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Tiempo después...

-No lo puedo creer- dijo Agatha con una prueba de embarazo en sus manos, hace tiempo que no se cuidaba y ella soñaba con tener una familia con el hombre que amaba- Emmanuel!

Emmanuel se encontraba sentado en el despacho mirando los papeles que hace tiempo debería haber firmado y entregado a su abogado,su divorcio. Pero cada vez que iba a firmar la recordaba a ella y no podía aunque ella ya había firmado, su abogado le informo que cuando ella entrego los papeles le dijo que no quería saber nada, que por eso los firmo.

-Emmanuel!- le hablo Agatha bajando de las escaleras y con la prueba en mano- Necesito que mires esto.

Entrando de prisa al despacho Agatha, rápido se levantó y fue a guardar los papeles a la caja fuerte.

-Qué pasó, Agatha?
-Mira amor- le entrego la prueba en sus manos- Vamos a ser papás!

Emmanuel sin poder creer lo que tenía y miraba en sus manos, se fue sentando en el piso y a la vez negaba con la cabeza pero no por el bebé, si no porque de pronto Camila se le vino a la mente.

-Emmanuel, te sientes bien?..., Vamos a ser papás- fue Agatha agachándose y dándole un abrazo mientras el seguía sin decir una palabra.

Esa misma noche mientras estaban viendo una película en la sala, se levantó y dejando Agatha se fue al despacho. Ya adentro cerró la puerta con seguro y camino hacía la caja fuerte para sacar los papeles pero también una foto que cargaba con el.

Se le quedó mirando y de pronto se sintió vacío, como que le faltaba algo.

-Por qué siento que te necesito, Camila, no puedo firmar los papeles..., No, no, no- dijo mirando después hacia la ventana- Qué estarás haciendo, Camila?

Del otro lado en la casa de los padres de Camila.

-No!- grito Camila mientras miraba el juego de mesa que en ese momento perdía. Cuando paso el tiempo ella era otra, se había mudado de casa a una más pequeña, se había inscrito a varios cursos, salía más seguido con sus amigos, era una renovada Camila.

-Leonardo, perdí.
-Más adelante te vas a recuperar, tranquila- le contesto mientras agarraba su mano y la besaba.

Durante el tiempo que pasó ella dos habían estrechado muy fuerte los lazos, el le presento a sus padres y ella los suyos a el pero solamente como amigos hasta que una tarde Leonardo ya no podía seguir con esa amistad cada día pensaba como hablar con ella pero se le ocurrió pedirle una oportunidad con ayuda de los niños y los de la fundación, llevándole un tulipán rojo cada uno y con una canción que una noche cuando fueron a cenar a ella le encantó de Rod Stewart, ella solamente empezó a llorar de felicidad y le dijo que si a ese nuevo inicio y oportunidad que tanto quería el.

-Camila, perdiste- dijo Luna riéndose
-Dejala Camí, porque ella ya van varias veces que gana se siente la dueña- sacándole la lengua a Luna.

-Niñas y Leonardo la cena está lista pasen al comedor- les dijo Antonia que se secaba las manos con una servilleta.
-Vamos antes que mamá venga y nos quite el juego, quiero la revancha- contesto Camila a la vez que todos se levantaban y se dirigían a la mesa que ya en ella se encontraba su padre.

Durante ese tiempo Leonardo se fue ganando a sus familia, primero a sus hermanas que lo ayudaron en todo para que saliera con Camila, después a su madre y al final a su padre aunque le costó un poco, nunca dió marcha atrás, lo único que le dijo el padre de Camila fue que no hiciera sufrir a Camila porque no respondía y el juro que nunca iba a pasar eso porque amaba a Camila.

-Tomen asiento- pasando los platos les dijo Antonia- Ya niñas dejen de pelear.

Al momento en que Camila se iba a sentar, su celular empezó a timbrar.
-Camila, qué dije de los celulares?- haciendo una mueca de disgusto su madre.
-Ya se, madre, ustedes empiecen..., Leo empieza no tardó.
-De acuerdo, amor- agarrando su mano y besandola.

Ella le regreso una sonrisa y se fue por el celular, cuando lo tuvo a la mano noto que el número no era conocido y pensando en si o no tomar la llamada decidido que si.

-Si, diga?- notando que no le respondían volvió a hablar- Bueno?- pero lo que no imaginó que la dejaría helada era l voz de la persona que se encontraba al otro lado de la línea.

-Camila.

Ya no queda nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora