Ya no queda nada

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Un Emmanuel con lágrimas en los ojos salía del hospital sin saber qué rumbo tomar, después de la manera en que Camila lo había corrido de su vida, sumando mas a ese hombre que tenía y todos los problemas que le había ocasionado, sentía que no la merecía pero no podía dejar de amarla como el primer día que la conoció, cuando fue su primera cita y el momento más mágico, su boda.

No podía perdonarse todo el mal que le causo, sentía que todo el mal se le estaba devolviendo y con un costo muy caro. Engañarla y después la pérdida de su hijo, sentía que Camila podía darle la paz que el necesitaba.

-A ti te quería encontrar, en este momento te pido que te retires de este lugar conmigo – le decía su mamá que llegaba con la decisión de sacar a su hijo de ese hospital donde no era bien recibido.

-Mamá, me puedes dar un abrazo – preguntaba con la voz entrecortada.

-Hijo. ¿Qué te paso? – Preguntaba después de ver su cara con lágrimas que salían de su cara sin detenerse – Hijo ¿dime que te sucede? ¿Camila?

-Ella está bien mamá, pero yo no estoy bien... siento que debería estar muerto.

-¡Cállate, Emmanuel! – Sin esperar avanzo lo que le faltaba para llegar a él y poder abrazarlo – Hijo aquí estoy y está toda tu familia, no te sientas así.

-Sin ella no soy nada, ella era todo para mi... la perdí por mis estupideces... pero ella va a volver conmigo, le dije que iba a volver por ella.

-Vámonos Emmanuel – volteando al hospital con odio se llevó a Emmanuel.

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