Capítulo 17

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Empezaron a llegar los invitados a la boda, amigos, familiares y la prensa del país.

Manuela los recibía con alegría, y Hugo se le sumó en el recibimiento.

- Bienvenidos! Pasen adelante. Que disfruten, decía Manuela.

- Adelante! Disfruten la boda de nuestra hija, dijo Hugo.

Manuela, lo miró con odio y le respondió:

- Cada día te detesto más. El papelito de padre abnegado no te luce.

Hugo, le contestó:

- Y a ti el de madre no te llega a los tobillos.

Dentro de la mansión, Carla estaba colapsando de los nervios que sentía.

- Estoy demasiado nerviosa, pero tengo más rabia que nervios. Quisiera matar a Isaac, te lo juro, decía Carla mientras caminaba de un lado a otro por toda su habitación.

En ese momento entra Estefany a la habitación y le dice:

- Disculpe. Con permiso señorita, le traje un poco de agua.

Carla, consumiéndose de la rabia, tomó el agua y dijo:

- Gracias! Tan bella tú, tan atenta!

Al terminar de decir eso, le echó el agua a Estefany en la cara.

- Eres una mosca muerta, zorra, trepadora. Fuera de aquí! Sal de mi habitación, gritaba como loca Carla.

Estefany, llorando por tal humillación le respondió:

- Yo no tengo la culpa de nada, fue Isaac quien me buscó.

Carla, toda histérica le contestó.

- Que te largues te digo! Zorra!

Cuando Estefany salió, se topó en el pasillo con Isaac, quien le la tomó por un brazo y le preguntó.

- Mi vida! A dónde vas? Por qué estás mojadita?

Estefany, aún llorando le dijo.

- Suéltame! Esto me lo hizo su futura esposa. Ya ella sabe que nos acostamos.

Isaac, la apretó más fuerte y la acercó más a él diciéndole.

- Eso no es cierto, sino, no nos fuéramos a casar hoy. Ven, vamos!

Se metieron en una habitación y empezaron a besarse, sin percatarse que alguien vestido de negro y una máscara de payaso diabólico los observaba.

Laura y Rosa estaban en el jardín, cerca de la puerta viendo llegar a los invitados.

- Yo creo que Esteban ya está por llegar, dijo Laura.

- Que emoción amiga! Ya quiero conocerlo, dijo Rosa.

Carlota, se acerca a ellas y les dice.

- Cómo están? Las veo muy emocionadas. Pasa algo?

Rosa, como siempre de impertinente respondió.

- Si! Es que Laura está esperando...

Antes de que Rosa terminara de decirlo, Laura le dio un pisotón para que se callara.

- A nadie tía, solo esperamos que empiece este circo, dijo Laura.

- Bueno, tienes razón. Nos vemos al rato, dijo Carlota.

En una de las mesas estaba Julia, intrigada porque tenía rato sin ver a su esposo Fidel, quien había ido al baño, pero de repente llegó, todo sudado y algo agitado.

El Precio del Silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora