Capítulo 68

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Ortega, le ordena a Axel que revisen todo, hasta el más mínimo detalle, inclusive en el cuerpo.

Luciano, llega a su casa y Carlota lo sorprende entrando.

- Carlota: ¿A dónde fuiste a esta hora?

- Luciano: Fui a respirar aire fresco, hablar conmigo mismo y desahogarme.

- Carlota: Pensé que para eso estaba yo, para desahogarte, pero ya veo no.

Luciano, se altera y lanza un florero contra la pared.

- Luciano: ¡Eso no es así!

- Carlota: Ok. Ya esto está fuera de control. Creo que lo mejor es que me vaya a mi casa.

Julia, estaba destrozada por la muerte de Fidel.

- Julia: Creo que esto no lo podré soportar. Ahora si quedamos solas, hija.

- Rosa: Tranquila mamá. Juntas saldremos adelante.

- Julia: Ya quiero tener en frente a esos malditos asesinos. Los voy a matar con mis propias manos.

- Rosa: No digas eso mamá. Dios se encargará de ellos, nosotras no.

- Julia: Pobre Fidel. Él no debió morir así. Seguro esos malditos lo hicieron sufrir.

- Rosa: Si mamá. Pero van a pagar por todos sus crímenes, ya verás.

Ambas, se abrazaban y lloraban.

Luciano, detiene a Carlota y le pide que no se vaya y que la perdone por su actitud, pues últimamente ha estado bajo mucho estrés, pero ella le dice que no debió reaccionar así. Ella, decide que lo mejor es irse a la mansión, le pide a Luciano que medite sus cosas toda la noche y se va de la casa.

En la escena del crimen, terminan de recavar todas las evidencias. Pero Axel, le dice a Ortega que encontraron algo muy peculiar.

- Ortega: ¡Habla! ¿Qué encontraron?

- Axel: Lágrimas, jefe.

- Ortega: Verifiquen entonces, si son del occiso.

Carlota, llega a la mansión y Laura la ve entrar.

- Laura: ¡Tía! ¿Qué haces aquí?

- Carlota: Es Luciano. Anda algo irritable y lo dejé solo para que piense las cosas.

- Laura: Bueno. Aprevechando que estás aquí, quiero decirte algo.

- Carlota: ¿No es una mala noticia verdad?

- Laura: No tía. Lo que sucede es que, estoy embarazada.

Carlota, de la emoción la abraza.

- Carlota: ¡Que bendición! Al fin una alegría en esta casa.

DÍAS DESPUÉS

En la Unidad Policial, los médicos y especialistas estudiaban cada prueba recolectada en la escena del crimen. Julia y Rosa, seguían esperando que les entregaran el cuerpo de Fidel para sepultarlo. Perla, al final aceptó irse a los Estados Unidos con Luz y Luis. Laura, pasaba los días en la mansión, pensando qué hacer y si decirle o no a Axel que estaba embarazada. Dario, fue trasladado a la cárcel de hombres. Allí empezó a recibir maltratos y humillaciones de todo tipo.

SEMANAS MÁS TARDE

En la Unidad Policial, Axel recibe el sobre con los resultados del asesinato de Fidel.

- Axel: Jefe, aquí está el sobre con los resultados. Y también, el de las lágrimas encontradas, que usted pidió fuera en otro sobre aparte.

- Ortega: Déjame ver.

Ortega, abre el sobre, lee el resultado y de inmediato supo quien había matado a Fidel.

- Axel: Supongo que sólo usted puede saber lo que dicen esos resultados, ¿Cierto?

- Ortega: Si. Por el momento si. Voy a mi oficina. Quiero estar solo un rato.

- Andrés: ¡Diablos! ¿Viste la cara del jefe? Se puso más pálido que un cadáver. 

- Axel: Si. Esa cara de terror no fue nada normal.

- Andrés: ¿Te imaginas que el asesino sea Hugo? ¿O el viejo ese Anselmo?

- Axel: No lo se, pero ya lo sabremos.

HORAS MÁS TARDE

Llega la noche, y Ortega seguía en su oficina. Se había quedado dormido en la silla. De pronto, suena su celular. Era un mensaje del asesino, citándolo a él solo para verse frente a frente.

- Ortega: ¿Qué estarán tramando estos malditos?

Ortega, toma su arma, se levanta y se marcha.

Dario, estaba en su celda, sentado en el piso, llorando.

- Cuando salga de aquí, los voy a destruir a todos, especialmente a ti, Hugo. Vas a llorar lágrimas de sangre.

En un edificio abandonado, llega Ortega a la cita con los asesinos. A su celular, llega un mensaje que decía que subiera hasta el último piso. El Inspector, supo de inmediato que lo estaban observando. Decide subir al último piso, al llegar, ahí estaba el asesino esperándolo.

- Ortega: ¡Aquí estoy! ¿Qué quieres? ¿Dónde está tu compañero?

El asesino, lo apunta con su arma.

- Ortega: Ok. ¡Tranquilo! Me desharé de mi arma. Si eres quien creo saber, sólo dime ¿Por qué mataste a Fidel de esa forma? Quítate esa máscara. Yo sé quien eres.

El asesino, se queda inmovil por un momento, mientras apuntaba a Ortega. De pronto, comienza a quitarse la máscara de payaso, la deja caer al suelo y Ortega ve su rostro.

El Precio del Silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora