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Un enorme arreglo de tulipanes y globos con mensajes de motivación a una recuperación entraba a la habitación pero la cantidad de tulipanes rojos no dejaba ver a la persona que los cargaba. Camila solo sonreía porque sabía quién podía ser.

-Bueno, bueno, tengo una entrega especial para una princesa hermosa – decía Leonardo mientras dejaba el arreglo en la mesa y los globos amarrados a la cama de Camila.

- ¡Que bella entrega!

-Verdad que sí, es una entrega especial... No puedo más.

-¿Qué no puedes? – fue lo que pregunto Camila antes que un remolino llamado Leonardo la tomara a besos y abrazos.

-No te puedes imaginar los momentos de preocupación miedo que pase.

-Perdón por causarte eso, yo no quería que eso pasara.

-Lo importante es que te encuentras ya en mis brazos y ahora esta princesa la cuidare con mi vida, si antes te cuidaba ahora va ser el doble... Si te llegara a pasar algo, yo...

-Nada me pasara, tranquilo que Camila tendrás para rato – soltando una pequeña carcajada le respondía a un Leonardo que la soltaba - ¡Auch!

-¡¿Qué te pasa?!

-Nada, creo que aún no es momento para reír.

-Camila no me asustes, ahora de castigo vas a recibir un mego beso.

-¡No! – respondía Camila tratando de alejarse a Leonardo.

Paso el día entre visitas de familiares, amigos y la policía. Ya que no iban a pasar por alto el accidente de Camila, el que lo provoco pagaría . Cada vez la habitación se llenaba de flores y globos, pero lo que Camila a tesoro fue todas las cartas de los niños que después que se enteraron de su accidente no tardaron en pedir ir a verla pero Yesenia supo como hablar con ellos y tranquilizarlos, recomendándoles que le hicieran cartas y que ella se las entregaría.

-Hija sé que no debería decirte esto y menos ahora pero una persona no se ha movido de aquí y que te estará esperando hasta que tu decidas hablar con él.

-¿Quién es mamá?

-Es Emmanuel, sé que no quería que ya te hablara del pero ya hablo tu papá con él, hasta yo pero él no quiere irse... El día de tu accidente él y Leonardo se iba a pelear y ya no sé qué decirle.

-Pero que hace aquí, el ya no debería...

-Camila sé que no debo meterme pero creo que lo mejor sería que hablarlas con él y dejaras ya en claro que no debería estar aquí, en tu vida.

-Mamá él ya sabe pero ya no sé qué hacer, Leonardo es mi vida ahora y el ya no entra en mi circulo en nada.

-Yo lo sé pero... ¿Y Emmanuel?

-No sé lo que voy hacer pero bueno, voy hablar con él pero necesito que sea de noche y que te lleves a Leonardo ya que le quiero evitar un momento desagradable.

-De acuerdo hija, yo le diré ahorita tu decisión... Ah por cierto, antes que se me olvide, corre a esa amiga tuya.

-¿Qué amiga?

-Esa amiguita tuya... la tal Lía.

-Mamá no le digas nada, ella es mi amiga.

-Que amiguita, sabes que no se le despego por nada a Leonardo, como una víbora.

-¡Mamá!

-Me vas agradecer...

-Disculpa por entrar sin avisar pero quería hablar con Camila – asustando a las dos mujeres Santiago entro a la habitación con la vista directa en Camila.

-No se preocupe doctor, adelante.

-Solo venía a saludar a Camila y preguntarle como se siente.

-Ya que lo dice doctor, quiero algo en estos momentos.

-Dime que quieres, yo te lo voy a traer.

-Quisiera una pizza y nieve.

-¡Camila! Nunca me dejaras descansar por un momento, no dejas descansar mis nervios – decía su mamá mientras se levantaba y miraba como se reían Camila y Santiago – Yo me retiro, cuide a mi hija doctor – Santiago miro como la mamá de Camila cerraba la puerta.

-Bueno doctor, tengo una pregunta que hacerle y me tiene que contestar.

-Adelante.

-¿Cuándo me puedo ir? Como sabrá ya no soporto estar aquí, necesito ya salir, no estar aquí ya conté todos los cuadrados, triángulos, círculos que puede tener la habitación.

-Camila creo que aun te queda unos días por quedarte, tu accidente no fue fácil.

-De acuerdo... ahora tendré que contar los rombos – decía Camila haciendo reír a Santiago.

-Camila, no sé por dónde empezar.

-¿Por el principio? – inocentemente le respondía a Santiago.

-Eres una belleza – susurro Santiago.

-¿Dijo algo doctor?

-No, que yo fui quien te llevo al hospital y mi hija te quiere conocer.

-Usted fue... entonces muchas gracias por salvar mi vida – tomando su mano y cubriéndole la mano con las suyas – No tengo con que agradecer. Igualmente a su hija por favor mande mis agradecimientos.

-Ella quiere venir a verte, cuando supo que despertaste ella lo primero que quería hacer era venir pero no la deje.

-Bueno ahora ya pondrás dejarla venir, ¿verdad?

-Solo por ti – le respondía con una sonrisa que fue correspondida por Camila.

-¿Camila? – la llamaba la persona que se encontraba en la puerta.





Una mega disculpa por dejar un tiempo la novela pero ya de nuevo 

Ya no queda nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora