Capítulo 7

18 6 0
                                    

Laura y Rosa, quienes habían sido encerradas en una habitación por Manuela, habían salido por la ventana que daba al jardín, pero Rosa había visto a un hombre vestido de negro y una máscara de payaso escondido entre los arbustos, y por este motivo decidieron ver quien era, pero al final no vieron a nadie. De lo que no se percataron fue que detrás de ellas estaba ese misterioso hombre.

-Estás viendo. Aquí no hay nadie, volvamos a la fiesta, dijo Laura toda llena dd miedo.

Cuando voltearon, vieron de frente al hombre y ambas gritaron.

En la cocina de la mansión estaba Estefany, una humilde y sencilla joven, nieta de Carmen, la nana de Carla y Laura. Ella observaba con admiración a Isaac, el novio y futuro esposo de Carla.

-Tan bello que se ve, cuanto diera yo para que se fijara en mi. Dice Estefany dejando escapar un suspiro.

En ese instante la interrumpe su abuela Carmen de manera muy jocosa.

-Eso! Estas soñando despierta? Le pregunta.

-Pero bueno abuela! Me estaba espiando o que? Le dice apenada Estefany.

-Si hija, y da gracias a Dios que fui yo y no la señorita Carla o la señora Manuela quien te escuchó. Le responde en forma de regaño Carmen.

-Imagínate, cuál de las dos abuela? Ambas son unas brujas! Dice Estefany.

-Bueno! Bueno! Ya basta de hablar. Vamos a trabajar. Respondió Carmen.

Luciano, abogado y amigo de Hugo decide irse temprano de la fiesta. Se despide de Carlota y de Hugo.

-Gracias por venir, y disculpa lo malo. Le dice Carlota

Hugo le da las gracias además por haberlo sacado de prisión.

Laura y Rosa seguían gritando, hasta que el hombre misterioso sale de entre las sombras.

-Por Dios Anselmo, eras tú! Exclamo Laura.

-Señoritas, es mejor que regresen a la fiesta, ustedes no tienen nada que hacer aquí, vengan. Les dijo Anselmo.

Rosa y Laura lo siguen, pero Rosa en susurros le iba diciendo a Laura lo misterioso que era Anselmo.

Isaac, estaba tomándose un whisky, acompañado por Carla.

-Entonces mi suegro está vivo? Pregunta Isaac.

-Ese hombre no es tu suegro, mi padre está muerto. Respondió un poco alterada Carla.

-Amor, es tu padre te guste o no, y mejor cambiemos el tema, se está acercando. Dice Isaac.

Hugo, se sienta en la mesa donde estaban los novios.

-Buenas noches. Déjame a solas con mi hija. Dijo Hugo.

Carla, llena de rabia le dice a Isc que no se levante, que si tiene algo que decir lo diga delante de su futuro esposo.

Hugo, sin titubear le dijo que si Isaac se atrevía a hacerle daño, de la forma que fuera, lo iba a matar con sus propias manos.

-Me está amenazando? Preguntó Isaac al tiempo que se levanta de su asiento.

Hugo respondió: - Sí, es una amenaza, así que ve por buen camino o sino te arrepentirás de haber llegado a esta familia. Al terminar de decir esto Hugo le dio una palmada a Isaac en el hombro y se retira.

Al siguiente día, después de darse una ducha, baja a desayunar, ocupando el puesto en la mesa que hacía años no ocupaba. Manuela, quien también se disponía a desayunar, lo ve.

-Qué haces tú desayunando en mí mesa? Infeliz! Le pregunta Manuela alterada.

- Buen día Manuela! Le dice irónicamente. Yo desayuno donde quiera porqué esta es mi casa. Le respondió Hugo.

Manuela, llena de rabia le grita que es un descarado y le bota el plato donde desayunaba.

-Te doy un solo día para que te largues de mí casa! Nosotros ya no somos tú familia. Le gritó Manuela.

-Pues, te la calas querida esposa. De aquí no me voy. Le responde contundentemente Hugo.

En la empresa, Carlota entra a la oficina de Dario y le dice que necesita hablar con él.

-Dime, que quieres hablar conmigo? Le pregunta Dario.

- He considerado que mi hermano debería tomar nuevamente las riendas de esta empresa, es decir; no creo que deberías de seguir tú al frente de todo esto. Dijo Carlota.

Dario, quien desde hace tiempo quería tener el poder de toda la empresa se ve amenazado por esta exigencia que le hizo su esposa Carlota.

-Tú te volviste loca? Yo jamás le entregaría la empresa a un asesino!

- Mi hermano no es ningún asesino! Respondió Carlota dándole una bofetada a Dario y retirándose de la oficina.

-Tú no me vas a quitar este puesto Hugo, después de todo lo que he hecho no me lo vas a quitar! Dijo enfurecido Dario.

En la mansión de la familia Palacios, Carla se consigue con el desastre en el comedor.

-Qué es todo este desastre mamá?
Manuela le responde: -Allí estaba desayunando el desgraciado de Hugo.

-No me digas que se lo botaste? Preguntó Carla.

-Si, los animales como él comen en el suelo. Tengo que hacer algo para que se vaya de aquí, no me conviene tenerlo en mí casa. Dijo Manuela.

Carla, llena de rencor le dijo que contara con su apoyo para sacarlo de la mansión.

Fidel, amigo de la familia Palacios y accionista en la empresa al enterarse de que Carlota le había dicho a Dario que Hugo debía volver a tomar las riendas de la empresa fue hasta la oficina de Carlota, muy alterado a preguntarle si era cierto. Carlota, le respondió firmemente que sí.

Isaac, como todo vago, sin tener nada que hacer, estaba en la piscina de la mansión dándose un baño, presumiendo además su definido cuerpo.

Estefany, lo observaba desde lejos y se acerca.

-Buen día joven, se le ofrece algo de tomar? Pregunta con pena, pero mirando todo su cuerpo.

-Hola Estefany! Pero cada día estás más hermosa. Le dice en forma pícara Isaac.

-Ay joven! No me diga esas cosas que me apena. Además puede escucharlo la señorita Carla y es capaz de ahogarme en esa piscinota! Respondió Estefany.

-Tranquila. No debes sentir pena, la belleza es algo que no puedes ocultar. Si quieres llévame un trago a mi habitación, ok? Le dijo Isaac mientras secaba su cuerpo, muy sensual, como coqueteando y provocando a Estefany .

-Si joven, enseguida se lo llevo. Respondió nerviosa.

Fidel, aún alterado le decía a Carlota que ella no podía tomar esa decisión.

-Si lo haré Fidel, o es que hay algún problema con eso? Preguntó Carlota.

-Me parece un absurdo, además debes consultar con todos los accionistas. Refutó Fidel.

-Aquí quien tiene la mayoría de las acciones soy yo, así que; Hugo volverá a la empresa, y al que no le guste, puede irse. Replicó Carlota.

-Perfecto. Espero que mas adelante no te arrepientas. Le dijo Fidel mirándola con rabia y odio.

El Precio del Silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora