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-Mira Camila que hermoso vestido, te quedaría perfecto.

Fue lo primero que escucho Camila al despertarse, después de pasar toda la noche y madrugada hablando con Leonardo, el sueño la venció y con un adiós muy largo, más varios veces cortaron la llamada.

-Despierta Camila, mira que no tenemos tiempo y este vestido esta hermoso.

-Lita, ese vestido no le va a gustar a Camila, este vestido le va a gustar – le respondía Luna con la laptop en la mano.

-Tu que sabes de moda, quiero a Camila con un vestido de novia como el de la cenicienta.

-Lita, primero que vea el mío.

-No niña, primero el mío.

-Ustedes están equivocadas, Sara y yo tenemos el vestido indicado.

-Ustedes no saben de moda, ni han visto películas.

-Eso que tiene que ver Lita, tiene que escoger este vestido.

-Pero...

-¡Quiero dormir! – en un grito se dejaba escuchar Camila – Por favor, quiero dormir.

-usted cree que tenemos el tiempo del mundo, no hija... quedan muchas cosas por hacer y mientras estas recuperando aquí nosotras te vamos ayudar.

-Mamá, mi vestido ya lo tengo – en un susurro le decía a su madre.

-¿Qué dijiste? ¿Cómo que ya tienes tu vestido?

-Fue unos días después que andaba en un centro comercial y pase por una tienda de novias... solo te diré que me enamore de ese vestido.

-Pero donde nos dejas a nosotras, hija.

-Puedo tener otro para la recepción y ustedes me van ayudar.

-Bueno pero que honor, ya todas estamos sentidas Camila, somos tu familia.

-Es que me enamore del mamá, ¿me perdonan? – preguntaba Camila juntando sus manos y recurriendo a poner una cara de tristeza.

-Solo porque te queremos demasiado.

-Yo solo si escoges el vestido que te voy a enseñar – decía Lita con las manos en las imágenes de vestidos.

-¡Lita! – gritaron las cuatro mujeres con risas ya que las imágenes de vestidos eran de princesas.

g7

Ya no queda nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora