Lía miraba desde donde se encontraba como platicaba la mamá de Camila y Emmanuel, moría por saber que la vieja estúpida le decía a Emmanuel. Sabía que no era santo de la devoción de ella, pero le importaba un cuerno.
-Estúpida vieja – murmuraba mientras miraba como Emmanuel se iba rápido y ella tomaba una servilleta para limpiarse el rostro.
-¿Lía?
-Lo siento, Miguel... pero no soporto a esta gente.
-Entonces que haces aquí, vámonos... ya hiciste un daño que por poco termina con la vida de tu amiga.
-Ella no es mi amiga, ella es una pobre imbécil que me las va a pagar con su vida.
-Lía – le decía Miguel tomándole las manos – Por favor olvida eso, él no se fijó en ti, tu hubieras tomado su lugar si estuvieras con Emmanuel.
-Él nunca me hubiera hecho eso ya que no sería como ella.
-Vámonos, olvidémonos de todo esto.
-No – soltando de manera brusca sus manos de las de Miguel – Entiende ella va a pagar.
-Yo te quiero, Lía.
-Migue, por favor no,
-Te lo voy a decir hasta que muera, tú eres mi vida y no quiero que te vuelvas infeliz. Quiero tener una vida contigo, poder ser felices los dos.
-Miguel, yo... - no pudo terminar lo que le iba a decir ya que entraba una llamada de la persona que iba ser de mucha ayuda – Necesito tomar esta llamada.
-Lía, por favor.
-Con permiso Miguel – le decía mientras se levantaba y salía de la cafetería.
-No te dejare que acabes con tu vida por una venganza – susurraba Miguel mientras la miraba como se iba.
-
-¿Camila? – confuso preguntaba Emmanuel ya que la escena con la que se encontró fue de un doctor agarrado de las manos de Camila y sonriendo – ¿Estoy interrumpiendo?
Camila no podía creer que Emmanuel estaba tomando una actitud de esposo celoso, a miles de kilómetros se podía ver que se encontraba celoso, desde la mirada, pose y señas que se encontraba haciendo.
-Emmanuel, no interrumpes nada.
-Yo me retiro Camila, en estos días volveré con... - no acabo de decir Santiago ya que lo interrumpió Emmanuel.
-¿Usted es el doctor de Camila?
-¡Emmanuel! – Alzando la voz lo llamaba Camila – Disculpa doctor.
-no te preocupes, yo me voy. Como te decía en estos días voy a volver con mi hija.
-Los estaré esperando con ansias. – regalándole una sonrisa a Santiago en modo de disculpa.
-Con permiso – le decía Santiago cuando paso a su lado.
-Adelante.
Cuando Santiago salió y Emmanuel entro. Él se acercó a Camila con una sonrisa.
-No lo puedo creer que te encuentres bien, le pedía a todos los santos que te volviera conmigo. Sana y con mucha salud.
-¿Qué dijiste? ¿Volviera contigo? Emmanuel por favor, te pido de favor que te retires de aquí. Tú ya no tienes nada que hacer.
-Camila...
-Déjame terminar, tu y yo ya no tenemos nada... así que es mejor que te vayas de aquí y no vuelvas mejor dicho desaparezcas de mi vida, yo ya no te quiero.
-Cam... cam... camila no digas eso – decía Emmanuel mientras las primeras lágrimas salían, ya no ocultaba la tristeza ni nada, se mostraba ante ella.
-Entiende, ¡Ya no te amo! ¡Ya no te quiero cerca de mí! – Fue levantando la voz mientras tocaba su herida Camila - ¡Vete!
-No... por favor dame otra oportunidad.
-Que descaro tienes, me traicionaste con una persona que la quería como amiga, me fuiste infiel con ella... ¡ibas ser papá! Me mentiste, que más quieres de mí.
-No llores Camila – Emmanuel acercando su mano para secarle las lágrimas que empezaban a salir, no le importaba sus lágrimas, le importaba ella.
-No me toques, vete – volteando su cara a la ventana y retirando sus manos antes que él las tomara.
-No por favor, sé que podemos volver, se... se... sé que podemos volver, que necesitas tiempo y eso te daré.
-No lo puedo creer – murmuro Camila antes de responder – Entiende que.... – cuando volteo lo único que miro fue la espalda de Emmanuel saliendo por la puerta.
-¿Tu qué haces aquí? – preguntaba un furioso Leonardo cuando se acercaba a la habitación de su amor, ya que cuando había llegado al hospital la mama de Camila le pidió unos momentos con ella y por eso tardo en llegar, sabía que Emmanuel no pediría tiempo para entrar a ver a Camila.
-Tu ganaste la batalla, pero no la guerra – fue lo único que dijo Emmanuel antes de pasar derecho y chocar su hombro con el de Leonardo. El sin más entro a la habitación.
-Camila, ¿Qué estaba haciendo? ¿Camila, que te sucede, mi amor? - Si detenerse fue directo a ella y abrazarla con todas sus fuerzas.
-Por favor abrázame más fuerte.
-Claro mi vida, tranquila... ¿por qué estabas llorando?
-Déjalo por favor, solo quédate conmigo.
-Siempre.
-Camila te encuentras bien, creo que en dos días más ya te puedes ir.
-¿En serio, doctor?
-Muy en serio, ya vas a ser libre pero eso sí, te vas a cuidar mucho.
-Eso ni tenga la menor duda, esta niña va a estar bajo mi protección – le contestaba a Gabriel la mamá de Camila – esta niña no la voy a perder de vista.
-Mamá.
-Mujer, Camila va a tener nuestra protección pero ella debe decidir.
-A ti te voy a dejar aquí si sigues con eso, mejor sal con tus hijas.
-Mamá de aquí no me voy a mover – decía Luna abrazada de Camila.
-Menos yo, ella es mi hermana y yo estaré con ella – contestaba Sara igualmente abrazada a ella pero de manera cuidadosa a su herida.
-Yo las quiero conmigo a ustedes niñas.
-Dejen en paz...
-¿Puedo pasar? – preguntaba Lía con un ramo de flores de color purpura.
-¡Claro! – entusiasta respondía Camila mientras miraba como su mamá volteaba y hacia mala cara.
-Me da gusto que te encuentres bien, mira que nos diste un susto de muerte.
-Pero ya ves que estoy bien, van a tener Camila hasta el final.
-Eso es muy cierto, aun te falta casarte y tener hijos, mira que Leonardito me daba tanta pena como estuvo estos días.
-Sí, me imagino pero ya estoy mejor y nada ni nadie me va a separar de él.
-Así es.
-Bueno, yo me retiro y tranquila que ya pronto vas a salir de aquí – decía Gabriel mientras se dirigía a la salida y se despedía de los familiares de Camila.
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Ya no queda nada
Romance¿Cómo soportar una traición, una infidelidad y varias mentiras? preguntarte en qué momento sucedido y porqué? Solo dejar que el destino contesté tus preguntas.