente, pertenece a la deidad de la calamidad. La gente recurria mucho a esa deidad para pedir favores, pero con el paso de los años, otros dioses se hicieron más famosos, y este quedó en el olvido.

Si lo pensaba bien, sonaba bastante triste la historia. Paso de ser querido por todo el mundo, a ser olvidado. 

Tras llegar a la mitad de los escalones, se detuvo para poder respirar brevemente, a la vez que admiraba la vista. Un aire frío le produjo escalofríos y volvió a la marcha, subiendo los últimos escalones que le faltaban. No hay ni un alma a su alrededor, únicamente silencio y las hojas secas que gracias a la brisa de antes, iban de un lado a otro. 

—Esta bien...esto no se veía tan tenebroso la última vez que estuve aquí...—murmuró para sí misma. De su abrigo sacó un llavero con unas cuatro llaves. Se dirigió al desván que hay en el fondo—. En fin, cuando más rápido termine de limpiar, mejor. 

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Ya solo le faltaba el sitio más complicado de todos, lo mejor para el final, ¿no? 

El templo donde está la estatua de la deidad. 

Con un suspiro, empujo la puerta pesada, que está produjo un sonido metálico bastante feo. Hay una capa minúscula de polvo en el suelo y en los muebles. Y al fondo, en algo parecido a un pedestal, se encuentra la estatua. Tiene aspecto de un guerrero, con una katana en una mano y en la otra un abanico.