Capítulo 14

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Hugo, coloca las pruebas sobre la mesa, amenazando con volver a tomar el control de su empresa y enviar a Dario, Manuela y Fidel a la cárcel.

- De qué pruebas hablas? No seas absurdo, haces el ridículo, dijo Dario mientras revisaba las pruebas.

- Cállate Dario! Si no quieren que haga entrar a la policía, es mejor que cooperen. Ya sabemos que han estado traficando drogas con el dinero de mí empresa, contestó Hugo muy alterado.

Dario, tratando de no verse derrotado, se reía irónicamente.

- Por Dios! Escuchas eso Fidel? Que hombre tan estúpido resultaste ser Hugo. Dime algo, quién le va a creer a un asesino como tú que acaba de salir de prisión y al cual le faltó por cumplir cinco años más de condena. Nadie va a creerte! Respondió Dario.

En la mansión, Carla estaba tratando de ubicar a Isaac, pero no lograba comunicarse con él, hasta que en el último intento Isaac contestó la llamada.

- Se puede saber donde diablos andas? Preguntó Carla muy histérica.

- Ya estoy llegando mi vida, no te alteres, dijo Isaac.

- Necesito que te des prisa, la diseñadora de nuestros trajes para la boda lleva una hora esperando por ti, date prisa, contestó Carla.

Laura, quién había visitado a su amiga Rosa en su casa se disponía a irse, mientras se despedían, llegó Julia.

- Vaya! Pero si aquí está la hija que se puso en contra de su madre para ponerse del lado del asesino de su padre, dijo Julia.

- Mamá por favor! Respeta, exigió Rosa.

Laura, molesta por ese comentario, le respondió.

- Sabe Señora Julia, eso no es su problema, mejor dedíquese a cuidar su familia, no a la mía, permiso!

Laura, se retira sumamente molesta.

- No puede ser! Igual de altanera como el asesino de su padre, dijo Julia.

Rosa, no soportó las impertinencias de su madre y se fue a su habitación.

En la empresa, seguía la discusión entre Hugo y Dario.

- Esto no es ningún absurdo, yo fui quien estuvo anoche en tu oficina, revisé el computador y descubrí sus negocios, dijo Hugo.

- Cómo? Fuiste tú? Y seguro tú lo ayudaste (refiriéndose a Carlota), eres una..... Gritó Dario.

Hugo, lo interrumpe antes de que ofendiera a su hermana.

- Cuidado con lo que dices! Carlota no me ayudó, yo solo entré y conseguí las pruebas del tráfico ilícito de drogas que ustedes hacen utilizando mí empresa, así que es mejor que hagamos un trato, dijo Hugo.

Fidel, viendo toda esta situación le dice a Dario qud están perdidos y no pueden hacer nada.

- Cállate! Este cretino no va a manipularme, respondió Dario.

En ese momento, entró Luciano diciendo que en la recepción de la empresa estaban unos agentes policiales.

- Es la policía Dario! Mejor negociemos, sugirió Fidel.

- Entonces? Es mejor que lo piensen. Yo paso todo esto por alto, pero a cambio, Tú, Dario, me entregas la presidencia de la empresa, y así nos evitamos un escándalo y hasta una posible quiebra, propuso Hugo.
- No tienen más opciones, o aceptan el trato o van a la cárcel, dijo Carlota.

- Son unos malditos! Cómo fuiste capaz de traicionarme Carlota, tú que eres mi esposa. Pero bien, nosotros aceptamos el trato, díganle a la policía que se vaya y la presidencia es tuya, y te pido que destruyas esas pruebas, propuso Dario.

- Perfecto. Los policías se van, pero las pruebas se quedarán, no las destruiré, no quiero que me hagas una mala jugada y no tengamos como defendernos, respondió Hugo.

En la mansión, Isaac y Carla conversaban.

- Ya falta poco para nuestra boda mi amor, dice Isaac.

- Si, pronto seremos marido y mujer, y cuando eso suceda lo primero que haremos es irnos de esta casa, dijo Carla.

Isaac, en su ambición y codicia se negó rotundamente en abandonar la mansión, pero Carla le dijo que se irían y punto.

En la empresa, Hugo le pide a Dario que salga y anuncie que él ya no será más el presidente. Dario, no le queda de otra que aceptar.

- Cambien esas caras, aquí no ha pasado nada, dijo Hugo refiriéndose a Dario y Fidel.

Carlota, llena de rabia da la estocada final diciéndole a Dario que quiere el divorcio.

- Maldita seas Hugo! Esto no quedará así, me vengaré de ti desgraciado, dijo Dario.

- Ya cálmate. Debemos llamar a Manuela y contarle todo, respondió Fidel.

Manuela, iba saliendo de la mansión cuando suena su teléfono. Era Dario dándole la noticia. De la impresión dejó caer el celular y su odio por Hugo se acrecentó más.

Anselmo, al verla tan nerviosa, trata de ayudarla, pero ella le dice que no le pasa nada, que la deje en paz. Recogió su teléfono y llamó a Dario pidiéndole que fueran a la mansión de inmediato.

Laura, estaba tomando en la cocina y pensando cuando conoció a Esteban.

- Ay Dios! Qué me pasa? Será que me gustó? Decía con una sonrisa pícara.

En ese instante llega Estefany y le dice.

- Te veo muy pensativa y suspirando mucho. Que tienes?

- Es que conocí a un chico, pero no dejo de pensar en él, respondió Laura.

- En serio? Y dónde lo conociste? Preguntó Estefany.

Laura le cuenta que lo conoció en un parque, que es un hombre hermoso, con gran cuerpo y musculoso.

- Entonces ve a ese parque y búscalo, tal vez ese sea tu gran amor, dijo Estefany.

En la mansión llega Dario, alterado.

- Fue la traidora de Carlota, ella hizo todo esto! Dijo Dario.

- Esos malditos! Nos jugaron sucio. Pero no podemos hacer nada por ahora o sino podemos ir presos, es mejor que por ahora dejemos todo así, sugirió Manuela.

En ese momento llegó Hugo.

- Tienes toda la razón querida esposa, es mejor que no hagan ni ahora ni nunca, acepten que perdieron, dijo Hugo.

Manuela, se le acercó, casi para besarlo y le dijo:

- No te saldrás con la tuya Hugo, esto no se quedará así, con permiso.

Isaac hablaba con su primo Esteban.

- Te aseguro que esa tonta te llamará primo. Hablando de otra cosa, te cuento que Carla anda muy rara, yo creo que ella sabe que me acosté con la sirvienta, que por cierto primo, está uffff! Muy buena, dijo Isaac.

- Tú dices primo? Será que sospecha algo? Sería el colmo si esa sirvienta queda embarazada, respondió Esteban.

- No creo primo, eso sería mucha casualidad, además, era virgen, contestó Isaac.

En una habitación oscura estaba un hombre vestido completamente de negro, pero su cara la cubría con una máscara de pasayo, de aspecto diabólico y tétrica. En su escritorio tenía fotografías de las familias Palacios y Arismendi.

El Precio del Silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora