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Todos se encontraban en el lugar donde se llevaría el casamiento, estaba decorado con miles de flores, arboles con velas colgando. El pasillo se encontraba decorado con pétalos de flores, el arco que se encontraba en frente igualmente decorado con muchas flores. Las sillas tenían listones de color rojo.

Leonardo se encontraba a un lado de la persona que los iba a casar y de su amigo Javier que trataba bajarle los nervios, Leonardo sentía que estaría en paz hasta que Camila llegara, tendría que hablar con ella después. La amaba y no quería que nada ni nadie dañaran ese día. De pronto se escuchó la música con la que iba a entrar Camila, que había sido petición de él.

Todos se levantaron mientras Camila empezaba a Caminar, Leonardo no pudo más y se acercó la mano a la cara para limpiarse las lágrimas que empezaban a salir, aquella imagen de ella entrando nunca olvidaría, era como un ángel, era el amor de su vida.

Camila cuando se iba acercando solo sonrió y con los labios le dijo te amo, no podía creer que estaba a unos pasos.

-Hijo, te entrego a Camia... cuídala, porque es mi vida.

-No tenga la menor duda que ella va ser muy feliz – tomando la mano de Camila que su padre le ofrecía.

-Gracias papá... te quiero – le dijo Camila a su papá.

Todos tomaron asiento, solo quedo Luna y Javier a sus lados, aquellos dos se sonrieron y como todo un mujeriego Javier le cerró el ojo a Luna.

Todo siguió su curso, sus votos, la entrega de anillo y las lecturas, solo faltaba que lo confirmara para que Leonardo pudiera besar a Camila.

-Los declaro marido y mujer, puedes besar a la novia.

Leonardo y Camila voltearon a verse para sonreírse, todos estaban de pie aplaudiendo esperando el beso, los dos se acercaron y se dieron el beso sellando aquel amor.

Emmanuel bajo corriendo del carro para dirigirse a la puerta de aquella casa.

-¡Miguel! ¡Miguel! – gritaba mientras con la mano cerrada golpeaba la puerta.

-¡Tira la puerta! ¡Rápido! – le respondió Miguel tirado tocándose el pecho.

Emmanuel se fue para atrás para agarrar impulso y con una patada abrió a puerta, lo primero que hizo fue ver aquel lugar todo destrozado, entrando para buscar a Miguel, lo encontró tirado con la cara llena de moretones la ropa con sangre y tocándose el pecho.

-¿Qué sucedió aquí? ¿Te encuentras bien? – Emmanuel se acercó y se arrodillo, no pudo más y saco su celular para llamar la ambulancia y a la policía.

-¡No! – grito Miguel al ver lo que iba hacer Emmanuel, a pesar de todo intentaría cambiar a Lía – Vámonos, tienes que detener a Lía, no... no se va a detener.

-Miguel, lo que va hacer es matar, entiendes.

-Yo la amo, y tú puedes detenerla.

-Pero la policía.

-Ayúdame y vámonos, ella lo va hacer en la recepción.

Emmanuel un tanto enojado y preocupado, lo levanto y ayudo a llegar al carro para dirigirse a donde sería la recepción debía detener a Lía.

Camila se encontraba cambiándose de vestido con ayuda de su mamá y Líta, Leonardo decidió esperarla afuera, encontrándola oportunidad para obtener su celular

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Camila se encontraba cambiándose de vestido con ayuda de su mamá y Líta, Leonardo decidió esperarla afuera, encontrándola oportunidad para obtener su celular. Toco la puerta y espero que se lo entregaran.

-¿Amor, me puedes prestar tu celular?

Camila al escuchar la petición de Leonardo, le dijo a Líta que se lo diera ya que no se lo había entregado.

-Lita ahorita te lo da.

-Gracias.

Abriéndosela puerta salió Lita con el celular de Camila en la mano.

-Aquí este muchacho, mira que se volvió loca por el pero no se lo di

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-Aquí este muchacho, mira que se volvió loca por el pero no se lo di.

-Gracias Líta, te lo agradezco.

-De nada. Deja voy a seguir ayudando.

Con el celular en mano se dedicó a buscar aquellas fotos que le habían llegado, encontrándolas las empezó a borrar. Dejando el celular limpio sin rastro lo metió a su saco y continúo esperando a Camila.

-Maldita sea, Lía no me contesta – golpeando el volante decía Emmanuel, volteo a ver a Miguel que miraba que se encontraba en malas condiciones.

-Ya vamos a llegar, apresúrate.

-Espero que lleguemos a tiempo.

Emmanuel acelero para poder llegar a tiempo, Camila debería estar bien y no en peligro.

Camila y Leonardo entraban al salón agarrados se la mano y brincando mientras que todos aplaudían y se detrás de ellos se dirigían para hacer un circulo en medio de la pista donde bailarían el vals.

La canción que habían escogido era de uno cantante favorito de los dos, mientras bailaban y Leonardo le daba vuelas a Camila, algunas mujeres no pudieron detener las lágrimas y solo se miraban los pañuelos. Todo había salido bien, aquel día era suyo, ninguno de los dos se despegaba la vista y solo soltaban risitas mientras se decían te amo.

Todos habían tomado sus asientos para iniciar el banquete, empezaron a salir los meseros con platos deliciosos, uno de los meseros se acercaba a los novios pero con intención le tiro el plato a Camila.

-¡Cuidado!

-Tranquilo, amor.

-Lo siento señora, le pido mil disculpas.

-No pasa nada, deja voy a cambiarme. No tardo – le decía a Leonardo mientras se levantaba y les hacía señas a su mamá y sus hermanas.

-Disculpa, Señor – susurrando le dijo aquel mesero a Leonardo que miraba como se iba Camila con su mamá y hermanas.

-Se me olvido en la mesa una liga, ¿Me la puedes traer Luna? – deteniéndose para agarrar la mano de luna y pedirle un favor.

-Claro, ahorita las alcanzo.

-Gracias, hermosa.

Lía después que uno de los hombres le decía que estaba hecho el primer paso, se dirigió al cuarto con dos hombres más. Ahora si faltaba poco para acabar con Camila.

Ya no queda nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora