Ya no queda nada

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Después de la llamada los dos ya el sueño se había desparecido. Era una noticia que iba a tener consecuencias o esperanzas.

Cuando llegaron Leonardo tomo la mano de Camila y la llevo a un lugar lejano para poder hablar, sentía que debía decir eso que tenía en su pecho si no explotaría.

-¿Qué paso, amor?

-Camila... - la jalo y la abrazo – Solo quería decirte que te amo demasiado.

-Leonardo, tu sabes que ere el amor de mi vida y todo esto se va acabar pronto – conteniendo las lágrimas para que el no notara, sentía que estaba viviendo en una película de suspenso.

-De acuerdo, vamos acabar con esto.

-Así es.

Cuando dejaron el abrazo Camila junto sus frentes y cerraron los ojos.

Entrando a la primera persona que ya la esperaba era la madre de Emmanuel.

-Camila, él te está esperando – lo decía mirando a Leonardo de mala manera, ella se preguntaba qué estaba haciendo esa persona con su nuera.

-De acuerdo – volteando con Leonardo y apretando su mano – Ahorita regreso, no tardo.

-Ya sabes dónde está la habitación, ve a lado de tu marido – la madre de Emmanuel sabía que debería hablar con ese hombre y que mejor momento que ese para dejarle claro que ella aún era la mujer de su hijo.

Camila solo se quedó mirando a Leonardo queriendo disculparse y a la vez que no le hiciera caso, el solo le devolvió una pequeña sonrisa.

Cuando daba la vuelta para ir a la habitación, Leonardo fue a tomar asiento y alejarse de la madre de Emmanuel pero todo fue en vano ya que cuando se sentó, ella se sentó en frente de él.

-¿Tu qué piensas, mejor dicho que haces aquí?

-Señora, creo que no e momento para hablar de eso.

-Tú sabes que Camila es su mujer, su esposa y tú no importa aquí.

-Camila es mi pareja, mi novia, mi todo. Usted ni nadie me va a decir donde debo estar.

-Mi hijo ama a Camila y es su esposa, entiende.

-Mire señora con todo el respeto pero su hijo creo que se le olvido todo eso cuando engaño a su esposa o cuando iba a tener un hijo con su amante.

-¡Lárgate! ¡Eres un mal educado!

-Usted no sabe de nada, así que le pido que dejemos el tema y cada uno se vaya. Con respeto le digo.

-Solo te digo que esto no se queda aquí.

-Con su permiso.

Leonardo se levantó y decidió mandarle un mensaje a Camila diciendo donde se iba a encontrar, sin más tomo rumbo a la cafetería.

En el camino su celular empezó a sonar y pensaba que era un mensaje la respuesta de Camila pero no y para su sorpresa era un mensaje de las hermanas de Camila. En el decía que si el les podía hablar ya que quería saber de su hermana.

-¿Si?

-Leo, estas en altavoz. Somos Luna y Sara – le decía Luna mirando a su hermana que dejaba su libro y se acercaba – ¿Cómo están? ¿Camila?

-Hola, estamos igual, bien y su hermana ahorita se encuentra hablando con Emmanuel.

-Con el maldito desgraciado.

-Bueno..., está hablando con él y ahorita sale.

-Pero, ¿Ella está bien?

-Camila...

De pronto volteo porque sintió que una mano le tocaba el hombro. Era Camila con los documentos del divorcio firmados.