El Precio del Silencio

Capítulo 33

Minutos más tarde, a la escena del crimen del asesinato de Esteban llega la policía. Axel manda a hacer el levantamiento de los cuerpos. Le dio palabras de aliento a Laura y ella no dejaba de llorar.

- Yo no quería que esto pasara detective. El tenía tantas ganas de vivir. Pero tenía miedo que esto pasara. Decía Laura con lágrimas en los ojos.

Hugo trata de calmar a Laura, le da un abrazo, y ella le dice que quiere irse del lugar. No quería seguir viendo el cuerpo de Esteban.

Rosa, estaba en su habitación. Camina hacía la ventana y mira al jardín. Vio a su hermana Paula que enterraba una bolsa negra, lo cual le pareció sumamente extraño. De inmediato pensó que tal vez Paula era la asesina. De pronto suena su celular, ella se asusta. Atiende la llamada y era Laura para contarle que habían asesinado a Esteban.

- ¡No puede ser amiga! Lo siento tanto. Voy saliendo para tu casa, espérame.

Laura cuelga la llamada, echa un vistazo al jardín y Paula ya no estaba ahí. Toma su cartera y se va a la casa de Laura.

DÍA SIGUIENTE

En la mañana, le dan sepultura a Estefany, y por otro lado, velaban a Esteban. El detective Axel desplegó un cerco de seguridad en la mansión de la familia Roo Palacios para resguardarlos del asesino.

Pasan los días, cada uno seguía con su vida diaria, con sus trabajos y ocupaciones. Rosa llega a la mansión Roo Palacios para visitar a Laura. Le estaba dando fuerzas y aliento por la pérdida de Esteban. Laura le comentaba que fue muy doloroso ver cuando lo sepultaban y le confesó que se había enamorado profundamente.

Rosa, le dice que trate de relajarse y que siempre contará con ella para escucharla y darle consejos.

- Por cierto, cambiando un poco el tema. Tú sabes que vi a mi hermana, hace poco, enterrando una bolsa negra en el jardín de mi casa. No sé, por un instante pensé que ella puede ser la asesina, aunque no creo, Paula no puede hacer ningún tipo de esfuerzo o sino se le parte una uña. Comentó Rosa, con miendo, pero a la vez con incredulidad, pues no pensaba que su hermana pudiera llegar tan lejos y matar.

Laura, sorprendida le dice que lo mejor que pueden hacer es averiguar que fue lo que enterró.

Carlota, le está contando a Luciano que estaba muy feliz porqué el abogado la había llamado para decirle que los papeles del divorcio estaban listos y mañana mismo los firmarían.

Luciano le decía que al fin sería libre y solo para él. Ella le contestó que así sería y por fin se iba a librar de Dario y del gran error que cometió al casarse con él. Por su parte, Luciano le promete que con él será la mujer más feliz del mundo. Ambos se besan.

Cae la noche, y en un cementerio, donde la niebla fría y tenebrosa ocultaba las tumbas donde descansan los muertos, incluída la Esteban, el efecto de la sustancia que el asesino le había inyectado, dejó de hacer su función.  Su corazón comienza a bombear sangre y recupera el sentido. Todo estaba oscuro y en un silencio sepulcral que ensordecía. Es ahí, cuando Esteban se da cuenta que había sido enterrado prácticamente vivo. Entra en pánico, comienza a gritar pidiendo ayuda, cada vez le costaba respirar, trataba de calmarse, pero no podía. Al cabo de diez minutos, gritando por una ayuda que jamás llegaría, la muerte por asfixia le llegó irremediablemente.

Manuela llega a la mansión y consigue a Dario y a Carla conversando amenamente. Dario le comenta que estaban recordando las travesuras que Carla hacía cuando era una niña y del jarrón que rompió, que había comprado en Europa y tanto le gustaba. Manuela se rie recordando. En ese momento llega Hugo.

- ¡Vaya! Pero que cuadro familiar tan hermoso. Están como para una foto. Dice ironicamente Hugo.

Laura, aprovechando la ironía de su papá, dijo:

- Si, familia, pero de hienas.

Manuela, al escucharla se alteró y la mandó a su habitación, pero Laura ya no estaba dispuesta a seguir soportando los malos tratos de su mamá y le dejó bien claro que ella de ahora en adelante no le iba a hacer caso a nada de lo que dijera. Manuela se llenó más de rabia.

Fidel, entra a la habitación de su hija Paula. La nota un poco distraída y pensativa. Le pregunta qué le sucede y ella le dice que sentía mucho miedo. Fidel, se sienta en su cama y le pregunta que cuál era su miedo. Paula le confiesa, con mucha pena que ella e Isaac habían tenido una relación. Fidel se asombra y no sabe que responder.

Manuela seguía fúrica. Decía que no soportaba ni un minuto más a Hugo, hasta se preguntó el por qué; el asesino no lo mataba de una buena vez. Dario, le pide que se calme y le da la razón en su forma de pensar, diciendo que es cierto, Hugo debería estar muerto. Carla se abruma con toda la situación y les dice que dejen de hablar de muerte, porqué ya la mansión era como la casa del terror. Enojada se va a su habitación.

Paula, llorando le cuenta a su papá como fueron las cosas con Isaac y le confiesa que su miedo es que la policia la relacione con el asesinato y ella no tuvo nada que ver. Rosa, quien minutos antes iba a hablar con Paula, escucha toda la conversación que su papá y su hermana entablaban.