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Camila se encontraba acostada de lado mirando a la ventana, una lágrima se le escapó y se la limpió con la mano.

-Camila -dijo Sara entrando al cuarto con una bandeja de comida-Cami... Por favor necesitas comer, no puedes dejarte vencer. Lo que hizo Emmanuel fue algo que no se perdona pero debes recuperarte ya van para dos semanas que pasó.

-Camila-entrando al cuarto y tomando la mano le dijo Luna- Hermanita, la fundación, mis padres, todos te necesitamos, por favor vuelve.

Camila solo volteo y se les quedó mirando.

-¿Cómo puedo seguir?... como puedo recomponerme de lo que paso, con que fuerza tomo esa pluma y firmo el divorcio... La persona que me hizo esto, era la persona que me había jurado amor en un altar, la persona que me traición.

Camila soltaba un suspiro y a continuación el llanto se hizo fuerte.

-Camila, hermanita te necesitamos todos, los niños preguntan por ti, hazlo por ellos que te ocupan.

-Si Camila, nadie te va a dejar sola pero vuelve, es más si quieres nos vamos a tomar y después a un club de hombres que se desnudan- dijo Luna que era la menor de las tres.

Las tres hermanas soltaron una carcajada.

-Lo siento chicas por lo que les hice pasar, solo les pido que no me dejen.

-Claro que no, Cami.

-Te queremos mucho hermanita.

Después de esa plática, Camila era otra después de ese bañó, comió con su familia que todos estaban felices porque había vuelto de nuevo, Camila.

Los días siguieron pasando, ella cada vez se hacía fuerte, uno de los tantos días había firmado y enviado los documentos de divorcio como también se quitó el anillo y se deshizo de todo lo que era de él. Solo quedaban los recuerdos.

-Camila- levantando la cara para saber quién le había hablado.

-Sí, dime Yesenia.

-Lo que pasa es que el Señor Leonardo está aquí- Yesenia se retorcía las manos.- Ni modo, tienes que saber.

-Yesenia, ¿qué pasó?

-Camila, el tiempo que no venías el Señor Leonardo se presentó como unos seis días o una semana.

Camila solo hizo una cara de asombro.

-Y no es todo, con él lo acompañaba un ramo de flores que siempre al escuchar que no estabas, se las repartía a las mujeres, ellas están encantadas, con eso te digo todo.

-No lo puedo creer.

-Buenos, no importa ya te dije así que me retiro para darle el paso, arréglate.

-¡Yesenia!- dijo Camila con una pequeña sonrisa y un sonrojo.

Yesenia salía animada de la oficina y se acercaba a Leonardo que se encontraba de pie mirando fotografías de los eventos, cumpleaños de los niños de la fundación y en su mano el ramo de flores.

-Señor Leonardo, Camila lo puede recibir- dijo Yesenia con un sonrojo

-Gracias.

Leonardo entraba a la oficina con su porte dejando a Camila sin aliento.

-Hola, Camila- dándole la mano para estrechar.

-Hola, Señor Leonardo- dijo Camila dándole la mano, ella sentía una corriente que pasaba por sus manos.

-Esto es para usted- le contesto y a la vez entregándole el ramo de tulipanes rojos.

-Gracias- dijo Camila tomándolo y ofreciéndole asiento- ¿A qué debo su visita?

-Mi vista tiene varias razones una de ellas ponerme a su disposición, otra para ver la y la última para invitarla a comer, ¿usted acepta?

Camila solo se quedó mirando y con el sonrojo en todo su rostro.

-Señor Leonardo, yo....


Ya no queda nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora