A prueba de sables << BTS>> [Ichi X Stumplynn]

La media cagá

Septiembre 2016

-- Te quiero escuchar desde mi casa, Juan.

Los cabros venían desde el colegio acompañando al Juan y al Jereh hasta la casa del último para comprobar que se quedarán juntos y arreglaran el colegio.

-- Vay a escuchar las chuchas que te voy a tirar.

Habían llegado, así que el Jereh se acercó a la reja y sacó sus llaves para abrirla. Estaba muy rojito por los comentarios de sus amigos, así que estaba evitando que lo miraran.

-- Ya, chao cabros. -- dijo cuando abrió y entró volando.

-- Juan, tení que relajar la pelvis -- lo webio por última vez el Jose antes que todos se fueran. El nombrado les hizo un oyudo y se entró.

El Jereh estaba ordenando las cositas que la mamá había dejado desordenada antes de irse mientras el Juan y eso lo hacía ponerse más rojito.

-- ¿T-te vas a quedar? -- le preguntó evitando mirarlo a la cara.

-- Sí, porque sino estos weones son capaces de ir a mi casa a sapear.

-- Ya...¿Quieres comer algo?

-- No...quiero ir al baño.

-- Anda...t-te espero en mi pieza -- dicho esto corrió escaleras arriba y se metió a su pieza a esperar al Juan.

En cuanto el Juan llegó, el Jereh estaba sentado en la camita mirando hacia la ventana. El pelinegro se acercó y se sentó a su lado, con una expresión extraña que el Jereh logró decifrar como enojo o cansancio.

-- No tenemos que hacer esto si no quieres...-- anunció el rubio con un intento de sonrisa.

-- ¿Qué? No es como si fuera mi primera vez o algo.

El Jereh se puso aún más rojo, porque para el si era la primera.

-- Lo sé, pero...uno hace esto con la gente que le gusta...y yo no te gusto -- El Juan corrió su mirada hacia el suelo y mordió su labio. Debía mantener la boca cerrada -- No quiero que te sientas obligado. Podemos hacer más completadas y eso para arreglar el colegio.

-- Tu tampoco quieres ¿Cierto?

El Jereh negó con su cabecita y una sonrisa triste.

-- No de esta forma.

-- Entonces no lo hagamos. -- Respondió el Juan bastante animado y con una linda sonrisa. "Era muy obvio que no quería", pensó el Jereh.

-- Le explicamos a los demás y te van a dejar tranquilo. Puedes irte a tu casa. Quizás nos webeen un rato, pero se les va a pasar.

-- No.

El Jereh abrió mucho sus ojitos, porque a pesar que el Juan le dijo que no lo harían, igual se hacía esperanzas con cualquier cosa y mas aun ahora que no sabía a que se refería.

-- ¿Entonces?

-- Les vamos a mentir. Me voy a quedar aquí en tu casa y mañana le diremos a todos que si lo hicimos. Yo voy a fingir que me duele el poto porque fue más de una vez y todas esas cosas para que nos dejen en paz...y de pasa arreglamos la caga que dejó el John con el camión cocacola.

No era lo que esperaba, pero estaba satisfecho. Asintió y se puso de pie para ir al baño y buscar algunas frazadas para hacer un intento de cama. Era tarde porque los profes los tenían castigados por el tema de la prueba y la pared rota, así que estaban más que cansados. Cuando volvió de tomarse una ducha y pegarse un cagón, apenas podía ver por encima de las colchas que traía entre sus manos mientras pasaba por la puerta. El Juan lo miró extrañado. Ya estaba sin polera acostado en la cama del Jereh.