Capítulo 66

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Fidel, llega a la casa que tienen en la playa, muy apartada de la ciudad. Él, piensa que la policía no va a hallarlo en ese sitio. Decide llamar a Julia para avisarle que se encuentra bien.

En la Unidad Policial, Andrés le avisa al Inspector Ortega que Fidel había escapado.

- Ortega: ¡Se nos escapó el desgraciado! ¿No lograste sacarle alguna información a su esposa?

- Andrés: Nada jefe. Esa mujer era una tumba. Solo se limitó a responder con SI y NO. No dijo más nada.

- Ortega: Era de suponer. Busca a Axel y dile que quiero un operativo de búsqueda y que lo atrapen.

- Andréa: Si, señor. Ya le digo.

Carlota, iba en su auto con Martín. Ella, le pregunta muchas cosas.

- Carlota: Entonces, ¿Usted es el tío más querido de Luciano?

- Martín: Si. Él es como un hijo para mi. Ese muchacho ha sabido ganarse la vida con mucho esfuerzo.

- Carlota: Si. Ha sido un buen hombre, una gran persona.

- Martín: Claro. Sin duda lo es. Recuerdo que de pequeño, el pobre le tenía terror a los payasos. Una vez fue uno a su cumpleaños número 6, y no salió ni cortar el pastel.

- Carlota: ¿Fobia a los payasos?

- Martín: Si. A los payasos. Ahora, de grande no sé si aún les tendrá miedo o ya lo habrá superado.

Perla, fue a visitar a Luis y a Luz en su casa.

- Luz: ¡Hola! Pasa, Perla. ¡Bienvenida! ¿Cómo estás?

- Perla: Muy bien, ¿Y ustedes? ¿Cómo te sientes Luis?

- Luis: Ya mucho mejor, gracias a Dios.

- Perla: Me alegro. Yo vine, para proponerles algo. Hay unos locales en alquiler, y se me ocurrió la idea de montar un consultorio allí. ¿Qué les parece?

- Luz: Es una gran idea. Pero, nosotros te tenemos a ti otra propuesta mejor. Queremos que vengas con nosotros a Estados Unidos. ¿Qué dices?

Fidel, en la casa de la playa, ya había ingerido dos botellas de licor. Ya estaba un poco ebrio y mareado. De pronto, un ruido muy fuerte se escuchó en la cocina. Fidel, se levanta del suelo, casi cayéndose, y fue a revisar en la cocina y qué había causado el ruído. Revisa toda la cocina, pero no encontró nada. Vuelve a la sala, se sienta en el sofá, toma el trago y bebe un sorbo. No se da cuenta que detrás de él, estaba el payaso asesino.

Fidel, siente que se le pone la piel de gallina, y en ese instante voltea. Ve al asesino, quien intenta atraparlo, pero Fidel, se levanta rápidamente, y debido a la embriaguez, se tropieza, cae y se da un golpe en la cabeza, dejándolo inconsciente.

Carlota, llega a la empresa. Entra a su oficina y Luciano estaba esperándola.

- Luciano: ¡Amor! ¿Por qué tardaste tanto? Pensé que ya no vendrías.

- Carlota: Es que... ¿Adivina a quién me conseguí saliendo de la casa? A tu tío. Le di la cola y hablamos muchísimo.

La cara de Luciano, cambió por completo.

- Luciano: ¿Ah si? ¿De qué hablaron?

- Carlota: Pues, cosas de ti, de tu infancia, que habías luchado mucho para estar donde estás ahora... cosas así.

- Luciano: ¿Sólo eso hablaron?

- Carlota: Claro mi amor. Sólo eso.

Perla, no sabía que responder a la propuesta de Luz y Luis.

- Perla: Debo pensarlo primero. Hablar con mis padres, y bueno, dejar todo en orden.

- Luz: Me parece bien. Cero presión. Piénsalo mejor. Esto sería una gran oportunidad.

- Luis: Si. Y además, ya tenemos empleo seguro. No hay por qué preocuparse.

El payaso asesino, había subido en una silla a Fidel, atándole una soga al cuelo. La silla, sólo tenía tres patas. Por lo tanto, Fidel debía mantener el equilibrio, o de lo contrario, moriría.

- Fidel: ¿Qué haces? ¡Suéltame maldito asesino! ¿Quién eres? ¡Muéstrame la cara desgraciado!

El payaso asesino, se negaba diciéndole NO con la cabeza.

- Fidel: ¡Cuando logre soltarme, te juro que voy a matarte maldito!

El asesino, lo apunta con su arma. Pero no le dispara. Sólo se sienta en el sofá a esperar que Fidel se canse, pierda el equilibrio y se ahorque.

Rosa, llama al celular de su mamá, pero no le contesta. Intenta una y otra vez, pero no antendía. Pasan unos segundos, y recibe un mensaje de Julia, donde le decía que estaba con una amiga y ya iba de salida a su casa. Rosa, quien había decidido ir a visitar a Laura, piensa que es mejor esperar a su mamá para cenar juntas.

Fidel, gritaba pidiendo auxilio.

- Fidel: ¡Auxilio! Por favor, ¡Ayudénme! ¡No vas a poder conmigo, maldito!

Cansado, ya empezaba a perder el equilibrio. Poco a poco, se iba quedando sin fuerzas. El payaso asesino, se levanta del sofá, se acerca hasta donde está Fidel, y sin pensarlo, le dio una patada a la silla que lo sostenía. Fidel, empieza a faltarle el aire, trataba de quitarse la soga, pero no podía. Mientras él luchaba por su vida, el asesino lo observaba con determinación y sentía satisfacción al verlo morir.

El Precio del Silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora