Alma oscura, alma blanca

7

—(Ingrit): Tú mejor que nadie sabe tu potencial.
Pero, sólo te has minimizado de tal forma que no se podría estar en cualquier lugar, y de cualquier manera, más que de rodillas.
Pequeña, es hora de darte una revelación.

¿Una revelación sobre qué?

—¿A qué te refieres con una revelación?
—(Ingrit): Tanto tú, cómo Changkyun están en igualdad de condiciones. Así que es tiempo de que ustedes dos se redescubran en éste lugar, antes de otra cosa.
—¿Qué me quieres decir?
—(Ingrit): Todo a su debido tiempo. Por ahora, es tiempo de que veas a alguién que te aprecia mucho.

Se acercaba una pareja de ancianos, eran dulces y me resultaban familiares.

—(Abuela): Hijita, hijita de mi vida, ¿por qué estás aquí, en estás condiciones?
—Se, se, señora, ¿la conozco?
—(Abuela): Claro qué me conoces, soy tu madre, ¿a caso ya me desechaste de tus recuerdos?

Al oír a aquella mujer que era mi madre, sentí que mi alma se trasladaba al momento en que me cargaba en brazos, pero también al momento en que la maldad me la había arrebatado.

Todas las emociones fuertes estaban en mi interior, causando estragos en mi mente y mi espíritu. No sabía hasta que punto podría resistir el momento.

—(Madre): No debiste haber hecho esto qué hiciste.
Te dejaste dominar por un alma obscura que necesita tu ayuda.
—¿Cómo puedo ayudarle sí él está en otro lugar?
—(Madre): ¿Estás segura de qué él está en otro lugar?

No estaba segura de nada, sólo estaba segura de que anhelaba verle, pero a la vez temía por su reacción.

Mi madre me toma en brazos, levantándome de mis rodillas y haciéndome sentir una pequeña niña que deseaba ser el primer rayo de sol, que fue creada para amar y transmitir lo que es el amor verdadero.

Sonaban nuestros pasos, que iban hacia alguna parte del mundo. La misma que despertaba mi memoria y mis recuerdos mas remotos, comenzaban a brillar.

Mi madre me hizo entrar en un ¿salón? en dónde habían muchísimas pantallas de visión ¿hacia la tierra?

—(Madre): Siéntate aquí, voy por unas cosas. Por favor mantén tu mirada en el centro de las pantallas, porqué vas a ver algo que podría ser útil en estos momentos de duras penas.

Ella salé, dejándome sola, en éste lugar, trataba de voltear la mirada, para ver que no fuera una trampa. Pero al salir ella, comenzaron a salir imágenes de todas partes de las pantallas.

Eran imágenes que estremecían mi ser.

Wonho y Nath estaban abrazados en un pasillo de hospital, llorando por algo qué no se sabía que era, Min y Liz estaban con otros chicos, y unos planos, creando una estrategia para combatir ¿qué?, no lo sabía, Joohon y Laura estaban entrenando para algo que les esperaba, Kihyun con Jimena estaban muy angustiados, y hablando por teléfono, tratando de organizar algo, Hyungwon estaba consolando a Jan, quién estaba muy mal en el qué una vez fue mi habitación, mientras que Luisa con Jonghyun se mantenían en espectantes de los últimos acontecimientos.

Cada imagen, y cada movimiento se veía en tiempo real, el mismo que me dolía mucho más que la primera vez en qué llegué aquí.

Sentía la necesidad de decirles que todo estaba bien, y qué todo esto también pasaría a otro lado.

Pero también hubo algo qué me inquietaba y era ¿dónde está Shownu? La verdad es qué me he angustiado por él, porqué no lo ví en aquéllas imágenes que estaba viendo con cautela.

Hasta qué nuevamente fuí interrumpida por el ingreso de mi madre, con mi padre, quién de inmediato se abalanzó a abrazarme y decirme lindas palabras que se han hecho una fuente de vida en el alma.

—(Padre): Hoy estás aquí, pero no bajo las circunstancias que yo esperaba...
—Padre, lo, lo, lo, lo lamento mucho...
—(Padre): ¿Por qué lo sientes? Sí debes conocer una parte de tu historia, una qué aún no se ha escrito.
—¿A qué te refieres con eso?
—(Padre): Todo lo qué estás viendo ha sido un producto de maldad de Soyou. Ustedes tuvieron una idea de qué nosotros las abandonamos a nuestra suerte, pero resultó ser todo lo contrario.
—¿Cómo en aquél sueño, en dónde veía morir a mamá, siendo decapitada, y a tí viendo ése momento?.
—(Padre): Nosotros solicitamos al autor de la vida qué te permitiera tener éste sueño, para qué tuvieras una idea de las consecuencias qué tendrías que vivir, sí estuvieras sola. Por eso, te tuvimos qué dejar con tus hermanas.
Ahora, ¿Por qué los abandonaste, sin descubrir tu potencial interno para conquistar todo?

Su pregunta y reclamo, habían comenzado a taladrar mi mente, y desgarrado mi corazón, por completo. ¿Qué objeto tenía todo ésto? Sí al final estaría permaneciendo en el lugar qué he podido encontrar mi paz.

—(Padre): ¿Por qué piensas en la pregunta qué te acabé de hacer?
—Porqué no sé qué responder, cuándo estoy segura de qué me quedaré aquí para no estorbar en medio de la vida, y del camino qué tienen ellos para recorrer.
—(Padre): ¿Vas a seguir pensando en tí, cómo una egoísta y pretender qué eres víctima de todo lo qué te sucede, o vas a ver las pantallas y darte cuenta qué estás haciendo un mal, al pensar así?
—¡¡Yo, yo no soy egoísta!!
—(Padre): Escucha esto, qué salé de los labios de Jan, tu hermana, quién dices amar demasiado.

Me ha hecho concentrar mi mirada en aquéllas pantallas, luego, pusó sobre mí unos audífonos para qué comenzará a oír lo qué estaba pasando.

En la imagen, veía a Jan en el hospital, con ¿mi cuerpo lleno de tubos?, mientras qué estaba postrada en el suelo del hospital, con su rostro enjuagado en lágrimas qué salían de lo más hondo de su corazón.

«—(Jan): ¿Sabés algo? Siempre has sido mi idiota favorita.
Te he menospreciado tanto, qué ya no sé qué pensar de mí.
Sólo quiero qué tengas algo en claro, y es qué tú más qué nadie debe estar bien, en éste mundo qué tanto necesita de tu pureza y genuinidad.
¿Recuerdas aquéllas risas que dábamos a la vida misma? Esas qué solían ser tan estruendosas y cargadas de un gozo, qué solamente nosotras teníamos...