37

4.6K 207 14
                                    

Todos se encontraban en la pista de baile, en el ambiente se reinaba una paz, una felicidad y mucho amor. Después de la declaración de Leonardo a Camila ya nada podía faltar.

-¿Le cuento algo señor Leonardo? – le decía Camila mirando a los ojos a Leonardo, para ella eran los ojos más bellos que podía ver en el mundo – le voy a contar que estoy plenamente enamorada de usted, le doy gracias a la vida porque llegaste a mi vida, la iluminaste a pesar de lo que paso siempre estuviste conmigo.

-Yo a usted próxima señora mía – sonriendo le decía – La amo demasiado, no creo las sorpresas que tiene la vida.

-Así es... Pero ahora ya nada nos va a separar y nos vamos a casar, vamos a tener hijos muy bellos y hermosos como tu amor.

-Y van a salir a ti de cómo eres, deseo mucho ya llegue ese día.

-Pronto, muy pronto. Voy a ser la gordita más bella del planeta, una pequeña albóndiga – haciendo señas Camila de cómo iba ser cuando estuviera embarzada y haciendo caras, le sacaba carcajadas a Leonardo.

-Así es, vas a ser lo más hermoso y precioso. Ahora ven para acá Camila soñadora – agarrando a Camila por la cintura la sentó en sus piernas – Una bella albóndiga.

-Y nuestro bebé va ser la albondiguita.

Al encuentro de ellos dos se acercó las hermanas de Camila. Que con la noticia estaban emocionadas ya querían empezar a planear todo y ayudar a su hermana a que su boda fuera de ensueño, y que todos olvidaran aquella boda.

-¡Hermanita! – grito Luna que cuando miro la escena de cómo estaban, se sonrojo – Sentimos molestar pero tenemos una duda, ¿Cuándo vamos a iniciar a planear todo?

-Apoyo a Luna, ya es momento de iniciar con todo – Sara apoyando a su hermana Luna.

-No lo sé chicas, espero ya muy pronto, tengo aun cosas que hacer pero esa boda esperemos que sea lo más pronto posible, porque a este señor lo quiero para mí.

-Me ayudas hermana – le preguntaba Luna a Sara ya que cuando Camila dijo eso abrazo a Leonardo.

-Sí, hermana te ayudo.

-¡Que cursis! – gritaron las hermanas para después hacer caras graciosas.

Los cuatro soltaron carcajadas para después unirse a la pista de baile y recibir las felicitaciones de las personas que faltaban, después empezaron hacer juegos, bailes y otras sorpresas que los padres de ambos les tenían preparado. Ya entrando la madrugada Camila y Leonardo decidieron retirarse a descansar, a pesar que a la fiesta iba para largo nadie quería que se acabara.

-Cuídate mucho hijita, me mandas un mensaje cuando ya lleguen al hotel y otra cosa – susurrando en el odio de Camila le dijo – Nietos hasta que te cases.

-¡Mamá!

-Es broma hija, pero si cuídate mucho.

-Leonardo, cuida de mi hija ya para mi eres mi hijo también.

-No se preocupe señora, yo siempre voy amar y cuidarla.

-De acuerdo, ven dame un abrazo – jalando de la mano a Leonardo lo abrazo y le dio un beso en la mejilla.

-Yo voy a despedirme de mi papá, ahora regreso – decía Camila antes de correr con su papá.

-Gracias por devolverle esa sonrisa a mi hija, por amarla.

-Al contrario, gracias a ella que es y siempre será el amor de mi vida.

-Ay, Leonardo.

-Ahora yo también me voy a despedir de mis padres, y del papá de Camila.

-De acuerdo.

Después de despedirse de todos primero de sus padres y después de la familia y amigos, Camila y Leonardo subieron a la camioneta y se dirigieron al hotel donde ya tenían reservada una habitación con todo incluido gracias a Lita que después de escuchar que solo iba ser sencillo, ella hablo y pidió que decoraran la habitación con pétalos y velas, que no faltara también champagne, fresas naturales y chocolate.

-No lo puedo creer.

-¿De quién abra sido la idea? – sonrojada se preguntaba Camila.

-Amor, vamos a disfrutar y deja de ser un tomate.

-Ahora soy un tomate.

-Así es, hermosa, ven acá.

Leonardo tomo de las manos a Camila y la acerco a donde se encontraba el champagne y las fresas.

-Vamos a brindar por nuestro amor y por nuestro futuro lleno de felicidad – entregando una copa a Camila y sirviendo el champagne.

-Si amor – le respondió Camila a Leonardo que ya en su mano tenía su copa llena – salud.

-Salud.

-Ahora estás fresas me imaginan muchas cosas, a usted no amor.

-Tienes una imaginación muy buena – agarrando una fresa y mordiendo bajo la atenta mirada de Leonardo – Por ejemplo, esta fresa creo que te va bien en esta parte – le decía mientras le pasaba la fresa por la boca bajando por la barbilla hasta llegar al cuello – Así es.

Después del camino que dejo Camila, se acercó a Leonardo y empezó a besarlo por donde dejo el rastro de la fresa. Leonardo sentía que no podía más aquello lo dejaba con más, así que empezó el también a jugar. Agarrando una fresa y separándose de ella, la miro y le dijo.

-Yo también creo que te va bien esta fresa en esta zona – mordió la fresa y se la empezó a pasar con su boca, y sin más se acercó, la beso.

Las palabras empezaron a faltar y así besándose se fueron acercando a la cama donde se entregaron a su amor, a la pasión.

En un lugar retirado de donde se encontraban ellos, bajaba de un jet privado una mujer.

-Espero que el vuelo fuera de su agrado.

-Sí, muchas gracias – le respondía con una sonrisa incluida mientras abría su bolsa y buscaba su celular.

-La espera su chofer señorita Lía, espero que tenga buena estadía – decía una de las chicas que se encontraba en la pista.

-Eso espero, y principal encontrar a esa persona.

-Eso espero, y principal encontrar a esa persona

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ya no queda nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora